Por Cristina Ibarra

La infraestructura de riego permite a nuestro país producir alimentos con mayor productividad que la actividad en temporal, mientras que otras actividades como la cría de animales se benefician también de la mayor disponibilidad de agua. Año con año vemos que se anuncian estragos por sequía en algunas zonas del país, incluso ya por febrero se leen noticias de muerte de ganado y otros problemas por la falta de agua. Además, la falta de agua causa estragos no solo en las actividades primarias, sino que pone en riesgo la disponibilidad del recurso hídrico para consumo urbano y otras actividades económicas, con situaciones extremas como los que recordamos en el caso de Monterrey.

El 2023 fue un año particularmente seco y esto es un tema del que aún se habla poco, especialmente en el área de política pública, por ello en esta contribución el Colegio de Economistas aporta un análisis sobre los riesgos por sequía en el país.

 

¿Qué tan importante es la sequía actual?

Primero, es importante comparar el nivel de almacenamiento de las presas en el territorio nacional. Al 15 de enero de 2024, las presas acumulaban apenas el 49% de su capacidad de conservación, mientras que, para la misma fecha del 2023, se tuvo un nivel promedio de 67%, en otras palabras, al 2023 las presas contaban un mucho mayor almacenamiento de agua, en relación a su capacidad total en al menos 18 puntos porcentuales. Pero ¿Es igual para todos los estados? No, hay estados que viven una severa crisis de sequía no vista en al menos 40 años, como en el caso de Chihuahua. En la siguiente tabla se muestra un comparativo del almacenamiento de las presas por entidad federativa al 15 de enero de 2024, en comparación con la misma fecha en 2023, según datos de CONAGUA.

Un elemento que debe ponerse en perspectiva es que la producción de cultivos agrícolas, así como la producción de carne sufrirán sin duda una reducción, entonces se vuelve crítico analizar la aportación de estas entidades a producción primaria  nacional, así como sus principales cultivos, lo que se muestra en la siguiente tabla.

En la parte de arriba se observan los estados con mayor nivel de sequía, según su almacenamiento actual, la suma de la producción primaria de éstos es de alrededor del 40% de la producción nacional, mientras que su producción en cría de animales fue de 34.3%. No obstante, como se mostró inicialmente, son muchos los estados que muestran almacenamientos considerablemente menores al ciclo anterior, y entre ellos se encuentran los productores de alimentos más importantes según su valor como Jalisco, Michoacán, y Veracruz. Destaca el caso de Chihuahua ya que ahí se produjo casi el 93% del maíz amarillo en el ciclo primavera-verano en 2023.

Menor superficie sembrada

De acuerdo a la información del SIAP, a diciembre de 2023, se reporta una superficie sembrada de 7% menor a la de 2022, sin embargo, en estados con altos niveles se sequía la reducción puede ir hasta el 48% como en zacatecas, como se muestra en la próxima tabla. Al mismo tiempo, aún lo que está sembrado corre el riesgo de siniestrarse si no pueden darse los riegos, como se ha comentado en el caso de Sinaloa, pues no se sabe si habrá agua suficiente para todos los cultivos, especialmente porque se ha reportado que los productores sembraron más de lo que se planeó, para el caso de Sinaloa.

Riesgo de carestía

Según los datos del INEGI, la inflación general anual en México alcanzó el 4.90% en enero 2024, esto es, en comparación con enero 2023, sin embargo, fue de 9.3% para bienes agropecuarios y de 20.69% para frutas y verduras, aun con el plan que se lanzó para apoyar la importación de alimentos sin arancel, a fin de frenar el alza en precios de alimentos y el agua fue una preocupación mucho menos importante en el pasado ciclo productivo.

Ante este panorama de sequía en la mayoría de los estados, es sensato considerar que durante 2024 los alimentos tengan también una inflación mayor a la media nacional, que podría rebasar la inflación ya observada del 20.69%, por lo que urge la formulación de estrategias para asegurar la provisión de los alimentos que escaseen, así como apoyos a los productores que no pudieron sembrar o bien que no puedan llegar sus cosechas a término debido a la falta de agua.

En suma, se observa un reto significativo, especialmente si los fideicomisos para desastres desaparecieron, y el presupuesto no incluyó mayores recursos a emergencias de este tipo, según se analizó en el PREF 2024; y en todo caso los recursos para desastres ahora se están usando para la reconstrucción de Acapulco.

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*Esta es una colaboración de Cristina Ibarra, presidenta del Colegio de Economistas del Estado de Sinaloa, para Espejo Negocios.