Culiacán, Sin.- “Aquí la situación está bien canija”, comenta un médico veterinario que tiene su veterinaria sobre el bulevar Agricultores, una avenida que luego de su inauguración se convirtió en un importante corredor comercial y gastronómico al oriente de Culiacán.
Sobre esa larga vialidad confluyen diversas colonias populares que empiezan desde el comienzo de la carretera a Sanalona, como la Guadalupe Victoria, hasta la 21 de Marzo, que conecta a la carretera libre a Mazatlán.
Desde el estallido de la denominada narco guerra entre facciones del Cártel de Sinaloa, las colonias aledañas al bulevar Agricultores se han convertido en focos rojos de la violencia en Culiacán, cuando anteriormente era considerado un parque lineal urbano que proveía de actividades al aire libre a sus pobladores.
No hay comerciante alguno que desde el pasado 9 de septiembre de 2024 no haya sido testigo indirecto de una privación ilegal de la libertad a plena luz del día, un enfrentamiento entre civiles armados, algún homicidio doloso o saber de algún vecino que le hayan incendiado o balaceado su casa.
“Aquí de repente balacean una casa, incendian otra, a la gente le da miedo y ya no manda a los niños a la escuela”, comenta el veterinario.
“Si te das cuenta pasan muy poquitos carros, casi casi es puro tránsito local de la pura gente que vive aquí cerca. Desde que empezó la violencia las ventas bajaron mucho: prácticamente lo que nosotros hacemos es sobrevivir”, lamenta.
La gran afluencia de vehículos que anteriormente caracterizaba esta vialidad se ha visto reducido enormemente, al grado que para las 7 de la tarde, comentan los propios comerciantes, ya parece un pueblo fantasma.
“Un día llegó una señora bien asustada, en la esquina, donde está la gasolinera, dice que se le atravesó un carro a otro carro, sacaron al conductor y lo levantaron, y el carro se lo llevaron los mismos compas. Y no creas que arrancaron fuerte, se fueron despacito”, comparte en entrevista para Espejo.
Comenta que otra persona que tiene un expendio de cerveza y es cliente suyo, la gente ya ni siquiera acude a comprar cerveza y esto se debe a los múltiples casos de personas que han sido asesinadas al momento de llegar a unos de estos establecimientos.
El veterinario recuerda también el caso de dos mujeres víctimas colaterales que fueron asesinadas al quedar en medio de un enfrentamiento suscitado el pasado diciembre. Se trató de la dueña de una taquería de cabeza y de otra vecina, las cuales se encontraban platicando cuando ocurrió el hecho.
“Otros comensales salieron heridos ese día. Dice el señor del expendio: ‘se escuchó bien feo, carros se pararon y se metieron al expendio a refugiarse ese día’”, recuenta.
Mientras tanto, otra señora propietaria de una tienda de abarrotes sobre el mismo bulevar expresa que ella no ha cerrado porque se sigue aferrando. Indica que antes del estallido de la narco guerra ella cerraba hasta las 10 de la noche, hora en que todavía se podía presenciar una alta afluencia de peatones sobre las aceras de enfrente que se prolongan por 4 kilómetros en ambos sentidos.
“Pero a partir de todo lo que ha pasado hemos cerrado a las 7, porque se han suscitado balaceras y cerramos la cortina rápido; se escuchan balaceras en la 5 de Febrero o la Guadalupe Victoria”, señala.
“Incluso a la fachada de mi tienda ya le tocó una bala perdida. Es una bala perdida. Entonces, en cuanto escuchamos se cierra porque aquí estamos a la buena de Dios. Aparte a las 7 ya se queda solo el bulevar”, reprocha.
Esta comerciante menciona que actualmente se nota mucha presencia de convoyes militares a toda hora sobre el bulevar, sin embargo critica que realmente ella y su familia no se siente más segura por ello, ya que siguen pasando eventos violentos.
Comenta que afortunadamente el día que impactó la bala sobre la fachada de su abarrote estaba cerrado porque era domingo, pero recuerda que fue el día en que mataron a dos sujetos afuera de un expendio de cerveza, a quienes posteriormente se les encontró granadas en el vehículo en el que se desplazaban.
“Todos estamos en las mimas, tenemos un grupos de WhatsApp de abarroteros de todas las tiendas de por aquí y todos estamos por lo mismo. La queja es la inseguridad, aunque yo pudiera quedarme aquí hasta las 10 y media, primero, no hay gente, y segundo, me estoy exponiendo a que me asalten, porque ahorita la gente no trae dinero”, señala.
“Vienen y te quieren quitar dinero que no tienes. Entonces, se presta para eso, a nosotros ya nos han asaltado y ha sido en la mañana, ni siquiera en la noche: así está la delincuencia. O muchas de las tiendas les están pidiendo dinero”, da a conocer.
Esta comerciante confirma que entre los abarroteros de esta zona sí se ha presentado el intento de cobro de piso por parte del crimen organizado, una situación que Gobierno del Estado ha negado reiteradamente.
“Es un rumor sí, porque también no te animas a ir a denunciar: esa es la realidad. En los grupos dicen: ‘yo cerré porque no tengo para solventar y aparte tener que darles dinero’. Por ejemplo, nosotros manejamos la venta de cigarros, pero aquí es la venta de cigarros que ellos quieran y no te están preguntando: ‘este cigarro es el que vas a vender’, llegan”.
Particularmente su abarrote era muy frecuentado por niños, los de las primarias y los vecinos, pero esas visitas se fueron diluyendo, o simplemente sus padres ya no los mandan por la Coca Cola o las tortillas como antes de septiembre de 2024.
“A cierta hora ya de plano no se ve nada. Vas a notar solo el lugar, aquí normalmente era de mucho tráfico y fluidez, todo eso se paró”, lamenta.
Eddy Ojeda, un maestro de secundaria y vecino de la colonia 21 de Marzo justo a unas casas para salir al bulevar Agricultores, comenta que el miedo colectivo ha afectado tanto al comercio como al tránsito normal.
Observa que la gente de por ahí ya no se desplaza como antes y a partir de que cae el sol ya casi no hay carros, confirmando que los negocios desde las 6 de la tarde ya empiezan a cerrar.
“Frente a mi casa levantaron a un tipo desconocido que iba en un razer a plena luz del día. Y hace un mes mi vecina de al lado murió en un fuego cruzado como a eso de las 5 de la tarde. La gente ya evita caminar por el bulevar si no es por algo indispensable, antes mirabas a mucha gente haciendo ejercicio y ahorita ya es muy poca gente o casi nadie”.
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