La novela a la que nos referiremos es Rosy & John, que a pesara de su título romántico, es caótica, violenta y cubierta de una pátina de tristeza. Profunda a pesar de sus 154 páginas sin desperdicio alguno. Por supuesto, quien desentraña la trama o más bien los hechos violentos, es el Comandante Camille Verhoeven, quien con su 1.45 de estatura, su brillante calvicie y su tendencia a hervir por dentro, todos sus subordinados se ponen de pie con respeto ante su presencia.
La detonación de una bomba en una de las calles más transitadas de París, con un saldo de 28 heridos, ni un solo muerto, miles de pedazos de cristal volando por los aires, escombros de los edificios caídos y un socavón de regular circunferencia, el tráfico enloquecido, patrullas y ambulancias en acción, pone en alerta al Comandante Camille. Las indagaciones llevan a la policía a interrogar a las personas que se hallaban cercanas, asustadas, más que lastimadas; de entre ellas, una chica asegura haber visto a un hombre de apariencia nada llamativa, joven, descuidado, pero sumamente nervioso, revisando a cada momento su celular, levantándose y vuelto a sentarse en la terraza del café en el que la muchacha se encontraba. Los investigadores no tienen la necesidad de ir en su búsqueda, puesto que el hombre de 27 años ha ido a entregarse a la comisaría. Insiste en hablar exclusivamente con el comandante Camille Verhoeven a quien admira por las entrevistas que le han hecho en la televisión. El encuentro del delincuente con el reconocido policía, fue de pocas palabras. El muchacho dice llamarse Jean Garnier, no John, como se anota en su identificación; confiesa haber colocado un obús bajo la acera, mismo que se encontró en terrenos abandonados, cerca de las vías del tren, posiblemente olvidado desde la primera guerra mundial “lo programé con mi celular para que estallara a hora temprana. He colocado siete obuses más. Quedan otros seis que estallarán uno cada 24 horas”.
Cientos de preguntas desean saltar del cerebro del comandante; sólo se concreta a preguntar: “¿Qué pretende?”. Rosy, la madre del detenido se encuentra en prisión por el delito de homicidio en contra de una joven que había sido novia de su hijo; Jean habla de ella en sus peticiones: “Que mi madre salga de prisión, que yo no tenga que ser encerrado, nos proporcionen una identidad falsa, cuatro millones de euros y dos boletos de avión para Australia. A cambio, les revelaré los lugares exactos en donde están colocados los obuses, restantes. De no acceder a mis peticiones, estallará uno cada 24 horas…”
La petición es llevada a los altos mandos, Ministos y al mismo Presidente. El plan de contra ataque es arrancar, por todos los medios posibles, la verdad al ahora llamado Terrorista…y todos los medios posibles fueron aplicados con todo rigor. Cuando Camille se asoma a ver al joven Garnier, se queda pasmado ante el rostro desfigurado y sangrante. Le asombra el silencio y la serenidad con que el joven lo recibe. Los hombres de la brigada Antiterrorismo, fueron incapaces de sacar una sola palabra al torturado joven. Llevan a la madre con el fin de ablandarlo, pero un pesado mutismo los envuelve a los dos, a pesar de la luz que brilla en los ojos de Rosy. Infaliblemente, y tal como estaba anunciado, al día siguiente estalla la segunda bomba en una escuela, con daños humanos menores, los niños fueron rescatados y el furor en los altos mandos, a punto del estallido.
Finalmente deciden acceder a las peticiones del joven, le entregan los documentos, el dinero y los boletos de avión; él a cambio promete enviar un mensaje al Comandante Camille en un teléfono especial en cuanto estén él y su madre arriba del avión…sólo que nunca subieron al avión, los agentes observadores jamás lograron entender la sonrisa de triunfo de la madre. A pesar de que varios agentes siguen de cerca el auto manejado también por un agente, el desconcierto y la confusión los rebasa al ver que el vehículo en donde van Rosy y John se dirige a un parque cerrado a esa hora de la madrugada.
Algunos comentaristas se han referido a esta obra de Pierre Lemaitre como: Una novela corta pero poderosa…Jean Ives Girard… Breve, irónica, profundamente humana. El trepidante ritmo de esta novela es insólito. Brigit Bontour… Cuidado, una vez que empieces a leerla, no podrás abandonarla. Michael Belaiur.
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