Por Sibely Cañedo

Es un principio básico de las políticas públicas que, para resolver un problema, el primer paso es reconocerlo.

Es por ello que resulta tan desalentadora la política de la negación en la que se ha instalado el partido oficial al hablar de la violencia en Sinaloa, la cual ha provocado una crisis económica, política y social a partir del 09 de septiembre de 2024, fecha que será recordada por el estallido de un nuevo conflicto entre dos facciones del Cártel de Sinaloa.

Un conflicto armado que hoy por hoy es noticia en todo el mundo, pero el Estado mexicano insiste –ya no en minimizarlo– sino peor aún, en pretender que no existe.

Durante esta crisis, la política de la negación ha tenido al menos cuatro momentos clave que han atravesado el cambio de poderes en el Ejecutivo federal, pues aunque inició con el ahora ex presidente Andrés Manuel López Obrador, ha dado muestras de continuidad con la actual Presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, quien apenas rindió protesta el pasado 01 de octubre:

  1. “En Culiacán prevalece la tranquilidad”: Rocha Moya
    El 09 de septiembre, a pesar de que ya se habían registrado los primeros enfrentamientos y asesinatos, el Gobernador del Estado, Rubén Rocha Moya, salió a decir que todo estaba tranquilo en Culiacán. Al día siguiente publicó un video en su cuenta de Facebook mientras paseaba tranquilamente en el Parque Las Riberas, sitio emblemático de la capital sinaloense.
  2. Violencia en Culiacán “no es mayor”: AMLO
    El 13 de septiembre, López Obrador todavía Presidente de México, fue cuestionado durante la conferencia mañanera sobre la ola de violencia en Culiacán. Fiel a su estilo de descalificar al periodismo, señaló que los medios de comunicación mentían acerca de una supuesta guerra entre carteles. También dijo que el problema era solo en Culiacán y que ya se estaba atendiendo por parte de las fuerzas armadas.
  3. “Depende de los grupos antagónicos”: Comandante Leana
    El 17 de septiembre, se hizo viral una desafortunada declaración del comandante de la Tercera Región Militar, que abarca los estados de Sinaloa y Durango. Ese día, el General Jesús Leana Ojeda respondió a los medios de comunicación que el fin de la situación de inseguridad en Sinaloa “no depende de nosotros, sino de los grupos antagónicos”. Aunque fue separado del cargo días después, su comentario ya había desatado gran indignación entre los ciudadanos en todo el país, ante lo que se evidenció como una ausencia del cumplimiento de las responsabilidades del Estado para garantizar la paz y seguridad pública en nuestro territorio.
  4. “Sinaloa no aparece entre los 5 con más homicidios”: Sheinbaum
    El 02 de octubre, la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, repitió el discurso de su antecesor, para minimizar la situación de violencia en Sinaloa. “El primer lugar sigue siendo Guanajuato”, insistió. Esto durante la ahora denominada mañanera del pueblo, una réplica de las conferencias matutinas de AMLO.

 

Cuestionable declaración en una de sus primeras intervenciones como mandataria nacional sobre el tema, pues no toma en cuenta que en el contexto de macrocriminalidad que vive desde hace años nuestro país, el número de asesinatos ya no es el indicador más relevante para dimensionar la violencia y sus impactos, sino otros fenómenos más como la desaparición forzada de personas, el desplazamiento forzado, trata de personas, el armamentismo, entre otros que pueden dar cuenta de la verdadera complejidad del problema.

Se pudiera entender solo como una fallida estrategia de manejo de medios y de comunicación política, si no fuera porque la falta de resultados se impone al cumplirse 28 días consecutivos de enfrentamientos, asesinatos, quema de vehículos y despojo de autos en el estado, donde a pesar de un fuerte presencia militar no se ven acciones contundentes para frenar a los grupos criminales.

