Ciudad de México – Con el lema “No habrá paz, vida y futuro sin Agua”, este fin de semana se llevó a cabo la 5ta Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio en la Ciudad de México.
Con presencia de 800 delegados de 269 organizaciones y colectivos de los territorios y pueblos indígenas de todo el país, la Asamblea trabajó en seis mesas en las cuáles respondieron a tres preguntas: ¿Cómo y quién despoja y contamina el agua y el territorio?, ¿Cuál es la respuesta del narcoestado? y ¿Con quiénes caminamos para fortalecer la resistencia?
El trabajo de la Asamblea, iniciado tras la toma del edificio del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) en 2021 como una iniciativa del Congreso Nacional Indígena, busca generar procesos de cooperación para fortalecer la lucha de los pueblos y organizaciones en defensa del agua, la vida y el territorio.
Desde su nacimiento, la asamblea se ha declarado como autónoma, autogestiva, antipartidista, anticapitalista, antipatriarcal, antifascista y antimilitarista.
“La asamblea es una respuesta necesaria a la violencia gubernamental, ante el saqueo capitalista que amenaza la vida y los territorios. Busca unir esfuerzos para resistir y luchar dignamente sin pedir permiso ni perdón”, señala la organización.
En sí, a través de las mesas, la asamblea y la redacción de acuerdos y conclusiones, la asamblea busca fortalecer la organización comunitaria y propone acciones efectivas frente a la crisis hídrica desde la acción y la denuncia.
Existimos porque resistimos
Este año, la asamblea se llevó a cabo los días sábado 17 y domingo 18 de agosto en la Casa de los Pueblos y Comunidades Indígenas “Samir Flores Soberanes“, dónde con una gran carpa, pósters y los camiones que traían a los delegados desde las regiones del país, se cerró la avenida México-Coyoacán en una especie de protesta organizativa para acordar las próximas acciones de los pueblos frente a la crisis hídrica y la lucha por los territorios en todo el país.
Luego de llevarse a cabo las mesas de trabajo, el domingo 18 de inició el día con un desayuno comunitario con arroz, tortas de huevo, pozole, té y café como un primer gesto de comunidad y convivencia entre los asistentes. Más tarde, en reunión plenaria se leyeron las conclusiones de las seis mesas de trabajo y se llevó a cabo una rueda de prensa en la cual se dieron a conocer los acuerdos tomados por los pueblos organizados.
Tras una presentación de los delegados presentes, durante la amplia rueda de prensa se leyó la declaratoria final, en la cual los pueblos indígenas reiteraron a empresas, autoridades y crimen organizado que para los pueblos indígenas el agua es sagrada; esto ante la intención reiterada de “los de arriba” para que las comunidades olviden que son parte de la naturaleza.
En ese sentido, la asamblea reiteró su compromiso por defender a la madre naturaleza de las nuevas formas de despojo, destrucción y acaparamiento escuchadas durante los dos días del evento, como “la perforación de pozos y construcción de tuberías para la industria, simulando el cumplimiento del derecho al agua, pero otorgando concesiones ilimitadas para las industrias, mineras y empresas, mientras a la población es limitada”.
“Para los pueblos el agua es sagrada porque nos da vida, nos da existencia, nos da comida, nos da medicina; por eso pedimos permiso al territorio, por eso no lo traicionamos, no lo vendemos. Si la tierra y el agua enferman nosotros también, si el agua muere, nosotros y la vida, todo se acaba; si el agua ya no cae nada florece, nada vive”, se indicó en la declaratoria.
“Para ellos, los de arriba, resulta fácil mirar nuestro territorio e identificar las fuentes de agua, minerales y tierras fértiles; trazar carreteras, vías de tren, gasoductos para transportar mercancías y proveer a la industria. Les es fácil mirar el mapa y decir que población desplazar y eliminar. ·En esta guerra sangrienta, que no es más que una continuidad de la que inició hace más de 500 años, los pueblos seguimos en resistencia, caminando en ese territorio llamado México, en ese lugar llamado mundo, y en este caminar nos encontramos con nuestra historia y con nuestros pueblos y comunidades”, se puntualizó.
Por otro lado, la organización repudió el actual sexenio de Andrés Manuel López Obrador, al cual calificaron de capataz al servicio de los grandes intereses económicos con proyectos como el Tren Maya, el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, y el proyecto integral Morelos, entre otros; además señalaron que el próximo sexenio ha dado muestras de que seguirá con está línea.
“El sexenio termina y contrario a lo que prometieron no termina la guerra ni el despojo. Peor aún el próximo gobierno promete continuidad un segundo piso para los de arriba construido sobre los y las de abajo”, indicaron.
Entre las exigencias de la Asamblea se mencionó el cese de criminalización de defensores del territorio, la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa y los miles de desaparecidos; la investigación a Omar García Harfusch, justicia para los Yaquis desaparecidos por el estado, entre otros llamados a defensa del territorio en sitios como la Sierra del sur de Guerrero, la comunidad mazateca de los Ojitlán de Flores Magón Oaxaca, el alto a la destrucción de las reservas de agua de ríos subterráneos y cenotes en la Península de Yucatán y a la selva Calakmul.
Durante la asamblea participaron personas de comunidades de Ciudad de México, Michoacán, Querétaro, Veracruz, Edomex, San Luis Potosí, Colima, Chiapas, Hidalgo, Tlaxcala, Nuevo León, Puebla, Quintana Roo, Baja California, Sonora, Jalisco, Guerrero, Yucatán, Tamaulipas y Chihuahua. Asimismo, se contó con observadores enviados de países como Alemania, Italia, Francia, España, Canadá, Colombia, Perú, Suiza, Guatemala y Estados Unidos.
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