La rápida movilización del Instituto Nacional Electoral evitó que se instalara la conjetura de malos manejos del material comicial luego de que vecinos del Fraccionamiento Villa Dorada, de Culiacán, reportaron ayer el hallazgo en la vía pública de una caja con documentación para la instalación de una casilla, aclarándose a tiempo que personal de capacitación del INE la dejó olvidada y al regresar por ella ya estaban allí las autoridades competentes tomando nota.

Sin embargo, el evento y la sofocación inmediata de las sospechas tiene la utilidad de certificar que el órgano electoral y las instancias ministeriales y de seguridad pública que apoyan están preparadas para actuar antes de que casos de información morbosa sean utilizados por usuarios de las redes sociales y candidatos y partidos que emiten hipótesis carentes de la necesaria corroboración.

Es posible que en estos días previos a la votación del 2 de junio pululen situaciones creadas alevosamente para dispersar la noción de eventos que violentan los principios de la democracia, no obstante que existen operativos y llamados a la población para que evite caer en trampas tendidas con información falsa o acciones preconcebidas para enturbiar la jornada y el proceso electorales.

 

La movilización expedita del INE, Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales y la fuerza pública federal, estatal y municipal deberán ser la reacción coordinada para desactivar hechos que le apuestan al sensacionalismo del desorden como última posibilidad de obtener raja política o restarle legitimidad al proceso constitucional de votación. El árbitro electoral, la vigilancia policiaca y militar y el ojo ciudadano son los centinelas legítimos del sistema de leyes que salvaguardan el derecho a votar y el derecho a ser votado.

La experiencia de Villa Dorado, y sobre todo la respuesta oportuna, tendrían que ser regla en vez de excepción, en la expectativa de los sinaloenses por elegir a sus gobernantes y representantes populares en paz, de manera libre y en comicios de resultados confiables.

 

Los electores deben salir a votar con plena seguridad de que lo podrán hacer sin coacción ni miedo, y de que prevalecerá la efectividad del sufragio.

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