Desde el inicio de la crisis de seguridad en Culiacán, los locatarios del Mercado de Abastos han experimentado una caída generalizada en sus ventas.

Factores como una pronunciada caída en el consumo y el encarecimiento de los transportes de mercancías golpea la economía de los mayoristas que laboran en este punto neurálgico de la actividad comercial del municipio.

Tal es el caso de Carmen y su familia, mayoristas aguacateros, que han percibido una profunda caída en sus ingresos desde el inicio de la crisis de seguridad por las bajas ventas.

Salir a comer a restaurantes, ya no lo hace uno. O irte al mandado y traer el carrito lleno, pues tampoco. Ya se baja todo eso”, dice en entrevista para Revista Espejo.

 

De acuerdo con la mayorista, la afluencia de personas, así como de pedidos, ha bajado drásticamente para la mayoría de vendedores del mercado.

Todos se quejan“, asegura.

Gran parte de las ventas, tanto de ella como de otros proveedores de productos del campo, corresponde a pedidos de restaurantes. Hoy, con la industria gastronómica fuertemente lacerada por la crisis de inseguridad, el flujo de ingresos ha decaído notablemente.

Con los gastos del negocio al alza, Carmen, así como muchos otros comercios tanto del mercado de abastos como de todos los sectores y giros del municipio, se ahogan. Así lo demuestra el cierre de alrededor de 800 negocios, entre ellos al menos 50 restaurantes en toda la zona urbana de la ciudad capital, según datos del Frente Primero Culiacán y la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Culiacán.

“El aguacate iba para muchos restaurantes, muchos taqueros, susheros; y ahorita ¿a quién le vendes? Sí ha perjudicado mucho y a todos. No hay nadie que yo le pregunte cómo estuvo su día o que tal la venta y me diga que estuvo bien. A quien yo le pregunte, siempre me dicen: «estuvo triste»”

 

En comparación con su volumen de ventas de septiembre, Carmen estima que actualmente están percibiendo cerca del 40 por ciento.

Bajó muchisísimo la venta, demasiado“, afirma.

La baja de los ingresos del negocio se ve influida, aparte de las pocas ventas en general, a la precarización del consumo. La mayorista relata que desde el inicio de la crisis, las compras se han concentrado en fruta de menor calidad, pues son las que el cliente busca con mayor frecuencia debido a su bajo precio.

“La fruta grande se la vendíamos a restaurantes grandes, que los clientes les pedían ese tipo de fruta. Ya ahorita la que se maneja más es la cuarta [calidad], la tercera y segunda, ya ni la primera. Lo que era extra, súper y primera eran frutas muy, muy vendidas. Pero ahorita no, ahorita lo pequeño, lo más accesible para las personas. La gente ya no compra lo mejor, compra lo más básico […] Si antes los negocios pedían por cajas, ahora piden por kilos“.

 

Al momento de la entrevista, Carmen ofertaba la calidad extra a 95 pesos el kilo, mientras la cuarta costaba apenas 40 pesos.

Aunque en su área del mercado de abastos no ha notado cierres, Revista Espejo pudo constatar el desmantelamiento y cierre de por lo menos dos locales comerciales en el sitio entre el 20 de enero y el 10 de abril. Si bien, solo un par de negocios habían quitado los rótulos, varios estaban fuera de operación en plena mañana de entre semana, y se hacía evidente una caída general en el ajetreo usual del mercado.

 El Mercado de Abastos de Culiacán vive uno de sus momentos más difíciles. Comerciantes como Carmen enfrentan caída en ventas, alza de costos y una economía local debilitada por la inseguridad.

La actividad comercial en el Mercado de Abastos ha ido en picada desde el inicio de la crisis de violencia.

Entre las implicaciones del bajo desempeño de su negocio, Carmen relata que esto ha supuesto cambios en el modo de vida de ella y de su familia. Se han tenido que restringir, por ejemplo, de salir a comer a restaurantes o llenar el carrito del súper, por priorizar cumplir con los gastos más apremiantes.

No gastas igual, ya te detienes mucho y piensas: «si gasto me va a hacer falta para el agua, para la luz y pagarle a los empleados». Es en lo que nosotros a nosotros nos ha afectado”, señala.

 

Dentro de todo lo malo, podemos encontrar un rastro de resiliencia en su relato. Sobre las expectativas para el futuro, refiere que mantienen la fe en Culiacán, la plaza que tanto les ha dado en sentido económico.

“Para mí Culiacán es una fuente de trabajo muy grande […] aquí en Culiacán gracias a Dios nos recuperamos. A toda la gente que trabaja le va bien, ahorita desgraciadamente a todos nos va mal con lo que está ocurriendo. Pero yo sí tengo fe en que todo va a cambiar, yo pienso que esta año va a ser complicado pero a lo mejor el que viene ya no, pienso, no sé”.

 

Con respecto a la autoridad estatal y municipal, la comerciante pide que se refuerce la seguridad de la zona, misma que ve vulnerable contra la delincuencia. Comenta que el mercado de abastos ha venido siendo escenario de atentados contra clientes y comerciantes, hecho que ve con tristeza.

“Más vigilancia, que la gente pueda hacer sus compras sin temor de que te quiten lo poco que tienes”, expresa.

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