Por Parker Assman /InSight Crime

Cuando Ana Gabriela Rubio Zea se puso en contacto con proveedores de productos químicos en China en nombre de un nuevo cliente, tuvo que presentar una propuesta convincente para asegurarse de cerrar el trato.

Era septiembre de 2021 y estaba facilitando la compra de 25 kilogramos de 1-BOC-4-piperidona, una sustancia química que el Cartel de Sinaloa necesitaba para fabricar fentanilo.

«Somos los más grandes de México, así que podemos comprar muchos [productos químicos]», expresó a sus posibles proveedores en mensajes de texto interceptados por las autoridades estadounidenses y detallados en una acusación posterior.

Los productos químicos eran suficientes para producir alrededor de 25 kilogramos de fentanilo puro, con los cuales se pueden elaborar alrededor de 15 millones de pastillas. En un año promedio, InSight Crime calcula que los grupos delictivos producen y distribuyen entre 3 y 4,5 toneladas de fentanilo puro en Estados Unidos, como detallamos en nuestro reciente informe sobre precursores químicos.

Las autoridades antidrogas de Estados Unidos han señalado al Cartel de Sinaloa y a sus distintas facciones como los pioneros de esta producción de fentanilo a gran escala y los principales responsables de las cantidades récord que se trafican hacia ese país. Esto ha contribuido a un aumento en las cifras de muertes por sobredosis y ha convertido a grupos como el Cartel de Sinaloa en piezas centrales de los esfuerzos contra el narcotráfico.

Sin embargo, los intermediarios como Rubio Zea son los que hacen que la cadena de suministro funcione, ya que se encargan de que los grupos criminales tengan acceso a precursores químicos, los ingredientes básicos para procesar drogas sintéticas como el fentanilo.

Los contactos chinos de Rubio Zea comprendieron esto y llegaron a un acuerdo. El producto químico se envió por vía aérea desde Suzhou, una ciudad al oeste de Shanghai, en la provincia de Jiangsu, parte de una región del este de China donde, según un proceso de rastreo en la web de registros de empresas llevado a cabo por InSight Crime, operan la mayoría de las empresas productoras de precursores químicos. El destino final fue la ciudad de Guadalajara, en el occidente de México.

Cuando los productos químicos llegaron a Guadalajara, las fuerzas de seguridad interceptaron el pedido. Poco después, un agente encubierto de la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus iniciales en inglés) estableció contacto con Rubio Zea y comenzó a negociar otro envío de un kilogramo de productos químicos. Sin que ella lo supiera, ese pedido se envió directamente a un domicilio del agente encubierto, en un lugar no especificado por las autoridades.

Estos decomisos se convirtieron en el núcleo de la acusación de Estados Unidos en su contra. En marzo de 2023, las autoridades guatemaltecas la detuvieron en la Ciudad de Guatemala a petición provisional de Estados Unidos. Al mes siguiente, el Distrito Sur de Nueva York hizo pública una acusación contra ella, varios miembros del Cartel de Sinaloa y algunos de sus socios chinos por tres cargos penales relacionados con el tráfico de fentanilo.

Su detención fue parte de una campaña calculada para golpear el corazón de la facción de los Chapitos del Cartel de Sinaloa. Esta red está dirigida por algunos de los hijos del antiguo cabecilla del grupo, Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo«. De hecho, la captura de Rubio Zea se produjo tras el arresto en enero de 2023 de Ovidio Guzmán López, uno de esos hijos y a quien los fiscales estadounidenses han convertido en el rostro de su lucha contra el fentanilo.

Pero mientras que la captura y posterior extradición de Gúzman López a Chicago en septiembre acaparó todos los titulares, la detención de Rubio Zea y su extradición a Estados Unidos no tuvo la misma atención. Sin embargo, fue igualmente simbólica. Ella, junto con otros intermediarios, son piezas clave de este negocio. Son uno de los pocos cuellos de botella en la vasta cadena de distribución química.

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Este artículo forma parte de una investigación de dos años sobre el flujo de precursores químicos para la producción de metanfetamina y fentanilo en México. Lea los otros artículos de la investigación aquí y el informe completo aquí.