Culiacán.- Como en cada región, los habitantes de Culiacán tienen ciertas peculiaridades conductuales y psicológicas que moldean sus hábitos y decisiones al momento de consumir. Son estas características diferenciadoras las responsables de que el mismo producto pueda generar diferentes reacciones dependiendo de las poblaciones a las que se les presente.
Muy arraigadas en la cultura, encontramos ciertos factores que determinan cómo los culiacanenses deciden gastar su dinero, qué bienes comprar y negocios en los qué consumir. Esta serie de rasgos son de vital importancia, información de mucho valor a tener en cuenta, a la hora de emprender o introducir determinados productos y servicios al mercado local.
Tres expertos en estudios de mercado y estrategias publicitarias, con una amplia trayectoria trabajando con el mercado de consumo de Culiacán, comentan sobre las principales particularidades que determinan el comportamiento de los clientes culichis y su impacto en el diseño de estrategias empresariales.
Entre las características más destacables de este mercado, se ha encontrado un alto apego a lo nativo de la región, lo familiar y lo ya conocido. El elitismo de la población e inclinación por las tendencias de rápida disolución también son factores clave que moldean el consumo en la ciudad.
Lo anterior carga al cliente de la región con un nivel de complicación que, si bien sigue siendo mucho menor a otras ciudades percibidas como de mayor sofisticación, es necesario entenderle en toda su complejidad al desarrollar un modelo de negocios exitoso.
Culiacán, una ciudad de costumbres
Ana Valeria Calvo, profesora de planta en el área de mercadotecnia del Tecnológico de Monterrey, con experiencia como consultora para empresas locales y nacionales, califica al mercado de Culiacán como uno “atípico”, debido a los factores que inciden en los hábitos de consumo de sus participantes.
La mercadóloga observa que los consumidores locales tienden a buscar que los productos que compran estén diseñados especialmente para ellos, por lo que las empresas que vienen de fuera necesitan evaluar formas para adaptarse a las necesidades específicas de la población, mientras que las que surgen dentro de esta misma región deben conocer a la perfección su segmento de mercado.
Por suerte para quienes desean hacer negocios en el mercado de consumo de Culiacán, no es muy difícil encontrar lo que las personas desean, pues es algo muy marcado en la identidad cultural del culiacanense.
“Es muy fácil de entender lo que el mercado de Culiacán puede querer. Es muy característico el tipo de comida que le gusta, el tipo de música, cómo le gusta vestirse. Están muy marcadas este tipo de tendencias, lo cual facilita mucho el trabajo de poder generar una propuesta de valor adecuada para las características de este mercado”.
En contraparte con esta bondad, uno de los retos de venderle al culiacanense es la dificultad por adoptar conceptos que parecen ajenos. “Es un mercado que le cuesta aceptar nuevas propuestas de valor”, señala Ana Valeria.
Este gusto del culichi por lo que percibe familiar no significa que no sea un público abierto a las nuevas experiencias, ni mucho menos. Valeria González, maestra en negocios con especialidad en mercadotecnia, catedrática en Universidad Casa Blanca con una década de experiencia trabajando en el sector publicitario, encuentra que el cliente de Culiacán está abierto a conocer cosas nuevas, pero solo se quedará si la experiencia que recibe cae en su entero agrado.
Dicho rasgo sería el responsable de que muchos negocios se conviertan en una opción de una sola ocasión, pues si no se logra encantar en la primera oportunidad, es difícil que el consumidor abandone su zona de comfort para una segunda o tercera visita. “Es una ciudad de costumbres”, comenta.
“Vivimos de tendencias”
Otro rasgo que caracteriza al consumo en Culiacán es la gran tracción que suelen ganar las tendencias que logran cautivar al mercado, que son tan fuertes como fugaces. González profundiza en esta idea:
“Somos clientes que se adaptan a las tendencias, por ende, nuestro cambio de decisiones es a muy corto plazo. A veces, tan corto que para el mercado local es difícil seguirle el paso. Vivimos de tendencias”
Este fenómeno está directamente relacionado con la forma en la que el culichi se deja influir por otros a la hora de consumir, con una toma de decisiones que no es independiente, sino masiva. De ahí la importancia que han adquirido los personajes considerados como líderes de opinión o influenciadores en los esfuerzos de mercadotecnia de un negocio.
Elitismo y narcocultura
Aunado a esto, y entre las características que definen a los clientes de la ciudad, la maestra habla del elitismo que se percibe y su influencia en los hábitos de compra, relevante sobre todo para aquellas empresas que apuntan a ciertos segmentos de mercado con un poder adquisitivo de mayor magnitud.
“Culiacán es una ciudad elitista, que vive constantemente en este ciclo donde si la gente no tiene lo que otros tienen, no se le ve como igual. No en todos lados, pero sí es una ciudad elitista. Si no cumples con ciertos estándares como marca, la gente no te consume”
El principal motivo detrás de dicho elitismo estaría relacionado directamente con la narcocultura, explica, que ha promovido un estilo de vida inaccesible para la gran mayoría de consumidores. Comenta que, más que ser una bondad por la derrama que genera, la economía ilegal disuade a empresas de instalarse en la ciudad.
“El narcotráfico en Sinaloa es, definitivamente, un factor muy determinante para las marcas. He sabido de marcas que no han entrado a Sinaloa, especialmente Culiacán, por ese tema”
La narcocultura promueve un estilo de vida inaccesible para muchos.
Un mercado generoso
Pese a los retos que pudiera suponer el hacer negocios en Culiacán, la ciudad se sigue considerando como una tierra fértil para el florecimiento de nuevas empresas, así como para la llegada de otras que provengan del exterior. Así lo expresa Juan Burgos, director de la agencia de estudios de mercado Think! y especialista en marketing político.
“Culiacán en sí, es una plaza muy generosa. La verdad, es muy raro que un negocio que está bien puesto no prospere” asegura.
Burgos afirma que si un negocio ofrece buen servicio, el mercado de Culiacán será generoso con él, siempre y cuando este se adecúe a las demandas de su segmento.
Califica al comprador de Culiacán como uno inteligente, no especialmente quisquilloso, y que sopesa sus alternativas para sacarle provecho a su dinero.
“No es un comprador altamente sofisticado, pero tiene una base de evaluación y conocimiento de su poder económico que lo lleva a poder elegir entre opciones. Por eso a unos negocios les va muy bien y a otros les va muy mal, porque no entienden esa actitud de parte del culichi”
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