Culiacán, Sin.- A Alba Lorena Gastelum su abuela la enseñó hacer pan y capirotada cuando tenía 8 años y vivían en la comunidad de La Vainilla, cerca de Pericos, una zona donde muchas familias elaboran coricos, pan de mujer, empanadas y capirotada de rancho.
Sin embargo, en una ocasión que su papá tuvo una grave enfermedad toda la familia tuvo que mudarse a Culiacán para atenderlo en el hospital, y desde entonces, optaron por radicar en la ciudad.
Posteriormente, con el oficio de la repostería tradicional que ya tenían desarrollada, la madre de Alba decidió instalarse en la banqueta de una de las calles del centro y así lo continuó haciendo ella hasta el presente.
“Siempre hemos estado en el centro y en la calle. Nunca hemos estado en un establecimiento”, comparte.
“Tengo haciendo capirotada más de 30 años. Mi abuela me enseñó cuando era niña y ya con el tiempo yo fui mejorando la receta. Me arrimé a la cocina y de una vez me dijo que yo la hiciera. Ella me decía el procedimiento y conforme pasó el tiempo mejoré la receta”, comenta.
En su puesto callejero sobre la calle Carrasco, casi esquina con Ángel Flores, la gente puede encontrar diversos tipos de pan casero y capirotada recién hecha. Desde pan integral de calabaza y piloncillo, hasta pan natural de harina normal.
Afortunadamente comenta que vende muy bien y destaca que su secreto es simplemente vender sus productos recién hechos, del día.
Para ello tiene que levantarse todos los días a las 3 de la mañana para prender el horno de su casa. Después parte el pan y los tuesta en el horno. Cuando saca el pan tostado le agrega miel, piloncillo, clavo, canela y agua y lo introduce de nuevo al horno por seis horas.
Ya que sale el sol lo saca y le pone ciruelas, pasas, cacahuates, plátano macho y queso, luego más pan arriba hasta que se llene una gran bandeja de barro que posteriormente distribuye en recipientes de un cuarto y medio litro.
“Eso es todos los días, la saco y a venderlo. Mi mamá me ayuda a vender en la casa. Mi hija me ayuda a hacer los coricos”, todo eso mientras en paralelo se hornea los panes.
Alba comenta que la capirotada también la hacía su bisabuela, por lo que está es una receta de rancho y familiar de casi 100 años de tradición, y estas son justo las características que a sus clientes les gustan.
En este punto del centro la puedes encontrar desde las 9 o 10 de la mañana, hasta las 4 o 5 de la tarde, mientras su madre en silla de ruedas la ayuda a vender en su casa.
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