Sinaloa.- La ciudad de Culiacán, capital de Sinaloa, tiene un crecimiento más alto que el de su población. Solo en los últimos 30 años se registró una explotación territorial importante.

Esa expansión, sin embargo, no ha sido pareja para todos los grupos sociales, sino que han elevado el nivel de segregación, demostrada en datos económicos y de violencia.

José Antonio Torre, director del Centro para el Futuro de las Ciudades del Instituto Tecnológico de Monterrey, explicó en una conferencia magistral cómo es que este patrón que se observa en Culiacán es una constante en todo el País.

Desglosó datos, como que las ciudades han crecido más rápido que la población, que regularmente hay espacios centrales donde se cuenta con expulsión de personas por el alto número de desarrollos y costos, así como la presentación de tendencias adaptadas a otros entornos o que han sido presentados en películas de Hollywood.

“Es como ese ejemplo de ciudades donde sus habitantes viven en los suburbios”, dijo para comparar cómo ha sido el discurso de desarrollos inmobiliarios que han afectado en los proyectos de urbanización mexicana.

En el caso de Culiacán, el 51 por ciento de celdas poblacionales han perdido población y esta se ha desplazado hacia las afueras del centro, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Aunque ese crecimiento no ha sido parejo, se hace notar una segregación espacial explicada con mapas y con datos de seguridad, educación y salud. Casos específicos es que en el sur de Culiacán y una parte del norte -donde se encuentra el basurero municipal- están los polos de desigualdad más importantes, con el registro de personas en pobreza y pobreza extrema.

“Vemos que la pobreza se concentra en esos lugares y podemos ver que no solo es eso, también podríamos ir y preguntar cuántas escuelas hay, cuántos parques, cuántos hospitales”, refirió en conferencia.

Para poder observar las desigualdades de manera más directa, prosiguió Torre, debe cuestionarse el tipo de transporte público que cuenta la ciudad y si este abarca a cubrir las necesidades de todos sus ciudadanos. Como un primer reflejo, es que los datos sobre movilidad revelan que por cada 10 personas que viajan por la ciudad, 4 lo hacen en automóvil, 2 en transporte público, otras 2 caminan y el resto usa bicicleta o no sabe cómo moverse dentro de la ciudad.

“Si la gente usa más el automóvil, es una señal que debe llevar a preguntarnos qué pasa”, señaló Torre, recordando que las ciudades deberían estar diseñadas para que las personas convivan entre ellas y no pasen la vida dentro de vehículos.

 

A nivel nacional, Culiacán se encuentra en el lugar número 39 entre 74 que más usan vehículo automotor para transportarse.

Otro de los síntomas de la desigualdad es la falta de vivienda asequible. Es decir, el crecimiento de Culiacán como ciudad no ha sido para beneficio de la mayoría, sino para quienes pueden pagar altos precios de vivienda.

Para comprender ese señalamiento, Torre mostró una lámina con datos sobre vivienda, los cuales pueden ser consultados en la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y el Registro Único de Vivienda (RUV), donde se observa una tendencia a la baja en la producción de vivienda de hasta -57 por ciento comparando 2015 a 2023.

La disminución específica se dio sobre la vivienda de bajo costo, donde se encuentra el mercado mayoritario, y, en cambio, hay un crecimiento en la producción de vivienda de alto costo.

“Hay que observar que la población se está yendo del centro de la ciudad hacia las orillas, pero no hay vivienda para comprar que sea asequible”, dijo.

José Antonio Torre promueve un modelo llamado “Futuro de las Ciudades”, con el cual sostiene que mientras más compacta sea una ciudad, mayores beneficios tendrá la misma.

“Una ciudad compacta quiere decir que en los mismos metros cuadrados se hacen más cosas”, expresó.

“Más vivienda, más empleos, más espacios comerciales. Cuando sucede, los municipios obtienen más ingresos por metro cuadrado”.

Pero esta propuesta, agregó, no puede ser hecha de un día para otro, sino que tiene que trabajarse por sociedad civil organizada y gobierno, fortaleciendo planes municipales de ordenamiento y que estos sean vigilados para lograr beneficio a quienes tienen mayores carencias.

Se trata, dijo, de ser equitativos y no de concentrar el interés solamente en los intereses empresariales o políticos.

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