Culiacán, Sin.- En Sinaloa es posible encontrar miles de historias de mujeres que se destacan en diversos ámbitos, ya sea que se destaquen como empresarias disruptivas, que buscan día a día crecer y dominar los mercados o porque son mujeres con historias complicadas que las llevó a romper cualquier estigma con tal de seguir avanzando y salir adelante.
En el marco de la conmemoración al Día Internacional de la Mujer, en ESPEJO, te presentamos a tres mujeres sinaloenses con una historia única.
Alejandra Reyes Limón: Lucha y resistencia en favor de las infancias y mujeres de Los Mochis
Alejandra Reyes, la joven mochitense que convirtió el dolor en amor y resistencia. FOTO: ESPECIAL
Escribir sobre Alejandra Reyes Limón es hablar de una nueva generación de mochitenses que está transformando su entorno para bien. Desde su trinchera, trabaja incansablemente para hacer de Los Mochis un lugar más seguro para las infancias y las mujeres que enfrentan violencia.
“No es un trabajo fácil, yo no romantizo la lucha, la verdad”, dice con firmeza la fundadora del colectivo Sororas, una organización que brinda acompañamiento, asesoría legal y apoyo a víctimas de violencia.
Pero la creación de Sororas no surgió de la nada. Alejandra vivió en carne propia la violencia a la que una niña puede ser expuesta. A los 12 años, sufrió abuso sexual y fue obligada a casarse con un adulto.
“Durante toda mi infancia viví violencia familiar dentro del núcleo, por parte de mi padre. Crecí viendo la vida de una manera diferente. Ahora que soy adulta, me doy cuenta de que muchas de esas situaciones eran vistas como normales en un hogar mexicano. Decidí enfrentarme a esa realidad y luchar para cambiarla”, relata la activista.
De la adversidad a la acción
Su primer acercamiento con el altruismo fue en 2016, y dos años después comenzó a construir los cimientos de Sororas. Inicialmente, su objetivo era llegar a adolescentes e infancias en situación de vulnerabilidad.
“Quería acercarlos al altruismo y a las causas sociales. Cuando yo viví en esos núcleos de violencia, no había nada externo que me salvara. Por eso quise crear un espacio seguro donde pudieran desenvolverse”, explica.
Fue en 2021 cuando Sororas tomó un rumbo más definido dentro del feminismo. No solo visibilizaron la violencia, sino que también asumieron el compromiso de acompañar a víctimas en su proceso de salir del ciclo de abuso.
A pesar de los desafíos, Alejandra encuentra satisfacción y esperanza cada vez que una víctima logra liberarse.
“Cuando veo a una mujer reconstruyendo su hogar, segura junto a sus hijas e hijos, con la oportunidad de una vida mejor, sé que todo el esfuerzo vale la pena. Sororas existe para eso. Siempre buscamos capacitarnos, entender a dónde ir, cómo caminar este camino, porque es una responsabilidad enorme”, señala.
Rompiendo el ciclo de violencia
Alejandra sabe que no es fácil salir de una situación de abuso. Muchas mujeres no cuentan con una red de apoyo que las respalde al tomar la decisión de romper con la violencia. Ella misma tuvo que esperar a ser mayor de edad para escapar del matrimonio forzado en el que vivía.
Aunque siempre tuvo claro que saldría adelante, el proceso no fue sencillo. Trabajó, retomó sus estudios y actualmente combina su activismo con su formación en Derecho en la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS).
Desde Sororas, Alejandra y su equipo seguirán luchando para garantizar que las mujeres e infantes tengan acceso a una vida libre de violencia. Ya sea presionando a las instituciones, exigiendo justicia, impartiendo pláticas de concientización o acompañando a quienes lo necesiten, su misión es clara:
“Vivas, felices y libres. Así es como debemos estar”, concluye.
Edna Fong Payán: Liderazgo y visión detrás de Jaztea
Edna Fong es la fuerza detrás de Jaztea. FOTO: ESPECIAL
Durante mucho tiempo se ha pensado que el mundo de los negocios es territorio de hombres, pero para Edna Lizette Fong Payán, Directora general de la empresa de bebidas Jaztea, los imposibles no existen. Su camino hacia el éxito no fue fácil, pero su determinación la llevó a convertirse en una de las empresarias más destacadas de Sinaloa.
Apasionada de la arquitectura y amante del marketing, Edna es cofundadora de Jaztea, la primera empresa de té embotellado natural en México. El negocio nació como una receta familiar de su madre, servida originalmente en un restaurante ubicado en la planta baja de su casa en Culiacán.
Aunque en un inicio no estaba inmersa en el mundo empresarial —pues había estudiado arquitectura, una profesión que amaba— el destino la llevó a tomar una de las decisiones más importantes de su vida: elegir entre su carrera o liderar la empresa familiar.
