A pesar de que una precipitación pluvial no resuelte por sí sola el panorama de sequía en Sinaloa, las lluvias que se registran en gran parte del territorio estatal refrescan la esperanza de que éstas se generalicen con aportaciones de agua suficiente en la presas y mantos freáticos, en beneficio de la población en general y en lo particular de sectores productivos en estancamiento debido al déficit del vital elemento.

También la abundante lluvia hizo posible que por primera vez en muchos meses la conversación pública en la población, redes sociales y medios de información deje de ser en torno a la prolongada ola de violencia que diezma a Sinaloa, y se hable de la posibilidad de que la naturaleza sea benigna al manifestarse con grandes caudales en los afluentes de ríos e infraestructura hídrica.

Otra buena noticia tiene que ver con aportaciones a algunas de las presas del sur y norte del estado, a reserva de que la Comisión Nacional del Agua informe si las lluvias de esta madrugada en el centro de Sinaloa contribuyeron a la retención del líquido para usos humano, agropecuario e industrial.

No obstante, la situación de sequía continúa en parámetros preocupantes ya que el reporte de la Conagua del 24 de junio, día en que campesinos y agricultores dedican al cultivar el optimismo por buenas cosechas y adecuados precios y esquemas de comercialización, registra las presas de Sinaloa al 6 por ciento de la capacidad total de almacenamiento.

Las primeras lluvias apenas marcan el inicio de un verano que presenta retos colosales que requerirán tesones y voluntades igual de grandiosos. Por ejemplo, la crisis de la economía sinaloense no resiste el colapso de la agricultura, ganadería y pesca; el programa de estimulación de lluvias del Gobierno del Estado no es garantía de lluvias copiosas, y en las ciudades y comunidades rurales cada vez es menos el agua disponible para consumo doméstico.

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