En medio de periodos de crisis o recesión económica, los gobiernos, así como las empresas, recurren a endeudarse para poder responder a los tiempos inestables. Ya sea para fondear proyectos estatales o absorber pérdidas operativas, el endeudamiento estratégico suele ser un fenómeno normal y de gran utilidad en las grandes organizaciones.

Uno de los instrumentos de deuda por medio del que las empresas y gobiernos se financian, son los bonos, también conocidos de forma general como valores de deuda.  Según Vanguard, los bonos son activos que las naciones o corporaciones emiten cuando necesitan dinero.

Un bono representa un préstamo que el comprador (el inversionista), le concede al emisor (gobierno o empresa). Generalmente, los bonos tienen una fecha de caducidad y un interés fijado previa la compra. Los plazos pueden ser de días, meses o incluso décadas. Al final de dicho periodo, se deberá liquidar el monto que se pagó por el bono, además de los intereses antes estipulados. Existen también aquellos que pagan determinada cantidad, fija o variable, cada cierto tiempo durante el plazo del préstamo.

Así mismo, existe un mercado secundario de bonos en el que los tenedores de estos los compran y venden, tal como se haría con acciones. Factores como la tasa de interés, vigencia, o la calidad del bono (que tan seguro es que el deudor pague en el plazo establecido), actúan directamente sobre el precio en el que estos se comercian.

Según el Reporte de Deuda Global 2024, publicado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el endeudamiento por medio de bonos lleva una tendencia al alza desde la crisis del 2008 y, junto a ello, el volumen del mercado secundario de bonos también.

Para el final del 2023, los países miembros de la OCDE acumulaban en conjunto la cantidad de 54 billones de dólares, esto representa un incremento de 30 billones desde 2008. Se espera un crecimiento de otros 2 billones más para 2024.

La mitad de la deuda mundial en bonos la concentran los Estados Unidos.

En el mismo periodo, la deuda en bonos de empresas saltó de 21 a 34 billones de dólares. Tanto la deuda privada como pública vieron su pico de crecimiento en el 2020, con 9.9 y 15.4 billones de dólares en solo un año, respectivamente.

Con la masificación del mercado de bonos, se ha abierto la posibilidad para que cada vez más organizaciones puedan emitirlos, independientemente de si estas tienen una buena o mala calificación crediticia. Este hecho ha llevado a que, en promedio, la calidad general de los bonos se reduzca.

Del total de los bonos privados, 3.4 billones de dólares en deuda corresponden a las obligaciones de pago de empresas consideradas de alto riesgo, con baja calificación crediticia. Globalmente, el 42% de los valores de deuda con calificación BBB fueron emitidos por empresas con un nivel de deuda superior al 400% de su EBITDA.

Indermit Gill, economista jefe del Banco Mundial, dice al respecto:

Niveles de deuda récord y altas tasas de interés han llevado a muchos países por el camino hacia la crisis.

 

Cuando una economía es incapaz de sufragar sus deudas, es esperable que ocurran recesiones, subidas inflacionarias e insuficiencia presupuestaria para cubrir rubros como la salud, educación o seguridad. El Fondo Monetario Internacional considera que un 60% de los países de bajos ingresos (la mayor parte países del África subsahariana), ya se encuentran en esta situación.

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