Sinaloa.- Hoy en día existen pueblos originarios en Sinaloa que han preservado su identidad a lo largo del tiempo, adaptándose a contextos cambiantes y resistiendo procesos de aculturación y marginación (desde la colonización hasta el México contemporáneo), señaló el antropólogo e historiador Héctor Parra Zurita.

Como parte del ciclo de conferencias por el 85 aniversario del Centro INAH Sinaloa, el investigador presentó la ponencia “Patrimonio vivo: grupos originarios en Sinaloa”, en la cual destacó que los pueblos originarios como los Yoreme o Mayo han logrado revitalizar su identidad, desafiando las predicciones de desaparición y organizándose en instituciones propias que buscan el respeto a sus derechos y territorio ancestral.

Así, la cultura, el idioma y las tradiciones del pueblo Mayo-Yoreme, han sobrevivido a los intentos históricos por homogeneizar y absorber a los pueblos originarios en la narrativa del Estado nación, destacó Parra Zurita.

“En la actualidad existen procesos que revitalizan esa identidad étnica que se veía como en extinción y destinada en desaparcer”, dijo el investigador.

 

La nación Mayo-Yoreme

Ubicados en el norte de Sinaloa y sur de Sonora, los Yoreme han basado su modo de vida en una interacción equilibrada con su territorio, caracterizado por un paisaje semiárido que, sin embargo, ofrece oportunidades agrícolas en zonas de suelos húmedos a lo largo de las riberas de los ríos.

Históricamente, el cultivo de maíz, frijol y calabaza, aprovechando las crecientes de los ríos por lluvias anuales, ha sido una práctica fundamental para su subsistencia. Este ciclo agrícola, que permite hasta dos cosechas al año, continúa vigente en la actualidad.

Por otro lado, la caza del venado ha significado para el pueblo originario una manifestación cultural importante, expresada en danzas y música ritual que se preservan hasta hoy.

“Su sistema socio-ecológico aporta al conocimiento del medio natural del norte de Sinaloa los elementos de saber histórico que les han permitido su permanencia a través de mecanismos de retroalimentación y eficiencia que persisten incluso tras perturbaciones como la colonización y las reformas posrevolucionarias”, señaló.

 

Así, reiteró Parra, los Yoremes se han caracterizado por una rica tradición agrícola, el manejo sostenible de los recursos naturales y un profundo vínculo con sus territorios ancestrales.

Los desafíos

 

A pesar de todo esto, Parra también mencionó que el reconocimiento formal de estos pueblos originarios a menudo enfrenta desafíos legales y políticos, pues algunos gobiernos lo utilizan más como un símbolo de compromiso con los derechos humanos que como un esfuerzo real para abordar problemas históricos y estructurales de los pueblos indígenas.

En este sentido, el antropólogo subrayó la necesidad de que las políticas de conservación y desarrollo se formulen en diálogo con las comunidades, respetando sus conocimientos ancestrales y promoviendo su participación activa en la gestión de sus territorios.

“Las políticas públicas a menudo no consideran las especificidades de su sistema de manejo de recursos, y el reconocimiento formal de sus derechos sobre la tierra puede ser ambiguo y poco efectivo si no se aborda con una comprensión profunda de su cosmovisión y sus prácticas”, explicó.

 

Además, destacó que los Yoreme y otros pueblos indígenas de Sinaloa seguirán siendo un componente vital del patrimonio cultural y social de la región, defendiendo su derecho a existir y prosperar en un mundo que los reconoce.

La lucha por su territorio ancestral

 

Recientemente la Alianza Yoreme, organismo que incluye a cuatro pueblos Yoreme del sur de Sonora, dijo a Espejo que próximamente estarán enviando una delegación a los Mayo-Yoreme de Sinaloa.

Esto con la invitación de unir a los pueblos divididos en la región costera entre el Río Mayo y el Río El Fuerte y así promover una sola unión y fuerza indígena para luchar por la recuperación de su territorio ancestral.

“En la consolidación de esta Alianza Yoreme tenemos que extendernos a todo el territorio ancestral”, dijo Severo Aguilar Osuna, gobernador indígena del pueblo de Cohuirimpo. Recuperar su tierra, explicó, es lo mismo que recuperar las bases que hacen posible su existencia.

“…Entre ellos la recuperación del agua, la recuperación de la tierra, la recuperación de nuestro espacio natural donde tenemos nuestra alimentación, nuestra medicina y todos nuestros saberes”, añadió.

 

El gobernador indigena indicó que, actualmente, la principal lucha de la nación Yoreme es la recuperación de su territorio y la reconstitución de su pueblo, un total de 46 mil hectáreas de tierras entre el Valle de Guasave y hasta Ciudad Obregón despojadas desde tiempos de la invasión española. “La mal llamada conquista”, anotó Severo.

Pueblos Originarios, el concepto

 

El concepto de “pueblos originarios” surge en el siglo XX promovido por organismos internacionales como la ONU y se refiere a grupos de personas que han habitado una región determinada antes de la llegada de invasores y previo a la generación de los estados modernos.

Este concepto subraya el derecho de estos pueblos a la autodeterminación, preservación cultural y participación en decisiones que afectan sus vidas y territorios y, en América Latina, este reconocimiento ha sido clave para la lucha por los derechos de estos grupos y su inclusión en políticas públicas más respetuosas de la diversidad cultural.

Sin embargo, Parra también abordó las críticas al concepto señalando que es una definición que puede resultar ambigua o generalizante, diluyendo la diversidad interna de cada grupo.

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