Sinaloa.- El hecho de violencia en la colonia Los Ángeles, de Culiacán, que en la madrugada de ayer le quitó la vida a un niño de 12 años de edad, constituye la radiografía exacta de las atrocidades perpetradas en la guerra que libran desde septiembre de 2024 los dos segmentos del narcotráfico que integran el Cártel de Sinaloa.

Se trata del menor Gael Antonio quien dejó de existir cuando era atendido en un hospital tras resultar con heridas de gravedad en un ataque a balazos donde también murió un adulto que iba acompañado de otros dos menores de edad, Adolfo, de 17 años, y Alexander, de 9 años, los cuales resultaron heridos.

Si el gobierno es incapaz de proteger a la infancia como integrante más vulnerable de toda sociedad, el crimen atenta contra niños que son el preciado tesoro de la humanidad y como ciudadanos presenciamos indiferentes tal salvajismo, entonces resulta desdibujado el precepto de pueblo civilizado para que realte la autenticidad de la aldea bárbara.

Y como si la rafaga criminal disparada contra niños no fuera un agravio descomunal, enseguida llega la impunidad dada a los agresores en medio de la narcoguerra en la que no se distingue a los criminales que circulan libremente por calles y caminos mientras que a los inocentes que caen en medio de fuegos cruzados se les clasifica que como víctimas colaterales.

La infancia sinaloense está pagando graves consecuencias del enfrentamiento entre delincuencia organizada que borró cláusulas de exclusión de niños en los saldos letales, convirtiéndolos en muertes, huérfanos, afectaciones psicológicas y herederos de un entorno donde la paz no tiene para cuando llegar y ni siquiera podemos preguntarnos cómo es que llegamos a esto.

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