El Gran Acuerdo al que convoca la organización ciudadana Construyendo Espacios para la Paz propone como meta para el año 2030 que Sinaloa sea uno de los 10 estados del país más pacíficos, en la larga ruta a transitar para acceder a estándares de vida alejados de la violencia y ocupando a la sociedad civil en las tareas hacia tales objetivos.

Es algo similar al pacto social que ha tomado forma de manera pausada durante la jornada de inseguridad que arroja consecuencias incuantificables para Sinaloa por la parálisis de las actividades en general, desde que el 9 de septiembre dos facciones del Cártel de Sinaloa iniciaron la confrontación por la disputa de territorios y mercados del narcotráfico, quedando la población pacífica en medio de dicha reyerta.

La propuesta de alianza para la paz requiere del sustento de la realidad, el conocimiento de las posibilidades y la ruta a seguir para que la viabilidad de la acción cívica asegure el alcance de los logros que se proponen y no acabe siendo una racha de buenas intenciones de esas que surgen cuando la seguridad pública entra en crisis y luego quedan en el archivo de las cosas olvidadas al retornar las condiciones mínimas de tranquilidad y orden.

 

El Gran Acuerdo plantea registrar y evaluar resultados periódicamente para generar evidencia objetiva que permita mejorar de manera continua con relación a la construcción de paz; no llevará etiquetas partidistas ni de gobierno, ni de ninguno de los actores que participen en el mismo, pues su objetivo es un logro social; establece una estrategia de control de seis problemáticas: violencia, corrupción, impunidad, polarización, deshumanización y consumismo, así como la generación de una nueva cultura a partir de un cambio en valores, comportamiento, tradiciones, actitudes y estilos de vida, y define seis estrategias conjuntas: culturización, comunicación, observación, visibilización, concientización y educación.

De lo ambicioso de este esfuerzo resulta proporcionalmente difícil el desafío de unificar a los sinaloenses para que hagamos lo correspondiente desde los entornos en que participamos, sin fingimientos ni involucramientos a medias. Sin duda, este es el momento de intentar el Gran Acuerdo después de la narco pandemia de 35 días irradiando miedo y caos junto a sensación de pérdida del Estado de derecho.

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