Eldorado, Sinaloa.- Por las calles de Eldorado, un recién nombrado municipio del Estado de Sinaloa, aún se puede escuchar el familiar traqueteo de las aurigas, conocidas coloquialmente como “arañas”. Estas carretas tiradas por caballos son utilizadas como medio de transporte y atractivo turístico. Alguna vez fueron comunes en Culiacán y Mazatlán, pero ahora solo sobreviven en Eldorado, con la esperanza de resistir la urbanización y modernización del municipio.

“Estas arañas aquí en el pueblo tienen 120 años (…) se dice que las trajeron los chinos cuando llegaron al pueblo. En Culiacán todavía había por allá en los años 60´s. Me tocó ver en Mazatlán una que iba por el Malecón, por ahí como en el 67, antes había muchas en Mazatlán, pero ya no están”, dice José Guadalupe Martínez, auriguero desde hace 45 años, quien a lo largo de este tiempo ha sido testigo de cómo las “arañas” han desaparecido en Culiacán y Mazatlán, dejándole la tarea a los eldoradenses de mantener viva la tradición de más de 120 años.

Auriga, Araña, El Dorado, Nuevo municipio

Martínez explicó que las aurigas son conocidas como arañas debido a los saltos que dan en los baches y hoyos de las calles y por tener seis patas: cuatro del caballo y las dos llantas de la carreta, o al menos, eso es lo que se escucha de la gente.

Cuenta que si bien las arañas han sobrevivido durante todo este tiempo, se dice que están por enfrentar nuevos desafíos a causa de la municipalización de Eldorado: hay rumores entre los mismos aurigueros de una intención de quererlas motorizar y que éstas ya no necesiten a los caballos, con el fin de hacerle frente a la posible llegada de otras aplicaciones de transporte funcionales en las grandes ciudades.

“Según andan queriéndolas motorizar, meter otro tipo de vehículo y ya dejar a los animales por la paz”, menciona.

 

Con este cambio él siente que la esencia de su oficio se perdería, pues a pesar de haber otros servicios de transporte motorizados en el municipio, las personas siguen prefiriendo las arañas, los locales por la tradición y en los visitantes por la curiosidad de ser algo nuevo para ellos.

“Al motorizarlos se acaba la tradición de más de cien años de antigüedad”, lamenta.

 

“Hay veces que la gente se sube nada más por pasearse en ellas para ver qué se siente la carreta. Vienen de todas partes, del otro lado (Estados Unidos), se pasean y toman video porque les parece extraño que haya de estas carretas aquí trabajando y como te digo tienen como 120 años dándole servicio al pueblo”, explica.

José entró en este trabajo en 1980, impulsado por la necesidad de ganarse la vida. A pesar de los desafíos que implica y de que a veces no es un negocio rentable, pues hay días que apenas gana el dinero suficiente para la renta de la carreta y el alimento de sus animales, encontró satisfacción en ser su propio jefe y manejar sus propios horarios.

“Una gente que no estudia tiene que trabajar en lo que caiga. Y yo aquí he aguantado en este trabajo porque uno mismo es el patrón, no hay quien lo mande porque uno mismo tiene que hacerse cargo de los animales, darles comida y si se enferman hay que curarlos y me gustó la chamba porque a donde quiera que vaya uno va a trabajar, y aquí trabaja uno y uno mismo es el patrón”, expresa.

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Este medio de transporte es común verlo en el centro, por la zona comercial o en la central de autobuses, siendo utilizado por lugareños que prefieren pagar menos de 50 pesos para ir de un lugar a otro y con ello evitarse la fatiga de caminar durante las horas más intensas de calor. 

Tampoco es extraño ver a familias con niños siendo paseados arriba de las carretas, recorriendo los lugares distintivos del lugar como la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús y la Plazuela.

De acuerdo con José, el número de arañas que están en activo ha disminuido porque si bien son 17 arañas las que hay en Eldorado y andan unas tres piratas, es decir, que no están registradas en el sindicato, actualmente de esas 17 solo están trabajando alrededor de 10, debido a que el resto han sido compradas por personas que esperan la motorización.

Eso es muestra de cómo las arañas podrían quedar relegadas a un rincón de la historia y Eldorado dejaría de ser el lugar donde aún sobreviven las arañas.

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