Culiacán, Sin.- En medio de la mancha urbana de Culiacán se encuentra el panteón más antiguo de la ciudad, el Panteón San Juan Nepomuceno, inaugurado en 1844 por Lázaro de la Garza y Ballesteros, obispo de la entonces diócesis de Sonora y Sinaloa.

Este personaje fue el mismo que mandó construir la catedral de Culiacán, derribando la anterior iglesia que construyeron los españoles a finales del siglo XVI.

El proyecto fúnebre fue el primero en el estado en seguir una política de higiene, en detrimento de la antigua costumbre de enterrar a los muertos alrededor de las iglesias, cuyos restos cercanos a la población se convertían en agentes transmisores de enfermedades.

En el histórico Panteón San Juan yacen destacados personajes sinaloenses de la segunda mitad del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, que incluyen militares, políticos, artistas, empresarios y hasta podemos apreciar la tumba de dos gobernadores: Rafael de la Vega y Rábago y Francisco Cañedo Belmonte.

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Tumba del gobernador Rafael de la Vega y Rábago.

El primero fue integrante de una de las familias más influyentes de Sinaloa en esa época, casi todos los de la Vega eran políticos y empresarios desde antes de la Independencia de México. Rafael de la Vega fue gobernador del estado en 4 ocasiones, el último periodo del 21 de noviembre de 1846 al 17 de septiembre de 1847.

Por su parte, Francisco Cañedo fue un militar que participó en varias revueltas hasta obtener el grado de general. Su simpatía por el general Porfirio Díaz le generó su anuencia para llegar al Poder Ejecutivo de Sinaloa desde 1877, hasta el año de su muerte en 1909, una gubernatura de 32 años asemejando al gobierno del entonces presidente de México.

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Tumba del gobernador Francisco Cañedo.

Sin embargo, la tumba más imponente podría ser la de la familia Almada, la familia empresarial que fundo el ingenio azucarero de Navolato; ahí se encuentran varios de sus integrantes el más antiguo con fecha de 1891.

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Tumba de la familia Almada.

De acuerdo al historiador de la Facultad de Historia de la UAS, Félix Brito, en su texto “Cementerio San Juan Nepomuceno lugar de historia y personajes”, se lee que en el interior del camposanto existen tumbas peculiares y en cuyos epitafios se pueden leer apellidos de distintas nacionalidades que muestran el crisol de nuestro mestizaje.

Por ejemplo, encontramos apellidos de origen alemán como Haas, Timmerman y Müller; y griegos como Canelo o Demerutis.

Podemos encontrar también una tumba colectiva que pertenece a la comunidad china (tiene inscrito el año de 1899 en la tumba), los restos que contienen corresponden a migrantes chinos que a finales del siglo XIX comenzaron a establecerse en Culiacán.

“Las edificaciones de una arquitectura mortuoria expuestas en criptas y formas escultóricas que datan del siglo XIX, que aún persisten y que año tras año fueron haciéndose más ostentosas nos formulan una clara representación de cómo el poder económico y la distinción social traspasan aún a la propia muerte”, explica Félix Brito.

Cabe destacar que la Iglesia fungió como propietario y administrador del Panteón San Juan hasta la promulgación de la Constitución de 1857, año que pasó a ser propiedad del Estado y luego del municipio.

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