Aunque se han presentado en mayor medida en la capital del estado en su zona urbana, las actividades delictivas y confrontaciones también se han registrado en las sindicaturas y otros municipios como Eldorado, Mocorito, Angostura, Elota, San Ignacio y Concordia, en este último también con reportes de desplazamientos forzados.

En el último informe a medios de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa se reportaron al menos 126 homicidios dolosos desde que se detonó la guerra entre carteles. Mientras tanto, hay al menos 189 personas desaparecidas en este contexto, la gran mayoría adolescentes y jóvenes, de acuerdo con información del Colectivo Sabuesos Guerreras, uno de los más activos en nuestro estado.

 

Todo ello sin contar los impactos en la economía con el cierre multitudinario de negocios, en la salud mental, en la educación y hasta en la estabilidad política, al tener un gobernador bajo sospecha por presuntos nexos con el crimen organizado.

La política de la negación es ajena a la cultura de paz y la construcción de soluciones. Evita que el Estado y sus instituciones asuman responsabilidad y perpetúa el círculo de la violencia.

La jornada de violencia este lunes 30 de septiembre cerró con siete homicidios, 10 ‘levantones’ y 22 robos de vehículos.

El llamado de la sociedad civil

 

En medio de este escenario, la sociedad civil en Sinaloa lanza un llamado de auxilio.

El 29 de septiembre, el colectivo Culiacán Valiente logró convocar a cientos de culichis, que tomaron las calles para marchar en pro de la paz con un reclamo a las autoridades a regresar la tranquilidad en la ciudad, donde se ha trastocado la vida cotidiana al grado de no poder salir por las noches con tranquilidad y obligar a la cancelación de eventos y festividades.

Desde Iniciativa Sinaloa, nos hemos sumado a los reclamos de la ciudadanía para trabajar por una cultura de paz y por un auténtico Estado de Derecho, que garantice la pacificación de Sinaloa, clave para lograr la paz en todo el país.

Un ejemplo de ello sucedió el 1o de octubre, día de la toma de posesión de la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum. La Red Ciudadana contra la Corrupción –a convocatoria del Comité de Participación Ciudadana (CPC)–, publicó un desplegado con la firma de 54 organizaciones y colectivos para solicitar a la titular del Poder Ejecutivo no minimizar la violencia, sino contrario a la política de la negación, hablar con transparencia y asumir responsabilidades.

“Hacemos un llamado a todas las instituciones y representantes gubernamentales para que en estos momentos de incertidumbre y de vulnerabilidad asuman sus deberes de forma decidida y transparente para el restablecimiento de la seguridad pública”, se puede leer en el posicionamiento, retomado en numerosos medios de comunicación y redes sociales.

 

 

Entre los colectivos firmantes se encuentran Sabuesos Guerreras, Uniendo Corazones, Voces Unidas por la Vida y la Dignidad Humana, Tesoros Perdidos, además de asociaciones como Iniciativa Sinaloa, Guaiacum, Coparmex Sinaloa, Observatorio Ciudadano de Mazatlán, Federación de Abogadas AC, Colegio de Abogados de Culiacán, Agustina Ramírez AC, Barra Nacional de Abogados Fiscalistas de México, Colegio de Abogados Masones de Sinaloa y la Barra de Abogados de Mazatlán, por señalar solo algunas.

Hoy más que nunca es necesario recordar que contra toda adversidad, Sinaloa ha cargado por décadas con un estigma y una historia violenta, pero también ha desarrollado un capital social y humano notables, sin los cuales ningún gobierno podrá resolver el problema de la inseguridad pública.

Claudia Sheinbaum / Foto: Silvana Flores

A pocos días de la toma de posesión de la primera mujer Presidenta en la historia de nuestro país, la exhortamos a dejar atrás la política de la negación, y comience a trabajar de la mano de la sociedad civil, en apertura a la pluralidad de ideas y a la construcción colectiva de una mejor sociedad.

El primer paso es reconocer el problema, de ahí parte todo lo demás.

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO