Por Daniel Villaman, Vanessa Beltrán y Alexandra Figueroa

Culiacán, Sinaloa.- Desde hace un año, una crisis de inseguridad histórica atraviesa la vida en Sinaloa. Culiacán, la ciudad capital, ha sido el escenario de la mayor parte de demostraciones violentas, pero los alcances de la espiral delictiva han penetrado la normalidad de los 20 municipios del territorio.

Tal como ha sido de abierto reconocimiento por parte de las autoridades de seguridad federales, la crisis de Sinaloa tiene su origen en el presunto secuestro y captura de Ismael “El Mayo” Zambada, figura clave en el escenario del narcotráfico en México. Aquel 25 de julio de 2024 marca el arranque de lo que los ciudadanos han llegado a nombrar “narcoguerra”.

Desde entonces, han asesinado a hombres y mujeres de manera brutal, sus cuerpos han sido abandonados en carreteras y calles con claros signos de violencia. Han ocurrido bloqueos de vialidades, enfrentamientos entre civiles armados y agresiones a elementos de las corporaciones de seguridad.

Revista ESPEJO realizó un registro de 3 mil 414 eventos violentos y criminales ocurridos entre el 25 de julio de 2024 y el 30 de junio de 2025, en el estado de Sinaloa. La información capturada en el mapa que se presenta a continuación procede de un rastreo en medios de comunicación, fichas de búsqueda compartidas por autoridades y colectivos, así como informes oficiales de las instancias de seguridad.

Según el recuento, en este periodo de violencia se han presentado 254 enfrentamientos entre civiles armados y fuerzas de seguridad; 14 ataques a centros de rehabilitación, incluyendo la masacre de nueve internos en uno de los planteles; la desaparición de 1587 personas (de septiembre del 2024 al junio de 2025) de las cuales 1136 siguen sin ser localizadas; 1719 personas sin vida tanto en enfrentamientos como en ataques directos y por lo menos 39 víctimas colaterales.

Es un mapa interactivo en donde se pueden consultar distintos hechos violentos como las 561 personas que han sido localizadas sin vida en vialidades y terrenos desolados, así como los 43 bloqueos de vialidades que medios de comunicación han registrado a través de notas periodísticas.

Se incluyeron hechos relevantes durante este periodo como detenciones, ataques a elementos de las corporaciones de seguridad, aseguramientos, el retiro de cámaras de vigilancia irregulares e inspecciones en centros penitenciarios realizados por las autoridades de seguridad.

El mapa da cuenta del recrudecimiento de la violencia a partir de septiembre del 2024, y como poco a poco los hechos de inseguridad que iniciaron en el centro del Estado fueron avanzando a los municipios del sur y norte, dejando a su paso una estela de crisis humanitaria.

Cabe mencionar que esta recopilación se elaboró a partir de reportes publicados por medios de comunicación entre julio de 2024 y junio de 2025. Pueden existir diferencias con las cifras de las autoridades ya que hay discordancia en la clasificación de los crímenes y los tiempos de actualización. Sin embargo, con esta recopilación no se busca exactitud sino hacer visible la magnitud de hechos violentos que se han presentado en Sinaloa.

La narcoguerra que comenzó tras la detención de “El Mayo”

Desde el momento que circuló la versión de que Ismael “El Mayo” Zambada, figura clave del narcotráfico en México, había sido presuntamente secuestrado por Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán y trasladado en avión a Nuevo México, donde fueron detenidos por agentes estadounidenses el pasado 25 de julio de 2024, en Culiacán se empezó a sentir un ambiente tenso.

La inquietud de la ciudadanía sobre un nuevo brote de violencia se sustentó con la llegada de más de 200 militares a Sinaloa un día después de la captura de El Mayo y el recuerdo de los dos estallidos de violencia conocidos como Culiacanazos, que ocurrieron en 2019 y 2023. Incluso InSight Crime, medio especializado en crimen organizado y seguridad ciudadana, ya advertía en agosto sobre una tensión al interior del Cártel de Sinaloa.

Sin embargo, el discurso oficial fue en otro sentido. El 29 de julio de 2024, durante la conferencia Semanera, el Gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya  hizo alarde de la tranquilidad en la que se encontraba Sinaloa y señaló que la seguridad de la ciudadanía estaba garantizada.

“Todo puede ocurrir, y para eso está el gobierno, nosotros tenemos que responder a cualquier circunstancia”, dijo el mandatario.

