La noche del martes tembló en Culiacán. Una vez el temblor cesa, puede que te preguntes: ¿Y ahora qué? Lo más importante es no bajar la guardia. Muchas de las lesiones más graves ocurren después del sismo, no durante.

Antes de salir corriendo o revisar el celular, respira. Si estás dentro de un edificio, mira a tu alrededor. Hazte las siguientes preguntas: ¿hay muros cuarteados, cables expuestos, agua o gas saliendo de algún punto? Si es así, corta los suministros si puedes hacerlo sin riesgo.

No prendas luces, no uses cerillos. Si no hay daños visibles, aún así evita usar elevadores o entrar a habitaciones cerradas sin revisar.

Una vez que tú estás bien, toca mirar a quienes te rodean. ¿Hay alguien herido? ¿Alguien atrapado o en shock? Con hacer una llamada al 911 o tranquilizar a un vecino ya estás haciendo mucho.

Aunque el edificio esté de pie, eso no garantiza que sea seguro volver a entrar. Algunas estructuras se dañan internamente y colapsan horas después. Por eso, si notas grietas, desniveles o crujidos extraños, es mejor no arriesgarte. Sal a un espacio abierto y permanece alejado de postes, bardas, árboles o cualquier cosa que pueda caer con una réplica.

Después de un sismo fuerte, casi siempre vienen réplicas. Algunas pueden ser ligeras, otras muy intensas. Por eso es buena idea tener lista una mochila de emergencia con lo básico: agua, linterna, radio, cargador portátil, documentos importantes y algo de comida. No por paranoia, sino por prevención.

Información: ni la inventes ni la compartas sin verificar

 

En medio del caos es fácil caer en rumores. Que si “viene uno más fuerte”, que si “se va a caer tal edificio”, que si “ya se cayó media ciudad”. Antes de compartir, verifica. Las fuentes oficiales, como el Sismológico Nacional, Protección Civil o medios serios, son las únicas confiables en momentos como estos. Difundir información falsa solo complica la emergencia.

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