Culiacán, Sin.— El control operativo de la Policía Municipal de Culiacán está cambiando de manos. Lo que hasta hace poco era un cuerpo de seguridad con mandos civiles, hoy comienza a ser dirigido por militares activos del Ejército Mexicano, en una reconfiguración que el gobierno municipal describe como una medida para “reforzar” la seguridad pública, pero que en los hechos marca un viraje hacia la militarización.

En el contexto difícil que hemos vivido en los últimos 10 meses es que hemos valorado el fortalecer la policía”, dijo el alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, al confirmar el nombramiento del mayor Jonathan Macedo Ramírez como nuevo director de la Policía Municipal, cargo que hasta ahora había sido ocupado por elementos civiles.

La decisión ocurre apenas semanas después de que el coronel Alejandro Bravo Martínez fuera designado como titular de la Secretaría de Seguridad Pública y Tránsito Municipal en Culiacán.

El alcalde trató de acotar el alcance de la intervención castrense: “Nada más el director, lo demás sigue en valoración y evaluación… Todos los mandos a cargo de todos los grupos dentro de la policía y todos los sectores siempre serán policías civiles”, afirmó.

Sin embargo, información obtenida por Revista ESPEJO confirma que se prevén más relevos, incluyendo la remoción de jefes de grupo, supervisores operativos y comandantes, quienes serían reemplazados por personal militar.

Así, puestos que históricamente han pertenecido al ámbito civil comienzan a ser ocupados por mandos con formación táctica militar, lo que reconfigura no solo la cadena de mando, sino la naturaleza misma de la institución.

Aún sigue habiendo hechos muy lamentables… lo cual nos sigue demandando toda nuestra atención como tema prioritario”, insistió Gámez Mendívil.

La decisión se da tras el escándalo del pasado 3 de junio, cuando siete policías municipales fueron detenidos por agredir y retener a elementos de la Policía Estatal Preventiva. La renuncia de Sergio Antonio Leyva López a la Secretaría de Seguridad precipitó una reestructuración en la que el Ejército asumió mayor control.

Aunque se asegura que los nuevos mandos operarán bajo un esquema civil, el avance de perfiles militares dentro de una corporación originalmente civil ha encendido alertas.

Organismos civiles advirtieron que estas decisiones debilitan la autonomía local y aumentan el riesgo de violaciones a derechos humanos, en un contexto nacional donde las Fuerzas Armadas se han convertido en actores centrales de la seguridad pública.

Culiacán no es un caso aislado. La ciudad se suma a una tendencia creciente en México: gobiernos municipales que, rebasados por la violencia y sin capacidad de depurar sus propias corporaciones, ceden el mando a estructuras militares.

 

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