El Fuerte.- “Nosotros tenemos mucho tiempo padeciendo por el agua. En primer lugar, que no tenemos agua potable nunca. El agua siempre es agua sucia”, narra María del Refugio López Gil.

La mujer de 74 años es habitante de El Fuerte, uno de los municipios más afectados por la sequía en Sinaloa y a donde la Secretaría de Bienestar y Desarrollo Sustentable (SEBIDES) lleva agua en pipas a más de 18 mil sinaloenses en 53 comunidades.

En la cabecera municipal, indica María del Refugio, sí cuentan con servicio de agua por parte de la Junta Municipal de Agua Potable de El Fuerte (JAPAF). Pero durante algunas horas del día, denuncia, está sale sucia del grifo.

La situación se agrava con la sequía, reconoce:

“Ahorita ya no podemos saber cómo la vamos a pasar. Porque estamos conscientes de que las presas no tienen agua”.

Como muchas familias en las zonas rurales de Sinaloa, María del Refugio también acumula agua en tambos y tanques, los cuales llena solo cuando el líquido que sale del grifo está limpio.

Este año, cuenta, inició a acumularla desde el mes de enero, pues desde ese entonces ya calculaba que habría escasez ante las pocas lluvias de la temporada anterior.

Esta agua es atesorada por María del Refugio, pues indica que no puede saber si saldrá el agua de la JAPAF saldrá limpia cuando la requiera.

“Yo pude agarrar agua y la tengo ahí porque no puedo saber… si ahorita quiero llenar, cuando menos piense me va a salir el agua como lodo. Entonces, ahí la tengo reservada para lo que es lavar trastes y todo eso. Para tomar no. Para tomar compramos”, comenta.

Por otro lado, cuenta que hay ocasiones en que la disponibilidad de agua le hace cambiar sus horarios, pues busca aprovechar cuando el servicio está disponible.

“Pues sí se me hace apresurado el tiempo. Ahorita, por ejemplo, tengo que darle prioridad a lavar en la mañana. O sea, levantarme temprano a ver si hay agua para lavar, si hay aprovechar. Digo: ahora no voy a ir para allá o a un mandado o algo porque mejor voy a lavar porque ahorita hay agua”.

En otras colonias de la cabecera municipal, el agua les llega con pilas en lo alto. Ellos, cuenta, la ven más difícil “porque se termina el agua ahí y pues sufre la gente”.

Cuando esto sucede, la gente empieza acarrear agua del río como puede, añade.

“Es una vez todos los días que pasan carros con rotoplás o tambos, lo que sea. En mi vida tengo muchos años viendo esto. Nunca ha habido una red buena, yo creo, no sé. Porque ha habido tiempo que hay agua en el río, pero las redes no sirven, yo creo”, opina la mujer.

El Fuerte pileta

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Vivir sin acceso al agua en el noroeste de México, una de las zonas más áridas del país, es un reto diario al que se enfrentan miles de familias que sufren, en forma de falta de lluvias, las consecuencias directas del Cambio Climático.

Si durante años anteriores las lluvias eran suficientes para atender las necesidades del hogar, sembrar cultivos de temporal e incluso criar ganado o animales de corral, hoy en día miles de familias de comunidades rurales de Sinaloa se enfrentan a una sequía que les niega el agua hasta para bañarse.

Si antes el Programa Emergente de Sequía iniciaba en el mes de abril y terminaba entre septiembre y octubre, durante el último año este se mantuvo de manera constante durante los meses de noviembre y diciembre, y se continuó durante enero y febrero para iniciarse temprano desde este mes de marzo.

Esto, que no había sucedido antes, pone en evidencia el agravamiento de la sequía, pues cada vez son más los pueblos que solicitan el apoyo del Gobierno ante la escasez de agua.

Tan solo el año pasado, este programa atendió a más de 200 mil sinaloenses de 300 comunidades rurales del estado y hasta febrero del 2025 ya eran 57 mil sinaloenses en 130 comunidades de 4 municipios los que eran atendidos mediante este programa.

Lee el reportaje completo: ¿Cómo es vivir sin agua?, la realidad de los pueblos del norte de Sinaloa