Si se trata de festejar a los niños en su día, partamos de la reflexión que permita saber si el gobierno en sus distintas esferas, o la sociedad en sus variados ámbitos, hemos querido o podido proteger a la infancia de los peligros que acechan hoy o de las condiciones de riesgo que ponen en desventaja a las generaciones del futuro y las aspiraciones de éstas por seguridad, salud, educación, cultura, deporte y vida con bienestar en general.

La respuesta es un no contundente con base a las evidencias de que, al contrario, poco hacemos como ciudadanos y menos se esfuerzan las autoridades en brindar condiciones donde las altas expectativas que se trazan para la población infantil nunca más zozobren en el discurso y las poses que cada 30 de abril permiten conocer el balance de los fracasos en vez de un buen recuento de los avances.

En diversos contenidos que publica hoy, ESPEJO aporta a exponer el panorama desalentador que el presente patentiza y todo indica que en el futuro será más deprimente: hay 165 niñas, niños y adolescentes que han sido víctimas de desaparición forzada entre los meses de septiembre de 2024 y abril de 2025, de los cuales 81 se mantienen sin ser localizados. Además la acción criminal deja huérfanos, afecta la salud mental de pequeños por las pérdidas en el seno familiar o presenciar la crudeza de la acción delincuencial, y obstruye el adecuado aprendizaje en las escuelas debido al terror que ronda en los centros educativos.

Persiste el trabajo infantil en condiciones no sólo ilegales sino principalmente inhumanas al fallecer en las cuarterías de los campos agrícolas pequeños jornaleros y jornaleras proscritos de las políticas adecuadas en alimentación y sanidad, y la mendicidad los toma de rehenes debido a que los programas asistencialistas que supuestamente combatirían la pobreza son insuficientes en la urgencia de extraer a niñas y niños de los cinturones de miseria.

Nuestra niñez llega este día a la parafernalia que los festeja sin haber motivo para la fiesta, pues el sector infantil padece de todos los tipos de pobreza, entre éstas la falta de voluntad y humanismo para blindarla contra los infortunios que en Sinaloa alcanzan a todos y todo. Ojalá que vengan pronto las fechas festivas sin los recuentos tristes, los abandonos recurrentes y el discurso oficial fingido y hueco.

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