El inicio en Sinaloa de las campañas electorales de los candidatos a senadores y diputados federales trajo consigo, al menos en el arranque, la sequía de propuestas para ciudadanos que esculcan en las promesas a ver si hallan indicios de más y mejores empleos, mayor seguridad pública, señales de mano dura en el combate a la corrupción y acciones con sentido humanista en cuestiones de derechos humanos, desapariciones forzadas, salud pública y educación.

Desde el primer minuto de hoy emanaron pronunciamientos más de tipo político que de carácter social anticipando que la descalificación del contrario predominará, como en la época de la política gris y marrullera, en los espiches de las dos principales coaliciones: la de Sigamos Haciendo Historia que predomina en estos momentos en la intención del voto, y la de Fuerza y Corazón por México que va a contrarreloj a un resultado electoral que parece de antemano decidido.

 

Por Morena, Imelda Castro, quien encabeza la fórmula al Senado que también integra Enrique Inzunza, se apegó a los principios de la llamada Cuarta Transformación al plantear la visión de mantener y ampliar la austeridad republicana y el combate a la corrupción porque no puede haber Gobierno y Congreso ricos, con pueblo pobre; mientras que la frente de la propuesta de FyCxM Paloma Sánchez se dijo parte del proyecto “de los buenos, los honestos, el de los que hacen las cosas bien”.

De parte de los aspirantes al Senado de menor presencia en la lid electoral, Jesús Estrada Ferreiro, postulado por el Partido del Trabajo, declaró que quienes lo acompañaron en el comienzo de su proselitismo son personas que tienen ganas de cambiar las cosas y que el hecho de levantar la voz ante las injusticias crea inseguridad y riesgos, pero aun así continuará; de Jesús Valdez, pretenso a la Cámara alta por el Partido Verde, tuvo un discreto arranque en el que se comprometió a ser la voz de los agricultores, ganaderos, y de los mexicanos.

Nada nuevo ni confortador resultó en la inauguración de tres meses de intensa conquista del voto pues careció de sustancia de cara a electores adormilados no sólo porque las campañas empezaron a la medianoche sino por la nula capacidad de candidatos y partidos para lograr que la ciudadanía se involucre en decidir que a los gobiernos y curules en juego vayan los más capaces y bien intencionados.

 

En caso de aplicar la regla que dice que lo que mal empieza mal acaba, el primer día sería la víspera de proselitismos huecos y engañosos.

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