 

“Yo la quisiera esa tranquilidad, estamos pendientes; no tenemos ningún elemento para especular que no vaya a seguir igual, nosotros queremos que siga igual… esa tranquilidad, no vamos a especular, los analistas podrán hacerlo ese es otro tema, nosotros no, nosotros queremos que estemos en condiciones tales que puedan perdurar”, agregó.

 

Pero, entonces, llegó el 29 de agosto de 2024.

Ese jueves se registraron los primeros narcobloqueos y enfrentamientos tras la detención de “El Mayo”. Los hechos ocurrieron en Limón de los Ramos y la sindicatura de Jesús María, al norte de Culiacán

Si bien, en días anteriores se habían presentado hechos de alto impacto como un enfrentamiento ocurrido en la sindicatura de Quilá, en Culiacán, el 3 de agosto de 2024, que dejó un saldo de 7 personas asesinadas. El 29 de agosto de 2024 generó psicosis y alarma en una población ya herida por hechos de violencia.

Cuando las imágenes y videos de los bloqueos comenzaron a circular, así como la información de una supuesta detención de un personaje de la delincuencia organizada, la ciudad se volvió un caos: el transporte público se detuvo y cerraron comercios, escuelas, universidades, hasta oficinas gubernamentales.

Algunos medios de comunicación y grupos en redes sociales lo llamaban “el tercer culiacanazo” o “culiacanazo 3.0”, incluso hubo sátiras y bromas culichis para digerir el miedo.

A los días siguientes, la aparente calma llegó a Sinaloa. El gobernador de Sinaloa restó importancia a los enfrentamientos, pues durante su visita a Palacio Nacional el 30 de agosto, ante medios de comunicación indicó “Está tranquilo Sinaloa (…) fue un incidente, pero no tiene más consecuencias”.

Sin embargo, el 9 de septiembre la violencia volvió a Culiacán. Fueron al menos cuatro enfrentamientos y cuatro bloqueos los que sacudieron a la capital de Sinaloa.

El primer enfrentamiento, según documentó Espejo, ocurrió a las 6:00 horas en la Colonia La Campiña, al oriente de la ciudad. Dejó como saldo un militar sin vida.

Ese día la ciudadanía se paralizó por completo, con un toque de queda autoimpuesto, la ciudad se veía como un páramo desolado con escuelas y comercios cerrados, solo antes visto durante el confinamiento por la pandemia del COVID-19 que azotó a Sinaloa entre 2020 y 2022.

Esta violencia o “narcoguerra” producto del conflicto interno entre facciones del Cártel de Sinaloa, reconocida por las autoridades como consecuencia del presunto secuestro y captura de Ismael “El Mayo” Zambada, se ha prolongado hasta el día de hoy, dejando un rastro de muertes, desapariciones, desplazamientos y problemas económicos.

Desde entonces, centros urbanos y rurales se han convertido en campos de guerra. Desde junio de 2024 hasta el cierre de junio de 2025, la narcoguerra dejó detrás de sí un total de 254 enfrentamientos con armas de fuego en Sinaloa, mismos que en conjunto terminaron con un saldo de 188 personas asesinadas y 149 heridas.

El escenario de la mayoría de estos fue la ciudad de Culiacán y sus sindicaturas, con 157 enfrentamientos, seguido de Navolato, con 24 y Mazatlán con 12. El único municipio sinaloense sin registros de enfrentamientos, aunque no libre de otras manifestaciones de violencia, fue Juan José Ríos.

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En al menos nueve ocasiones, estos enfrentamientos resultaron en víctimas menores de edad, el más joven fue Obed, quien junto con su padre fue herido de bala en Culiacán el 17 de febrero del 2025 y fue dado de alta dos días después.

Sin embargo, dicha cifra no representa el saldo total de esta jornada bélica, ya que, según una investigación realizada por ESPEJO, al menos 1,719 personas han sido privadas de la vida. En poco menos de 11 meses, y de forma casi rutinaria, los cuerpos inertes de hombres, mujeres y menores han sido encontrados en carreteras, cuerpos de agua o terrenos baldíos, muchos de ellos utilizados para enviar un mensaje a un bando contrario.

Culiacán ha sido el municipio que carga con el peso de ser la tierra más sangrienta del estado; puesto que, aproximadamente, 1,084 personas han muerto entre sus calles y periferias, seguido solo por Mazatlán, con 139 muertes. Los demás municipios apenas y alcanzan los tres dígitos.

