Texto: Alejandro Ruiz
Imagen: Tomada de video

El 24 de junio, el periodista Julian Assange salió de prisión después de llegar a un acuerdo con el Departamento de Estado de los Estados Unidos. En el acuerdo, Assange se declaró culpable de un delito grave ante una corte de Estados Unidos,

La cuenta de Wikileaks,la plataforma que fundó Assange, reportó lo siguiente:

«Julián Assange está libre. Salió de la prisión de máxima seguridad de Belmarsh la mañana del 24 de junio, después de haber pasado allí 1.901 días. El Tribunal Superior de Londres le concedió la libertad bajo fianza y fue liberado en el aeropuerto de Stansted durante la tarde, donde abordó un avión y partió del Reino Unido».
Una victoria de la solidaridad global

El 11 de abril de 2019, el gobierno del Reino Unido detuvo a Julian Assange después de que la embajada ecuatoriana en ese país le retirara el asilo político que le habían otorgado desde 2012, durante el gobierno de Rafael Correa.

El motivo de la detención era una orden de extradición solicitada por el gobierno de los Estados Unidos, quienes acusaban a Assange de 17 cargos por espionaje e intrusión informática. De ser hallado culpable, las penas que se le podrían imponer a Assange eran 75 años de prisión, o incluso la pena de muerte, pues se le acusaba bajo una arcaica ley de espionaje vigente desde 2017 que nunca se ha aplicado a algún periodista.

Desde ese momento, Julian Assange pasó sus días en una celda de 2×3 metros en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh. Y también, desde ese día, comenzó una batalla legal en tribunales, que se extendió a las calles de todo el mundo.

La lucha la encabezaron sus familiares, principalmente su padre, su hermano y su esposa, y la respaldaron cientos de organizaciones.

El último episodio de esta batalla ocurrió el 20 de mayo, cuando el Tribunal Superior de Londres negó la orden de extradición y concedió a Assange el derecho a apelar.

Esto abría la puerta para que, por primera vez, el fundador de Wikileaks pudiera exponer ante un jurado los motivos por los que consideraba injusta su detención, y también, para que pusiera a relieve los actos de tortura a los que había sido sometido, pues como lo demuestra un informe del relator de las Naciones Unidas sobre tortura, Nils Melzer, Assange fue víctima de tortura psicológica al estar aislado diariamente durante 23 horas.

Wikileaks, en su publicación, recuerda esto, y reconocieron que su excarcelación «es el resultado de una campaña global que abarcó a organizadores de base, defensores de la libertad de prensa, legisladores y líderes de todo el espectro político, hasta llegar a las Naciones Unidas. Esto creó el espacio para un largo período de negociaciones con el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que condujo a un acuerdo que aún no se ha cerrado formalmente. Proporcionaremos más información lo antes posible».

El preso político más importante del mundo occidental

 

En 2011, Wikileaks publicó una serie de documentos clasificados del gobierno de los Estados Unidos que revelaban actos de corrupción gubernamental y abusos contra los derechos humanos. Julian era el editor en jefe del sitio, y, como refieren sus compañeros, «pagó severamente por estos principio, y por el derecho del pueblo a saber».

Entre los documentos que publicó Wikileaks se encontraban videos que evidenciaban los crímenes de guerra que cometió el ejército de los Estados Unidos en Afganistán, las negociaciones de alto nivel para permitir la postulación de Donald Trump a la presidencia en 2017, y acciones de espionaje cibernético dirigidas por la agencia Central de Inteligencia (CIA).

A partir de ese momento, Julian Assange se convirtió en un enemigo de los Estados Unidos. Y en 2019, cuando las autoridades del Reino Unido lo detuvieron, se convirtió en el preso político más importante del mundo occidental.

Su detención, como afirmó en abril Fidel Narváez, el excónsul ecuatoriano que recibió a Assange en la embajada de Londres, es para enviar un mensaje al mundo:

«La persecución de Assange es para sentar un precedente. Un precedente para detener a otros que repliquen lo que él ha hecho, y ese precedente ya se sentó. Independientemente si mañana Julian es liberado, mañana ya nadie va a querer pasar por lo que él ha pasado, casi destruyéndolo, y ese es el mensaje».

Por eso, tras la noticia de su liberación, mandatarios de todo el mundo, y principalmente Latinoamérica, expresaron su alegría.

Uno de ellos fue el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, quien fue una de las pocas voces que a nivel mundial pidió por la libertad de Assange.

Wikileaks, el medio que fundó Assange, celebró la liberación: «Después de más de cinco años en una celda de 2×3 metros, aislado 23 horas al día, pronto se reunirá con su esposa Stella Assange y sus hijos, que sólo han conocido a su padre tras las rejas. Al regresar a Australia, agradecemos a todos los que nos apoyaron, lucharon por nosotros y permanecieron totalmente comprometidos en la lucha por su libertad. La libertad de Julian es nuestra libertad».

Contenido de Twitter

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Este trabajo fue publicado originalmente en Pie de Página, que forma parte de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie. Aquí puedes consultar su publicación.