Sinaloa.- La semana Santa es una época de espiritualidad y cultura, que se entrelaza y ofrece a los visitantes experiencias únicas y significativas, desde procesiones religiosas hasta tradiciones culturales, siendo Sinaloa una zona que presenta tres destinos imperdibles para esta temporada, con mucha tradición, devoción y cultura.

Estos sitios no solo son centros de peregrinación religiosa, sino también joyas culturales que ofrecen experiencias únicas a los visitantes, se trata de San Miguel Zapotitlán, la sindicatura de Tacuichamona, y la solemne Basílica de Nuestra Señora del Rosario, testigos vivos de la devoción y ceremonias que perduran a lo largo del tiempo.

San Miguel Zapotitlán: Miles de personas asisten a la celebración tradicional de Semana Santa en San Miguel Zapotitlán, la festividad indígena más grande de Sinaloa de un pueblo ubicado en el norte del estado que reúne a 25 comunidades. Desde que inicia la cuaresma salen los “judíos” o matachines a pedir dinero a los pueblos y ciudades, con máscaras de cuero o de rasgos terroríficos, unos “coyoles” o colgantes a la cintura, y unos “tenebaris” con capullos de mariposa en la pantorrilla y en las manos sonajas o tamborcillos para hacer una ruidosa danza.

La fiesta se desarrolla entre rituales, como la “búsqueda de las huellas” de Jesús, con danzas y desfiles los nativos “judíos” localizan a Jesús debajo de un árbol, donde lo toman preso. Los días jueves y viernes “santos” salen en grupo a las comunidades de la región donde existen poblaciones Yoremes para buscar y tumbar cruces, la gran fiesta es el Sábado Santo donde unos 5 mil danzantes de todas las comunidades se reúnen con tamborcillos y atuendos haciendo una gran procesión para ingresar de rodillas al templo y ser bautizados, así se siguen con la fiesta hasta el Domingo de Resurrección.

La Semana Santa de San Miguel Zapotitlán es una tradición que sobrepasa el tiempo dando identidad a la más grande etnia de Sinaloa, y para los miembros de la cultura Mayo-Yoreme no se trata de un espectáculo que busque agradar a los visitantes, sino un culto genuino que involucra su ancestral forma de concebir su catolicismo tribal, como lo recibieron los jesuitas hace más 400 años atrás.

San Francisco de Tacuichamona: en esta sindicatura de Culiacán se resume la tradición y el folklore de la ‘corrida de los fariseos’, ” por los padres franciscanos, los cuales catequizaron de esta manera la enseñanza de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, ceremonia que se originó en 1624 y hasta el día de hoy se sigue realizando con fervor y devoción durante cada semana santa por los habitantes de ese pueblo.

Desde las 2 de la tarde llegan hombres de todas las edades a las afueras del templo San Francisco de Asís con su colorida vestimenta, mascaras, látigos, lanzas y tambores para comenzar con el desfile donde participan fariseos, diablos y capitanes, los cuales marchan al ritmo de los tambores por las calles de la sindicatura para colocar las 14 estaciones para la meditación de la procesión y del viacrucis.

Está ceremonia tiene una secuencia que da inicio el miércoles de tinieblas con la corrida por las calles, el día jueves se realiza la última cena y la aprehensión de Jesús, posteriormente, el día viernes se lleva a cabo el viacrucis y el encuentro de María con Jesús, finalmente, el sábado de gloria es cuando los fariseos salen corriendo del templo hacia el calvario para constatar que el cuerpo de Jesús no está y da muestra a la resurrección.

La Basílica de Nuestra Señora del Rosario: como epicentro de la devoción católica en el estado, la también conocida Catedral de Culiacán es un destino de peregrinación, que cobra especial relevancia al ubicarse en el corazón de la ciudad, donde los fieles asisten a misas solemnes que comienzan el domingo de ramos, donde bendicen sus palmas como testimonio de su fervor.

El martes previo a la semana mayor se lleva a cabo la renovación de las promesas sacerdotales y la bendición de los Santos Oleos con Misa Crismal, para dar paso al Triduo Pascual que se realiza desde el jueves con la Santa Misa y la representación de la última cena, la liturgia de la palabra, lavatorio de los pies, bendición del pan, el traslado y reserva del santísimo, así como a la adoración al Santísimo Sacramento.

El viernes Santo se realiza la representación del Viacrucis que parte de la Catedral y finaliza en la Lomita de Culiacán con la participación de jóvenes de la Diócesis y la meditación de las 7 palabras. El sábado Santo se realiza la vigilia pascual que inicia en la noche en la que se renueva el fuego y se bendice el agua.

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