No recuerdo desde cuando conozco a Isabel.
Se que hace pocos años, pero siento que nos conocemos desde siempre. Junto a ella, siempre he podido ser yo.
Cuando me refiero a ella es bien común que lo haga llamándole “La Jefa”, con ese nombre se referían a ella mis compas, es así como le conocí, como “La Jefa”. Pero ya en corto, le digo Isa o Isabel a secas.
La Jefa me ha enseñado a poner la dignidad al centro, al centro de todo. Nada vale si no es digno. A veces me aculo cuando me dice alguna que otra cosa de alguna pendejada que haya hecho o dicho yo, yo seré lo hocicona que sea, pero con la vieja esa, me cuadro, me callo este rancio hocico.
No coincidimos en todo, pero coincidimos en lo esencial: el amor bonito, el amor mutuo.
La jefa me enseñó el valor de la puntualidad, el valor de sostener lo que se dice o promete. Si digo menos pendejadas es porque ahora le pienso tantito más antes de hablar. Si con ella se acuerda salir a las 5 am, juren que se sale a las 5am. Ha habido veces que, por lo que sea, he ido tarde rumbo una manifestación, así fuera por 5 minutos, se que no debo irme al punto de reunión sino cortarles camino porque seguro ya andan marchando.
Hace unos años, alguien bien cercana a mí se vio en medio de un pedonon legal, un pedo del que no era más que víctima, pero su pareja era el culpable y por esa cercanía con la mierdita esa, ya la andaban querido meter al bote. Detener, encerrar y luego investigar; ya se la saben como se las gastan. Isabel me prometió que, si la metían presa, así fuera quemando la peni, pero que la sacábamos; se lo creí, vi lumbre en sus ojos. No nos dejó a sol y sombra hasta que desde lo más alto de la fiscalía acordaron que, salvo que fuera culpable (que no lo era), no se le molestaría. El día que se pudo acordar con la fiscalía, un grupo de más de 20 mujeres de Sabuesos Guerreras, estaba en la sala de espera, en la entrada de la fiscalía, a la espera de que saliéramos; dispuestas a todo.
La Jefa se va he hocico si de ayudar se trata, es lo madres de que se trate, si es en defensa de los derechos humanos, toda ella está siempre al tiro para entrar al quite. No se limita solo a ayudar a quienes lamentablemente están pasando por la terrible desaparición de un ser querido, no!. Junto a ella y por ella, es que yo ahora le entro al ruedo en la búsqueda de personas trans, en todos los espacios. Sépanlo: si un día, en este estado, parimos una ley en pro de la búsqueda de las personas trans, fue en el vientre de La Jefa donde se gestó.
Cuando supe que había sido propuesta para el Premio Medalla de Honor “Dra. Norma Corona Sapién”, me alegré más que si me hubieran propuesto a mí. Me alegré por ella, me alegré por lo que puede implicar este cambio que es premiar a mujeres feroces, mujeres que le hacen frente al estado. No es que las anteriores (que se madres quienes han sido) galardonadas no merezcan ser distinguidas, ni que Isa lo merezca más (aunque sí lo creo), es por lo que La Jefa hace, lo que implica y el como lo hace.
Vi la sesión del congreso donde se votó y a webo ganó. Ese día sentía que me tiraba los pedos más arriba del culo; luria pasé todo el día, nomás porque había ganado (arrasando, a weba) ella. Les aseguro que no era la única emocionada, las felicitaciones que se dejaron ver en facebook eran montones y hubo más, muchas más, de todos lados llegaron.
El premio sería entregado en sesión solemne, el 10 de marzo, a las 11 de la mañana en el salón de sesiones del H. Congreso del Estado de Sinaloa.
Esta perra vida es bien canija y, apenas 2 días antes de la entrega del premio, el 8 de marzo, falleció Ángel Tomás García Cruz, el otro hijo de Isabel. Al día siguiente, el 9 de marzo, Ángel habría cumplido 32 años.
“El Papi”, como le decíamos de cariño a Ángel, murió de tristeza. El Papi murió porque su cuerpo no pudo con el puño de enfermedades producto del dolor y duelo por la desaparición de Yosimar, su hermano mayor. A El Papi lo mató la desaparición de su hermano.
Con todo el dolor del mundo, acompañamos a Isabel y despedimos a El Papi. Ni ella ni nadie debiera pasar por lo que ha pasado desde la desaparición de su hijo, Reyes Yosimar García Cruz, aquel 26 de enero del 20217.
Como era de esperar, se que a Isabel se le propuso que, por lo sensible de su perdida, se pospusiera la entrega del premio. Siendo como es, Isabel rechazó posponerlo.
Como chingados no voy a tener admiración y respeto por esta viejona. Cargando en el lomo todo el dolor del mundo, fue a recoger su merecido premio y saliendo del congreso, se regresó a la funeraria por las cenizas de El Papi.
A la sesión solemne llegamos los compas a llorar de tristeza, pero también de esperanza. Fuimos a hacer retumbar el salón con el nombre de sus dos hijos: Reyes Yosimar García Cruz y Ángel Tomás García Cruz. Fuimos a que sintiera que no estaba sola.
Isabel, sentada en el lugar asignado especialmente para ella, tuvo que aguantarse la lesbofobia discursiva. Sí, en la sesión hecha para ella, tuvo que oír callada como a ella le “negaban” su diversidad. La diputada María Teresa Guerra Ochoa no pudo referirse a Belinda como lo que es: Esposa de María Isabel. La diputada María Teresa resaltó la presencia de la familia de Isabel; hizo notar la presencia de su madre, de su hermana, se su hija y su “su compañera”. Al parecer, no es bien visto nombrar en el congreso que las mujeres también pueden tener esposa. Les juro que pensé en gritar eso, gritar que Belinda no era su compañera, sino su esposa. Como estaba Belinda presente, lo creí imprudente y me quedé callada de mi hocico.
La sesión fue bien bonita, pero no quise ni pude dejar pasar eso. Si tienen chance, pasen a ver la sesión completa, en las redes del congreso pueden verlo.
Pues bueno, Jefa, mana; te amo.
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