Para los gobiernos estatal y municipales, pero esencialmente para las familias que están en la primera línea de detección y prevención, resulta pertinente la alerta que emite la Secretaría de la Defensa Nacional sobre los hallazgos que tiene desde el año 2023 que dan cuenta de que una cada diez dosis de metanfetamina que es asegurada en Sinaloa está combinada con fentanilo.

Ya son muy conocidos los estragos del fentanilo sobre todo en Estados Unidos, el país que lidera el consumo del opioide y que reporta más de cien mil personas muertas, situación que se extiende al territorio mexicano y particularmente a Sinaloa que registra casos de niños y jóvenes alcanzados por el flagelo que es considerado hasta 50 veces más fuerte que la heroína y 100 veces más fuerte que la morfina.

 

Las consecuencias letales son irrebatibles en contraposición a la actitud en que se han paralizado los gobernantes negando que en Sinaloa sea elaborado el fentanilo, por más que la autenticidad les muestre lo contrario y que autoridades como Francisco Jesús Leana Ojeda, comandante de la Tercera Región Militar, confirme que esta droga combinada está llegando a las calles de Sinaloa sin que a la fecha se tenga un diagnóstico público sobre cómo la obtienen las personas que la elaboran.

Ocultar la verdad respecto a la circulación y devastación de esta droga sintética se traduce en exponer a los sinaloenses a flexibilizar los cuidados para que desde los hogares adopten las acciones tipo barreras que impidan que la amenaza entre a las casas. Mientras el gobierno anula por decreto los peligros que ya están aquí entre nosotros, en las familias tales omisiones deben traducirse en aviso de máxima alerta.

La utilidad de la información que proporciona el Ejército Mexicano consiste en dejar de creer a ciegas en lo que el gobierno dice y aprender a leer las señales que delatan la cercanía o intromisión del fentanilo a los hogares.

 

Proceder de inmediato si un miembro de la familia presenta síntomas como pupilas tan pequeñas como la punta de alfiler, quedarse dormido o perder el conocimiento, respiración lenta, débil o sin respiración; sonidos de atragantamiento o gorjeos, cuerpo flácido, piel fría o húmeda y pegajosa, o manchas en la piel. Atención máxima antes de que sea demasiado tarde.

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