Por Istar Meza

En Los Mochis, Sinaloa, la inflación toma una forma peculiar con un almuerzo cotidiano que puede costar hasta 160 pesos. No obstante, el fenómeno alcanza su punto álgido en Culiacán, la capital del estado, donde los mismos productos se elevan a 200 pesos, marcando un aumento del 25%. Este incremento, sin embargo, no se limita a la comida, sino que abarca todos los aspectos de la vida diaria, desde la vestimenta hasta la vivienda.

La profesora investigadora jubilada de la Universidad Autónoma de Occidente, Anajilda Mondaca Cota, explora este fenómeno inusual pero profundamente arraigado: la narcoinflación. Este término hace referencia al aumento desmedido de los precios debido a la influencia del crimen organizado en la economía local.

Más allá de encarecer productos, la narcoinflación desencadena una situación de narco gentrificación. Este proceso implica que aquellos involucrados en actividades delictivas aumentan su poder adquisitivo, mientras que aquellos fuera de esta élite delictiva se ven obligados a enfrentar precios inflados, generando disparidades económicas y sociales en la ciudad.

En este especial sobre Narcoinflación, Espejo Negocios analisa el impacto del narcotráfico en la economía local y el impacto que esto tiene directamente en la calidad de vida de sus habitantes.

 

Cada año, durante la celebración del Día del Amor y la Amistad, Culiacán se ve inmerso en una emergencia de nuevos mercados relacionados con la “narcocultura”, un fenómeno que abarca desde la estética hasta las temporalidades comerciales, redefiniendo los estándares de lujo y extravagancia en la región, y así lo explica la especialista Anajilda Mondaca Cota.

Uno de los elementos más distintivos de esta cultura emergente son los “Ramos Buchones”. Estos arreglos florales, que van más allá de lo convencional, se han vuelto populares entre aquellos que buscan destacarse y expresar un estilo de vida opulento. Con precios que oscilan entre los 1200 y los 8000 pesos, dependiendo del tamaño y la florería, estos ramos se han convertido en símbolos de estatus en la región.

 

Culiacán, conocida por su rica historia cultural y gastronómica, está experimentando un fenómeno emergente que ha capturado la atención de la comunidad: la narcocultura. Este fenómeno, caracterizado por la búsqueda de exclusividad y opulencia, ha permeado diferentes aspectos de la vida cotidiana en la ciudad.

Sobre ello, la especialista Anajilda Mondaca Cota destaca que esta dinámica refleja una búsqueda de reconocimiento social dentro de círculos vinculados al narcotráfico, donde el exceso se convierte en sinónimo de estatus.

Un ejemplo destacado es el restaurante Vicentillos Prime, que ofrece platillos exclusivos como el Wagyu certificado como Kobe Beef, una carne de alta calidad. Además, el restaurante presenta opciones de sushi revestido en láminas de oro y sashimi decorado con hojuelas de oro, agregando un toque de lujo a la experiencia gastronómica.

Pero esta tendencia no se limita a los restaurantes de lujo; productos cotidianos, como un New York Cheesecake cubierto de dulce de leche y hojuelas de oro, se lanzan al mercado a precios elevados. Este fenómeno demuestra cómo el lujo se ha infiltrado en cada aspecto de la vida diaria en Culiacán, marcando una transformación en los estándares de opulencia y exclusividad en la ciudad.