Por Ana Paula Carbonell/@AnaPauCarbonel1

 

El estudio, que incluyó encuestas a 2 mil 214 mujeres y 75 empresas en 18 estados de la República, señala que el 45% de las trabajadoras han tenido que ausentarse de sus labores debido a los malestares menstruales. Entre las principales molestias se encuentran: los cólicos intensos, la dismenorrea y enfermedades como el síndrome de ovario poliquístico y la endometriosis.

A pesar de ello, muchas mujeres optan por no informar a sus empleadores sobre sus faltas por temor a represalias o por considerar que es un tema tabú. Además, el 29% de las encuestadas indicaron haber experimentado consecuencias negativas en sus entornos laborales debido a sus molestias menstruales, incluyendo despidos, reducciones salariales y discriminación.

Las cifras muestran una brecha preocupante en la respuesta empresarial: solo el 11% de las compañías encuestadas han implementado algún tipo de beneficio relacionado con la menstruación, como licencias menstruales, flexibilidad horaria o la posibilidad de trabajar desde casa. Aquellas que sí han adoptado estas medidas reportan un impacto positivo en la productividad, el sentido de pertenencia y la lealtad de su personal. Según el informe, las mujeres que trabajan en empresas con políticas menstruales presentan una menor afectación en su productividad y registran en promedio un turno laboral menos de ausentismo al año, en comparación con aquellas que laboran en empresas donde el tema es completamente ignorado.

Graficas Dalia Empower y Plenna

El informe también destaca que, a nivel nacional, apenas cuatro estados han aprobado licencias menstruales: Colima, Hidalgo, Nuevo León y Michoacán. Sin embargo, su implementación sigue siendo limitada debido a la falta de información y a los obstáculos administrativos que enfrentan las mujeres para acceder a ellas. En estos estados, solo el 9% de las mujeres encuestadas ha podido hacer uso de la licencia, mientras que, el 75% ha enfrentado dificultades para obtenerla. Entre las principales razones para no acceder a este beneficio se encuentran la falta de conocimiento sobre su existencia, la dificultad de obtener un justificante médico y el temor a represalias por parte de los empleadores.

La falta de políticas laborales inclusivas también refleja una oportunidad económica desaprovechada. Según el informe, si el gobierno y el sector privado implementaran medidas efectivas para incluir a 8.2 millones de mujeres en la economía, el PIB de México podría aumentar un 15% para 2030. Esta proyección subraya que atender las necesidades de las mujeres trabajadoras no solo es un acto de justicia social, sino también una estrategia clave para el crecimiento económico del país.

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Para cerrar esta brecha, las autoras del estudio proponen que tanto el sector público como el privado adopten políticas que garanticen el derecho al bienestar menstrual. Esto incluye estrategias como:

La capacitación sobre salud menstrual en los espacios laborales
El acceso a diagnósticos adecuados
La eliminación de estigmas que perpetúan la desigualdad de género en el trabajo.

También se hace un llamado a las empresas para que incorporen estrategias que les permitan a las mujeres adaptar su carga laboral a su ciclo menstrual, asegurando con ello un entorno de trabajo más equitativo y productivo.

Garantizar condiciones laborales justas para las mujeres y personas menstruantes es una deuda pendiente en la agenda de equidad de género. La implementación de políticas empresariales inclusivas y la ampliación de los derechos laborales en esta materia no solo mejorará la calidad de vida de las trabajadoras, sino que también fortalecerá el desempeño y compromiso dentro de las empresas, contribuyendo al desarrollo social y económico del país.

 

Puedes revisar el reporte completo en la página de Dalia Empower: https://daliaempower.com/blog/molestias-de-la-menstruacion-disminuyen-la-productividad-laboral-de-las-mujeres-informe-de-dalia-empower-y-plenna/