Hoy, tercer lunes de enero, empiezo a confirmar que sí es el Blue Monday, el día más triste del año. La afirmación publicitaria, calificada de frívola y capitalista, no puede venir más a cuento justo hoy, lunes 20 de enero, cuando somos testigos de la llegada por segunda vez del presidente del país vecino; ese que ha dicho que somos menos que nada, y que además amenaza con poner orden en nuestro descompuesto país; amenazas bravuconas que lanza sin ningún empacho y que bien podría cumplir. No sé si las más de 300 protestas que ocurrieron la semana pasada, en su país, en su contra, tendrán continuidad o algún efecto, lo que sí creo es que si llegara a ocurrir un día sin mexicanos, y una semana sin drogas, ellos mismos se brincarían las bardas y en consecuencia las trancas; que para el caso poco le importa al dirigente. Con ese sentido intervencionista, de las que no se escapan las cuestiones literarias, espero que el veto de libros, autores, palabras, movimientos sociales y todo lo que altere las buenas conciencias —por cierto, buen libro homónimo de Carlos Fuentes— esté, al menos, lejos de sus miras.

PD, Contradictorio esto último en alguien que promueve discursos de odio.

Comentarios: [email protected]

Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente reflejan la línea editorial de ESPEJO