A pesar de que la vida de los países y las personas gira en torno a procedimientos digitales, los sistemas informáticos presentan demasiadas debilidades que aprovechan individualidades u organizaciones para causar daños de diferentes magnitudes, tal como ocurre en las horas recientes con el apagón cibernético que pone en jaque la seguridad y operatividad de miles actividades fundamentales para los quehaceres de la humanidad.

Según los primeros informes de las afectaciones globales, en México la principal tiene que ver con medios de comunicación, bancos y aerolíneas cuyos usuarios enfrentaron desórdenes y confusiones, pero la derivación que mayores sobresaltos causa es la vulnerabilidad que con frecuencia se traduce en la frase “se cayó en sistema” o en casos de hackers que intervienen a instituciones públicas y privadas con objetivos delictivos.

La falla con origen en el software de seguridad de la firma Microsoft generó alarma respecto a la situación de la protección de cuentas bancarias, datos personales, actividades públicas y privadas, así como en usuarios comunes al desconocerse el nivel de intrusión que lograron los atacantes y al ser víctimas algunos sectores que se supone poseen medidas defensivas de alta posibilidad de protección a la información y transacciones.

 

De acuerdo a estimaciones del Centro de Respuesta para Emergencias Informáticas de Israel sustentado en un estudio realizado en 2022, cada día son intentados 20 mil ataques cibernéticos en el mundo y alrededor de 9 mil escalan a incidentes que ocasionan un daño a la economía global de 6 mil millones de dólares, lo cual es posible mitigar solo si los países actualizan de manera permanente sus sistemas de defensa del ciberespacio.

La ciberdelincuencia causa y aprovecha cada vez más los agujeros de seguridad cibernética que hacen posible hechos diarios de robo de datos, sin embargo, lejos de verlos como eventos ordinarios y concederles el estatuto de normalidad, a la ciencia y tecnología le corresponde ir más aprisa que aquellos que con ataques maliciosos concretan ataques de mayor especialización que crecen también en los daños causados.

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