Las principales carreteras del sur de Sinaloa se han convertido en rutas letales. Del 9 de septiembre del 2024  al 30 de junio de 2025, la Fiscalía de Sinaloa ha documentado al menos 128 personas localizadas sin vida en cuatro vialidades: La carretera libre México 15, la autopista Culiacán-Mazatlán, la carretera Culiacán-Eldorado y el Libramiento Benito Juárez, conocido como La Costerita.

  • En la Carretera Libre México 15 (Culiacán – Mazatlán) se han localizado 34 personas sin vida y una osamenta, del 9 de septiembre del 2024 al 30 de junio de 2025.
  • En la carretera Culiacán- Mazatlán, conocida como Maxipista, Autopista o La Costera, la Fiscalía de Sinaloa ha informado sobre la localización de 43 personas sin vida, así como restos óseos.
  • En la carretera Culiacán – Eldorado, los informes de la Fiscalía General del Estado indican la localización de al menos 30 personas sin vida.
  • Finalmente, en el Libramiento Benito Juárez conocida coloquialmente como La Costerita, ubicada al suroeste de Culiacán, la Fiscalía de Sinaloa ha compartido la localización de alrededor de 21 personas sin vida.

Mientras las carreteras se tiñen de muerte con cuerpos abandonados a la vista de todos, el fenómeno de la desaparición de personas continúa creciendo: de septiembre de 2024 a junio de 2025, ESPEJO contabilizó un total de 1587 casos de desaparición en Sinaloa, de los cuales 1136 siguen sin ser localizadas. Es decir, el 71.5% no ha logrado regresar junto a sus seres queridos.

Esto, de acuerdo a un análisis de fichas de búsqueda compartidas por la Comisión de Búsqueda de Personas en el Estado, Alerta Amber, la Fiscalía General de Sinaloa y diversos colectivos de búsqueda como Sabuesos Guerreras y Por las Voces Sin Justicia.

En promedio, se ha registrado la desaparición de 5 personas cada día y las principales víctimas han sido hombres jóvenes de entre 21 y 30 años de edad.

La narcoguerra en cifras, según las autoridades

Para atender la crisis de inseguridad en Sinaloa, en el último año las fuerzas de seguridad federal, estatal y municipal han desplegado un gran número de operativos que han dado como resultados múltiples aseguramientos y decomisos de armas, drogas, plantíos, laboratorios, explosivos y vehículos.

De acuerdo a información compartida por la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Sinaloa, en conferencia de la vocería, de septiembre de 2024 a junio de 2025 un total de 1184 personas fueron detenidas.

Además se aseguraron:

  • 2913 armas
  • 804, 179 municiones
  • 1889 vehículos asegurados en hechos delictivos
  • 239 granadas
  • 4889 artefactos explosivos
  • 1066 toneladas de precursores químicos
  • 187 laboratorios de producción  de drogas
  • 2767 máquinas tragamonedas
  • 2401 cámaras de vigilancia irregulares
  • 97 inmuebles

Se incautaron:

  • 5437 kg. de metanfetamina
  • 2139 litros de metanfetamina
  • 2989 kgs. de Cocaína
  • 189 kg. de Fentanilo
  • 4259 kg. de Mariguana
  • 1916 plantíos de amapola
  • 4766 plantíos de mariguana

Además, de acuerdo a un rastreo en comunicados y tarjetas informativas compartidas por la SSPE, se reportó al menos 15 inspecciones en penales estatales, principalmente en Aguaruto, El Castillo y Goros 2, donde se localizaron y aseguraron armas de fuego, drogas, equipos de comunicación y objetos peligrosos.

Esta cantidad de aseguramientos no solo refleja la actuación de las fuerzas de seguridad, sino también el poder de armamento, estructura y capacidad operativa que tienen los grupos criminales.

La revisión al interior del Centro Penitenciario de Aguaruto arrojó como resultado el decomiso de diversas armas de fuego, así como aparatos de comunicación.

Aunque la fuerza de los elementos e instituciones de seguridad se han concentrado principalmente en inhibir y dar batalla al crimen organizado, con el desmantelamiento de laboratorios clandestinos, áreas de concentración de sustancias, campamentos y locales conocidos como “jugadas”, a raíz de la narcoguerra comenzaron a incrementar los índices de otros delitos que no están relacionados directamente con la violencia criminal, como es el caso de feminicidios, violación, robo a comercio y secuestro virtual.

