Con una lista nominal de 98.4 millones de mexicanos, de los cuales 2.4 millones corresponden a Sinaloa, las casillas estarán listas el domingo para que estos ciudadanos acudan a ejercer el sufragio en condiciones libres ya que esos minutos que la boleta electoral está en las manos de los votantes, en la secrecía de la mampara, constituyen la resolución del dilema de dejar el gobierno en manos de las y los mejores candidatos o ponerlo a cargo de aquellos que lo único que garantizan es velar por sus propios intereses.

El cumplimiento del paradigma de la democracia consistente en “hoy reflexiono, mañana voto” representaría el momento culminante del desarrollo político donde valdría la pena lo costoso del sistema electoral, de financiamiento a partidos, organización de elecciones y derroche de recursos económicos en las campañas, mismos que llevan a la gente a desconfiar de la utilidad de tales dispendios.

 

Si el sistema comicial mexicano se ajustara a lo que establece la Constitución ningún elector tendría por qué ponderar al acudir a sufragar los apoyos de programas sociales, dádivas de partidos, cooptación del voto y coacción de poderes fácticos; en la secrecía en que toma la decisión debería optar por él mismo, su familia, la sociedad, país, estado y municipio en razón de qué propuesta o trayectoria considera más cercana a las expectativas particulares y generales.

Esta elección desprendida de cualquier injerencia es la que debe emanar de las 170 mil 256 casillas que se abrirán en todo el país el 2 de junio para recibir los votos, vigiladas por un millón 532 mil 260 funcionarios acreditados por el Instituto Nacional Electoral, legitimando con el acto electivo a conciencia y en condiciones de seguridad a todos aquellos que vayan a la administración pública y asambleas legislativas.

Salir a votar sin pretextos ni caer en los miedos que suelen sembrarse en el día “D”, utilizando la herramienta constitucional que nos permite definir a los representantes populares que más merecen nuestra confianza. Ganarse el derecho de reclamarles a los políticos por sus errores en la lógica de que gobiernan para nosotros, los que los elegimos, no para quienes desde la abstención les dieron licencia para traicionar a la ciudadanía.

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