María Isabel Cruz Bernal busca a su hijo Reyes Yosimar, un joven policía municipal desaparecido desde el 26 enero de 2017 cuando unos hombres armados lo sacaron a la fuerza de su casa en la colonia Infonavit Humaya, un barrio al norte de Culiacán. Vivía en Oaxaca, su ciudad natal, cuando ocurrió el crimen que la trajo a la capital de Sinaloa en uno de los años más sangrientos de la historia reciente para buscar entre fosas clandestinas a su hijo. Aún está en ese intento de localizarlo, aunque ahora dice algo desde lo profundo y la experiencia: “Tengo que buscarlo también en los expedientes, atacar al sistema”.

En el último año ha pasado de ser una buscadora que usa drone para rastrear desde el cielo y analizar los suelos, de explorar campos y usar picos y palas para estudiar Derecho e inscribirse en diplomados sobre juicios de amparo. No deja lo primero, pero su nuevo rol la ha llevado a comprender una nueva faceta como madre buscadora.

Desde esa mirada, Cruz Bernal analiza la última propuesta del gobierno de Sinaloa para buscar a personas desaparecidas llamado “Centro de Resguardo Temporal e Identificación Humana”, un lugar con el que se busca dar nombre a 2,321 cuerpos restos u osamentas que han sido enterrados en fosas comunes, en las morgues de funerarias y en las instalaciones del Servicio Médico Forense y que están clasificadas como “personas no identificadas”. Esa propuesta gubernamental tiene 11 meses inaugurada, pero no funciona a falta de un plan de exhumaciones y la capacitación del equipo que lo trabajará.

“Sabemos que el tiempo, para ellos como gobierno, es poco, pero para nosotros es mucho”, dice María Isabel al asegurar haber hablado con Patricia Figueroa, subsecretaria de Derechos Humanos de Sinaloa, sobre el Centro y la intención.

“Si lo echan a andar, qué bueno, pero que le echen a andar ya”.

La subsecretaria dijo el lunes 22 de julio que el Centro de Resguardo estará a cargo de 10 personas, todas desconocidas públicamente, pues las contrataciones se han dado como si se tratase de una empresa privada.

“Son 10 personas que yo no conozco, 10 personas que no conozco su currículum, 10 personas de las que no conozco su carrera. No conozco quiénes son. Ella dice que son jóvenes, que se les apuesta a los jóvenes para que aporten ¿Pero quiénes son? La duda es quiénes son, quiénes son y qué me garantiza a mí que son jóvenes de meramente preparados, porque como se lo he dicho a ella: un papel o un documento, un título pegado en la pared no me dice nada”.

“Siempre se lo he dicho, que están trabajando sin las familias y debe de ser todo con las familias. Creo que desde la selección del personal que va a ocupar esos puestos debería ser con las familias, ¿No? Que las familias digan.

-La subsecretaria mencionó que será un Centro importante, que pondrá ejemplo nacional

“Es un proyecto bastante ambicioso que en tan poco tiempo y sí, OK, han ejercido 95 millones de pesos y es de presumirse que Sinaloa es el estado que más recursos ha bajado… ¿Pero a mí en qué me ayuda o a qué familiar le beneficia?”

“Se va a echar a andar ya en el mes de agosto, pero que especifique en qué, porque se tiene que haber una base de datos, tiene que haber las tomas de prueba de ADN, que era lo que ella decía entonces ¿Cómo vamos a empezar si no es tan fácil que Fiscalía le suelte los cuerpos?, o sea, hay más dudas que alegrías”.

-La subsecretaria ha dicho que el Centro será temporal

“Sí, y el que van a regresar a los cuerpos que no sean identificados otra vez de donde lo sacaron ¿Entonces dónde está la dignidad?

“Es tan triste pensar que los de larga data, que tenemos tantos años esperando tengamos que seguir esperando más para saber si nuestros seres queridos, están en ese en ese lugar ¿Y si no están qué va a pasar?”.

El Centro de Resguardo es un proyecto gubernamental que tiene ya un plan, el cual comenzará con algo que ya se denominó como “etapa cero”, consiste en hacer exhumaciones en fosas comunes, de donde se sacarán cuerpos, restos u osamentas que yacen dentro de bolsas de plástico color negro junto con botellas de plástico, recicladas de refrescos, que contienen un pedazo de papel con el número de expediente de cada cuerpo enterrado.

La “etapa cero” consistirá en ir sacando esos cuerpos de funerarias, morgues del Servicio Médico Forense y 15 panteones donde hay fosas comunes, donde yacen para llevarlos a espacios dignos, pero también deberá hacerse un registro genético con familiares de personas desaparecidas como método de búsqueda.

María Isabel dice que no puede confiar del todo en esa etapa cero, que hay historia reciente que no le permite asumirlo como una esperanza.

“Vamos a seguir esperando, lo que ha pasado con la compañera de cuatro años esperando, que confió en que hay unos laboratorios certificados de la Fiscalía que supuestamente son de primer nivel y han fallado, han fallado en el momento que no se entrega los cuerpos como debe ser”