En el marco de sus primeros cien días de gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum expuso ante sus seguidores el llamado Plan México, que pretende ser una “estrategia integral que busca consolidar al país como líder regional en desarrollo económico y equidad social”.
Siempre será importante que el gobierno transparente sus objetivos sexenales pero más todavía las estrategias. Los qué y los cómo. Los primeros están sobre diagnosticados en México pero los cómo son el quid del asunto. Es donde podemos analizar si hay ideas innovadoras o es más de lo mismo. Si se trata de un gobierno proactivo o uno inercial.
En síntesis, son trece las metas que se propone la primera mujer presidenta de México:
1) Pasar de la economía 12 a la décima del mundo;
2) Elevar la proporción de inversión respecto al PIB, arriba del 25%;
3) Generar 1.5 millones de empleos más;
4) 50% de la proveduría y el consumo nacional, serán hechos en México en los sectores textil, calzado, mobiliario y juguetes;
5) Aumentar en 15% de contenido nacional;
6) El 50% de las compras públicas serán de producción nacional;
7) Vacunas hechas en México;
8) De 2.6 a un año reducir los trámites para la inversión en México;
9) Incrementar 150 mil profesionistas y técnicos anuales adicionales a los que ya se generan;
10) Sostenibilidad ambiental empresarial;
11) 30% de PYMES con acceso a financiamiento;
12) Ser uno de los cinco países más visitados a nivel mundial, y
13) Disminuir la pobreza y la desigualdad.
Es imposible que un mexicano de bien no comparta cada uno de estos propósitos. Pero en este séptimo año de la Cuarta Transformación lo que le urge a México son resultados. Por ejemplo, es muy difícil que cada uno de los objetivos económicos arriba enumerados se puedan cumplir si no mejora el clima de negocios y se le pone un alto a la inseguridad.
El anterior presidente lo dijo unos días antes de tomar posesión en una entrevista con Ciro Gómez Leyva: “Sin seguridad pública no habrá Cuarta Transformación”. Ironías de la vida, este conspicuo periodista estuvo a punto de ser víctima mortal de esta promesa incumplida. Lo salvó el blindaje de su camioneta y no el Estado que debería proveerle la protección que según Leviatán es su razón de ser.
En materia económica, junto al exiguo crecimiento de 1.5 para el 2024 y 1% para el presente año de acuerdo a la icónica Encuesta de Expectativas de Citibanamex, tenemos una verdadera crisis en lo que se refiere a la creación de empleo formal.
No es exagerado decir que el 2024 fue un annus horribilis en materia de empleo, con una creación sólo de 213 mil nuevos puestos de trabajo para un país que requiere mínimo un millón, pues es la cantidad de jóvenes que generacionalmente se incorporan cada año al mercado laboral.
En diciembre pasado, por ejemplo se registró la mayor pérdida de empleo en los últimos 27 años, con una destrucción de 405 mil empleos, el mayor ajuste estacional del que se tenga registro, pues en ese mes muchas empresas tiene contemplada la terminación de contratos laborales.
Regularmente los economistas se refieren al PIB como el indicador líder del mercado, pero el parámetro que más impacta en el bienestar del ciudadano de a pie (Saramago dixit) es sin duda la generación de empleo formal bien remunerado. De nada sirve la prosperidad macro si no es compartida; y sobre todo si no se ve reflejada en el salario y la capacidad de compra del trabajador.
De buenos deseos estamos sobrados, mejores realidades es lo que necesitamos.
VicePresidente del Colegio de Economistas de Sinaloa.
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