¿Qué pasa con el dolor de un padre que pierde a su hijo? En mucho, hemos asumido a la madre como único personaje en la historia de vida de los hijos, ¿dónde ha quedado el padre?, qué poco hemos hablado de su amor y su dolor, de su insustituible y cómplice compañía. Hiram Ruvalcaba, autor de Padres sin hijos, me asoma a esa voz faltante. Divago… digo que no hice lo suficiente para salvar a mi padre. A diferencia mía, él no me habría dejado morir, él habría sabido qué hacer conmigo, como muchas veces lo hizo, como muchas veces me salvó. Si pese a su esfuerzo yo hubiera fenecido en sus brazos, poco se habría dicho de su dolor, como poco se dice del dolor de los padres que pierden a los hijos. Hiram Ruvalcaba nos cuenta sobre ese estado de desvalimiento; lo hace maravillosamente en ocho cuentos. Una narración con diálogos internos, con acciones que parecen golpes secos donde muestra la desdicha y la angustia, la desesperación. Un hombre atendiendo lo delicado, lo tierno, lo amoroso; un padre que muestra su vulnerabilidad, que queda paralizado ante la ausencia de su hijo, ante su hijo sin vida; una pérdida de la que siempre se sentirá culpable y por la que habría dado la vida.

Por mucho tiempo, La cabeza de mi padre, estuvo en la lista de los libros más vendidos. Una historia del padre ausente, ese que abandona a sus siete hijos, y, a los cuarenta años, una de ellos, con foto en mano, emprende su búsqueda por las ciudades. Tal éxito de ventas dice mucho qué es eso con lo que nos identificamos. Madres solteras, cabezas de familia, es un lugar común en este país. Mujeres que se multiplican para criar y proteger, doblemente, a sus hijos. Aunque la autora, Alma Delia Murillo, es una escritora que disfruto y admiro, no es una historia que tenga que ver con la mía, y creo que la de muchos. En cambio, cuando llegó a mis manos Padres sin hijos, un libro que apenas circula, dije ‹‹éste es››. Un libro que Hiram Ruvalcaba dedica a su padre, a su hermano y a su hijo; los tres hombres más cercanos a su vida. “Porque sobrevivimos juntos al monstruo de la paternidad”. Por mi parte, es un regalo para abrazar a los padres que están, pero con la falta de un hijo, de una hija; un padre que se ha quedado huérfano de fruto y que necesita escuchar una voz que lo acompañe. Mas El olvido que seremos es de las más amorosas y valientes historias que he leído sobre lo maravilloso que puede ser un padre, escrito por su propio hijo; el más pequeño y único hombre, hermano de cuatro mujeres.

El amor que se profesa al padre y la falta que hace cuando ya no está presente. El padre asesinado, la valentía de un hijo para escribir la trágica desgracia y convertirla en una historia inolvidable. Eso hace Héctor Abad Faciolince en el libro El olvido que seremos. Una biografía novelada que narra el arrebato y la crueldad que cometieron con su padre. ‹‹Como niño yo quería algo imposible: que mi padre no se muriera nunca. Como escritor quise hacer algo igual de imposible: que mi padre resucitara. Si hay personajes ficticios —hechos de palabras— que siempre estarán vivos, ¿no es posible que una persona real siga viva si la convertimos en palabras? Eso quise hacer con mi padre muerto: convertirlo en alguien tan vivo y tan real como un personaje ficticio››.

Que la vida de cada padre se hinche con el amor de sus hijos y que la nuestra se impregne de alegría. Que seamos su pletórica sonrisa. ¡Feliz día del Padre! PD, el mío fue el mejor.

 

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