  • En el caso de feminicidios, según datos de la Fiscalía General del Estado de enero a junio del 2025 se han registrado 20 feminicidios, una cifra que duplica los casos registrados en el mismo periodo del año anterior, cuando se documentaron 9 casos.
  • En el delito de robo a comercio, si bien la cifra de 2025 no duplica los acontecidos en 2024, sí es superior. En 2024 se presentaron 868 denuncias de enero a junio, mientras que en 2025 la cifra es de 1409.
  • El delito de secuestro virtual también ha ido en incremento. Según la Fiscalía, entre enero y febrero del 2025, 37 personas fueron obligadas mediante amenazas o intimidación a trasladarse a un lugar distinto, lo que corresponde a la modalidad de Secuestro Virtual. En marzo, la Fiscalía comunicó que tres menores fueron víctimas de este delito y en julio se sumaron otras dos víctimas menores de edad.

La narcoguerra asfixia la economía de Sinaloa

La crisis de seguridad atraviesa y diezma al panorama económico y de negocios en Sinaloa, especialmente en Culiacán, que concentra más de un tercio de todas las unidades económicas del estado.

Algunas de sus manifestaciones son una baja en el consumo, disrupciones en la operatividad de las empresas, necesidad de recortar horarios debido a la amenaza de la inseguridad, pérdida de empleos y cierre de negocios, entre otras.

Estas situaciones llegaron a ser un añadido a los problemas económicos latentes en el contexto del estado, entre los que destaca una sequía que se intensificó desde 2020 hasta un punto máximo en 2024. El fenómeno ha mermado la producción agrícola de Sinaloa, inhibiendo la superficie sembrada en hasta un 50% para algunos productores del centro del estado el ciclo pasado.

Además, desde el fin de la pandemia, Sinaloa no ha podido recuperar sus niveles de actividad económica previos al 2020.

El enfriamiento en la economía sinaloense se ha explicado por representantes de la academia como el producto de la ausencia de políticas públicas efectivas para diversificar y fortalecer sectores de mayor valor agregado.

Es sobre este marco de circunstancias que el sector privado de Sinaloa ha resentido un año de crisis de seguridad.

El cuarto trimestre de 2024, que comprende los primeros meses del recrudecimiento de la narcoguerra, coincide con el peor desempeño en el Índice de Actividad Económica Estatal de Sinaloa para un cuarto trimestre desde 2014. El promedio anual fue el peor desde el 2021.

El Producto Interno Bruto de la entidad se desplomó en 3.9% anual en diciembre de 2024 frente al mismo mes del año anterior. De acuerdo con Cristina Ibarra, presidenta de la Federación de Colegios de Economistas de la República Mexicana, la caída del PIB representa una pérdida de alrededor de 27 mil millones de pesos para la economía sinaloense.

El 2024 cerró con una contracción en el número de patrones registrados ante el IMSS de 1.8%, con 775 empleadores que desaparecieron o migraron a la informalidad. Los sectores donde más empresas formalmente registradas desaparecieron fueron el comercio, agricultura, e industria de la transformación.

Durante la crisis de violencia, el mercado laboral también se deteriora. De junio de 2024 a junio de 2025, Sinaloa perdió 15,700 empleados registrados formalmente.

En la encuesta Nacional de Ocupación y Empleo conducida por el INEGI, la capital sinaloense quedó clasificada en el mismo periodo como la cuarta ciudad del índice con la mayor tasa de subocupación, llegando hasta 20.6%; se duplicó en apenas un año.

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La respuesta estatal a los problemas económicos de Sinaloa ha sido infructífera, pues a un año del comienzo de las demostraciones violentas el sector privado no ha dejado de reportar afectaciones

¿Cuándo se acaba esto?

En lo que a la frecuencia de hechos delictivos respecta, la narcoguerra en Sinaloa sigue sin dar señales de tregua. Las autoridades estatales y federales se han abstenido por completo de emitir compromisos sobre el ansiado fin de este sangriento periodo, dejando ver lo aún muy lejano que parece un punto de inflexión.

Citando a Omar García Harfuch, secretario de seguridad pública, la violencia en Sinaloa “va a durar lo que sea necesario”. Esto, pronunciado en diciembre de 2024, hace ya más de siete meses.

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