Austria.- Josef Fritzl, el austriaco que conmocionó al mundo en 2008 al revelarse que mantuvo a su hija prisionera en un sótano durante dos décadas, dándole a luz siete hijos, podría salir de la prisión de máxima seguridad en la que ha estado recluido desde entonces. Esta posibilidad se basa en evaluaciones médicas que sugieren que sufre demencia y ya no representa una amenaza. A sus 88 años, Fritzl, el depredador sexual que pasó desapercibido durante décadas, podría enfrentar la liberación.

Su caso sacudió Austria y captó la atención de Europa y más allá. La tranquila localidad de Amstetten, en el corazón del país y a varias horas de Viena, se convirtió en el epicentro mediático, atrayendo a cientos de periodistas hacia este lugar conservador, donde cristianos y la extrema derecha han dominado la escena política durante años.

El oscuro episodio comenzó el 28 de agosto de 1977, cuando Elisabeth empezó a ser violada por su padre a la edad de 11 años. En 1984, Fritzl encerró a su hija ya de 18 años en un sótano fortificado, ahí inició una pesadilla que duró 24 años. La policía, engañada por la artimaña de Fritzl, nunca registró la casa ni sospechó de su verdadera naturaleza.

Los hijos de Elisabeth nacieron en condiciones inimaginables, algunos siendo entregados a Fritzl y su esposa bajo pretextos falsos. La tragedia salió a la luz en 2008 cuando una de las hijas, gravemente enferma, llevó a Fritzl al médico y la verdad comenzó a emerger. Fue detenido y condenado, pero ahora, con la demencia como supuesta razón para la liberación, la sociedad austriaca enfrenta una nueva disyuntiva.

Mientras Fritzl parecía ser un vecino común en la superficie, en su siniestro reino subterráneo ejercía el control como un oscuro señor. La liberación potencial de este individuo plantea interrogantes sobre la justicia y la seguridad pública en Austria, dejando a muchos con la preocupación de cómo la demencia puede influir en la responsabilidad penal y las consecuencias para las víctimas.

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