Culiacán, Sin.- En México hay casi 114 mil personas reportadas como desaparecidas o no localizadas, una cifra que no se puede entender sin la participación de grupos criminales, pero también por agentes del Estado.

Alicia de los Ríos, abogada, historiadora y activista, reflexionó en Culiacán sobre las desapariciones forzadas en el País. Ella misma es víctima luego de que su madre -con el mismo nombre- fuera desaparecida Ciudad de México el 5 de enero de 1978, siendo perseguida por el Estado por ser militante de la Liga Comunista 23 de Septiembre.

Dijo que este método ha sido una herramienta útil, la cual no se puede relacionar únicamente a grupos criminales, como si lo hubieran aprendido por generación espontánea, sino que es un conocimiento que se adquirió desde agentes del Estado.

“En México la desaparición forzada no empieza en 2006, sino que empieza desde mucho antes y fue el laboratorio que va después a mostrar que la desaparición forzada es una herramienta sistemática muy útil para eliminar a personas”

 

“Esta práctica ilegal que representa una violación de derechos humanos en el plano internacional, fue interpretada por agentes que pertenecían a cuerpos de seguridad nacional, como es la Dirección Federal de Seguridad, como fue la Brigada Especial integrada por civiles y militares y por una secretaría que todavía existe en la que hay prácticas sistemáticas no nada más de perpetrar la desaparición forzada, sino que sirve para ocultar y disminuir los esfuerzos de la sociedad civil y de los familiares que es la Secretaría de la Defensa Nacional”.

De los Ríos ha sido defensora de derechos humanos prácticamente desde la desaparición forzada de su madre. Ha dedicado más de 20 años a documentar cómo Alicia de los Ríos Merino (su madre) fue llevada por agentes estatales y fue víctima de desaparición forzada hasta ser arrojada desde aviones militares a los mares.

En todo este periodo ha visto y escuchado decenas de promesas y discursos en los que se ha criminalizado a las personas desaparecidas. Incluso, dijo, en gobiernos que se han declarado de izquierda, como el de Andrés Manuel López Obrador, que sostiene una historia negacionista sobre crímenes donde ha participado el Ejército, como el de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, que fueron desaparecidos el 26 de septiembre de 2014.

“Hasta hoy el problema de los desaparecidos cada final de sexenio se responde con un intento de negacionismo, de ocultar cifras, de frenar el proceso”, señaló de los Ríos.

 

“(…) Regularmente esos esfuerzos estatales han sido contradichos y eso ha venido de manera común de las madres y esposas, de hijos e hijas de las personas que se encuentran desaparecidas”.

Ante todos estos crímenes, prosiguió, han surgido nuevos movimientos, todos encabezados por mujeres que se han dedicado a organizarse para buscar y lograr cambios.

De esa manera, dijo, nació la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en la década del 2000 una fiscalía especial sobre los crímenes del pasado o recientemente una comisión nacional de víctimas y una comisión nacional de búsqueda.

Y es porque hay algo inexorable en todo esto: las desapariciones forzadas son crímenes que no serán olvidados fácilmente, porque siempre habrá madres, hermanas, hijas e hijos que estarán en pie de lucha.

“Siempre lo he dicho, yo fui una testiga, una niña testiga que fui aleccionada en los mejores términos no ideológica, sino en la práctica y mis mejores maestras fueron las doñas, fue mi abuela, fueron sus compañeras y hoy de igual manera, de manera muy similar las señoras y las doñas que actualmente buscan a sus hijos e hijas”, señaló.

“Desde ahí me he hecho de un dicho que dicen, que hoy hago mío: no puede haber democracia con desaparecidos, no puede haber democracia con más de 115 mil desaparecidos”.

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