Culiacán, Sin.- Luego que el consorcio Grupo Azucarero Mexicano, propietarios del ingenio azucarero de Eldorado, anunció definitivamente el cierre de la planta, concluyeron más de cien años de la industria del azúcar en Sinaloa.
Era el último de los que funcionaban desde la época del Porfiriato en el estado, el cual representó un periodo de bonanza económico para el hoy naciente municipio, junto a los ingenios de Navolato, Culiacán y Los Mochis.
Su historia data de 1900, año en que se colocó la primera piedra de su construcción por Joaquín Redo, uno de los empresarios más prominentes de la era del gobernador Francisco Cañedo, quien gobernó Sinaloa de 1877 hasta su muerte en 1909.
Previamente en 1878 Redo había fundado la primera fábrica de azúcar en Sinaloa, “La Aurora”, esto en Culiacán donde hoy se ubica la colonia Las Quintas, que junto con la fábrica de hilados “El Coloso” y el ingenio de Eldorado, conformó la sociedad mercantil “Redo y Compañía”.
Cabe destacar que para la construcción de esta última fábrica su propietario adquirió la maquinaria de un ingenio desmantelado en Florida, Estados Unidos, el cual había cerrado derivado de la abolición de la esclavitud en aquel país. Su traslado fue toda una travesía, ya que las piezas fueron importadas vía marítima bordeando los litorales por el Atlántico y luego por el Pacífico hasta Sinaloa.
Su primera zafra se registró en 1903, la única que pudo ver don Joaquín debido a su fallecimiento en 1904. Se producción fue de una cosecha de 88 hectáreas de caña de azúcar, con lo cual se obtuvieron alrededor de 400 toneladas de azúcar refinada.
El ingenio azucarero significó al mismo tiempo la creación de un nuevo centro poblacional, esto porque la fábrica se convirtió en un polo de atracción económica, atrayendo trabajadores de muchos puntos del estado y del país desarrollando el comercio y otras actividades.
Del mismo modo, para su construcción se requirió mucha mano de obra para la edificación de una estación de bombeo, caminos que conectaran con Culiacán, así como abrir los canales desde el río San Lorenzo para poder regar los cañaverales y sembradíos de algodón.
Tras la muerte de Joaquín Redo, su hijo Diego Redo quedó al frente de los negocios de su padre, el cual inclusive llegó a ser gobernador de Sinaloa después de la muerte de Francisco Cañedo hasta el estallido de la Revolución Mexicana en 1910.
Por otro lado, entre los datos a resaltar de la historia de este ingenio azucarero, es que la obra de la escritora culiacanense Inés Arredondo estuvo influida por este espacio y Eldorado, ya que mucha de su infancia la pasó en la hacienda de los Redo, donde su abuelo era trabajador y gente de confianza de don Diego.
De esta manera, en algunos de sus cuentos los personajes transcurren en este lugar que ella evoca y describe como un edén mítico.
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