Al continuar los enfrentamientos entre grupos del narcotráfico, la pregunta e ilusión que cobra fuerza en los sinaloenses es hasta cuándo retornarán las condiciones de seguridad, legalidad y civilidad para que la población pacífica regularice sus actividades sin riesgos de se afectada por las balas cruzadas entre los criminales.

Los hechos de la tarde de ayer en Culiacán donde el choque y la persecución entre sicarios ocasionó que tres personas perdieran la vida y al menos diez resultaran heridas, entre éstas un niño de 5 años de edad que por fortuna ha sido declarado fuera de peligro, así como el evento violento en Las Arenitas, municipio de Eldorado, en el que murió una mujer, son pruebas fehacientes de que la narcoguerra sigue constituyendo amenazas para la ciudadanía.

A la par de mayor efectividad en las acciones de protección que realizan las Bases de Operaciones Interinstitucionales, que han realizado notables aseguramientos de drogas, armas y detenido o abatido a presuntos delincuentes, las ciudades y comunidades rurales continúan como escenarios de batalla cruentas que potencian el miedo y la percepción de desamparo por parte del gobierno.

Aunque es complicado determinar el final de esta larga jornada de inseguridad, al menos tendrían que brotar los indicios que alimenten la confianza en que la paz está por implantarse, ya sea de manera gradual y largo plazo, partiendo de la contención definitiva del choque al interior del Cártel de Sinaloa que en consecuencia derive en condiciones de base para reconstruir lo dañado desde la acción social.

¿Cuándo terminará la narcoguerra? Ninguna autoridad, institución militar y policial, ni expertos en el tema de seguridad pública, tienen las respuestas más allá del análisis situacional y el panorama que resulte. En todo caso la interrogante podría virar a ¿cuándo iniciaremos el proceso de construcción de paz? que accione y cohesione a la masa cívica para empujar juntos hacia la expectativa de pacificación no por treguas o por ciclos sino por plazos y resultados de gran aliento.

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