“Yo ejercía mi profesión, pero llegó el momento en que mi familia necesitó apoyo con el emprendimiento. Ahí tomé mi primera gran decisión: dejar lo que realmente me apasionaba para adentrarme en el mundo de los negocios. Como soy la mayor de mis hermanos, me tocó liderar la empresa y buscar su crecimiento, su expansión y nuevos canales de venta”, recuerda la empresaria.
Sin embargo, el camino no fue sencillo. Se encontró con un entorno dominado por hombres, donde su voz no siempre era escuchada. Incluso tuvo colaboradores que ignoraban sus instrucciones y actuaban por cuenta propia. Pero en lugar de rendirse, usó esos desafíos como combustible para seguir adelante.
La disciplina, la perseverancia y su carácter obstinado la impulsaron a dejar atrás las dudas y demostrar con hechos su capacidad de liderazgo. Se capacitó, fortaleció su visión de negocios y, gracias a su esfuerzo, Jaztea logró expandirse hasta cubrir toda la región del Pacífico, Occidente y Norte de México.
“Ahora queremos llevar el producto a Estados Unidos. Actualmente somos más de 700 colaboradores, y todos son importantes. Esos momentos difíciles los veo como parte de un cambio generacional. Hoy en día es más común ver mujeres al frente de grandes empresas. Siempre he demostrado que puedo hacer las cosas y, lo más importante, me la he creído”, afirma Fong Payán.
Con la mirada puesta en el crecimiento de Jaztea, Edna sigue trabajando para consolidar la empresa que nació como un negocio familiar. Y cuando llegue el momento del relevo generacional, su meta es disfrutar los frutos de su esfuerzo, con la satisfacción de haber convertido a Jaztea en un emporio sinaloense dentro de la industria de bebidas embotelladas.
“La Mari”, la mujer que lidera la venta de pescado en Playa Norte
María del Rosario Flores Galindo, es la única mujer que ha sido líder de puestos de vendedores en Playa Norte. FOTO: ESPECIAL
Desde hace 44 años, María del Rosario Flores Galindo, mejor conocida entre los pescadores ribereños como “La Mari”o “La Secre”, ha sido el alma y corazón de los puestos de venta en Playa Norte. Es la única mujer en esta zona del puerto que encabeza la organización de una actividad tan ligada a la pesca, defendiendo su espacio y garantizando que el producto llegue fresco a los consumidores.
Su rutina es inquebrantable. Cada mañana, sin falta, se despierta a las 5:20 a.m. para tomar el primer camión desde la colonia 20 de Noviembre rumbo a Playa Norte. Allí, espera la llegada de los pescadores ribereños, quienes después de largas jornadas en altamar le confían la venta de su captura recién salida del mar.
“Tengo de todo: mojarra, corvina, sierra, palometa, locachito… Ahorita hay langosta, camarón y ostión. La captura ha estado floja y la violencia nos ha pegado en las ventas, pero calidad siempre ofrecemos. Es más, si quieres, aquí mismo te lo preparamos frito, con su limoncito y salsas listas para que te armes un buen taquito”, dice con orgullo mientras atiende a los clientes.
Su historia con el mar comenzó en su adolescencia. Hija de un pescador, a los 15 años decidió acompañar a su padre en las capturas. Sin embargo, un accidente en la espalda la obligó a dejar el mar. Fue entonces cuando encontró en la venta de pescado una nueva forma de ganarse la vida.
“Duré como 10 años pescando, pero me lastimé la espalda y ya no pude seguir saliendo. Decidí organizar a los compañeros para tener un lugar fijo donde vender. No podía quedarme de brazos cruzados, tenía que sacar adelante a mi hija, que nació cuando yo tenía 18 años”, relata.
La necesidad la convirtió en líder. A lo largo de los años, ha enfrentado intentos de desalojo y ha luchado para que los vendedores mantengan su espacio en Playa Norte.
“Nos han querido quitar, pero no nos dejamos. Tenemos derecho de antigüedad. Mi padre vivió de esto, yo vivo de esto y mis hijos también. No es fácil, hay días en los que apenas sale para comer, pero aquí seguimos”, afirma con determinación.
Hoy, solo quedan cuatro puestos activos, la mayoría atendidos por hijos e hijas de pescadores. María es la última de los fundadores y su lucha actual es lograr que estos comercios sean incluidos en el programa de apoyo Bienpesca, pues cuando llega la temporada de veda, la situación económica se vuelve crítica.
Pese a los desafíos, María del Rosario no cambiaría su oficio por nada. Disfruta el aroma del mar, el trato con los clientes y la satisfacción de ver regresar a quienes buscan su pescado fresco.
“Cuando vuelven y me dicen que el pescado que compraron estaba buenísimo, me da gusto. Aquí solo ofrecemos calidad”, concluye con una sonrisa.
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