Foto: Itzel Chan
Dzilam de Bravo, uno de los principales puertos pesqueros de la península de Yucatán es afectado por la destrucción de sus dunas costeras.
Sus habitantes notan un cambio evidente en las playas mientras que académicos reclaman por una legislación que eleve el rango de protección de estos ecosistemas clave.
El municipio enfrenta de forma periódica la tala de vegetación de sus dunas, principalmente, debido a la venta de lotes de inversión.
La investigadora Gabriela Mendoza González, del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que las dunas son cúmulos de sedimentos que funcionan como bancos de arena porque a lo largo del año, las playas se nutren de ellos. Sin embargo, la actual legislación no las protege suficientemente.
Dzilam de Bravo es uno de los puertos más importantes de Yucatán por su producción pesquera. Fuente: Itzel Chan.
Al recorrer la carretera principal de esta comunidad, se visualiza el cúmulo de letreros que prohíben el acceso al mar. Y del otro lado, desde la playa, se ha estrechado el espacio entre el mar y las casas.
“Ya ni siquiera tenemos acceso fácil a las playas. Para entrar tenemos que caminar bastante para encontrar un acceso porque lo demás es privado”, lamentó Carla Uicab, habitante del lugar.
Algunos lotes incluso sí muestran tala de vegetación. Fuente Itzel Chan.
A finales del año pasado, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) clausuró un camino principal de esta zona, con una extensión de 804 metros de largo por 13 de ancho, por carecer de permisos en materia de cambio de uso de suelo y causar daños ambientales al ecosistema costero.
“Ese fue el caso que más sonó el año pasado, pero la verdad es que con frecuencia están quitando el monte de nuestras playas y no siempre se hace caso a las denuncias”, señaló Luz de la Cruz, habitante de Dzilam.
Dzilam de Bravo no es un caso aislado
Mendoza González advirtió que el caso de Dzilam no es aislado y, desafortunadamente, todos los puertos de Yucatán tienen presión por la tala de su duna costera.
“Toda la franja costera de Yucatán actualmente tiene alta presión a causa de la devastación de sus dunas. A pesar de que la playa es altamente valorada, no hay conocimiento sobre que la duna costera es la que mantiene sanas y resilientes a las playas. El construir sobre este ecosistema, sin ningún tipo de normativa o protección, ocasiona que en el estado ya tengamos déficit de arena”, comentó Gabriela.
En zonas de duna donde la vegetación está conservada es posible ver hasta árboles de gran tamaño. Fuente: Itzel Chan.
La Zona Federal Marítimo Terrestre (Zofemat) es considerada la franja de 20 metros de ancho de tierra firme, transitable y contigua a la playa. Las constructoras deben dejar libre este tramo y construir pasando esa distancia.
En México la Zofemat está regulada por las leyes de Bienes Nacionales, de Aguas Nacionales y el Reglamento para el Uso y Aprovechamiento del Mar Territorial, pero el cumplimiento de las legislaciones que regulan la Zofemat es deficiente.
“Resulta insuficiente dejar esta área de amortiguamiento y empezar a construir después de esos 20 metros. Y es por esa razón que las dunas están en un estado de conservación muy crítico. Aquí en Yucatán ya hay ejemplos de erosión muy crónicos porque toda la costa tiene degradación de dunas”, advirtió Mendoza.
Además de su vegetación, las dunas costeras albergan una gran diversidad de vida silvestre, incluidos mamíferos, aves, reptiles, crustáceos, arácnidos, anfibios e insectos. Son también zonas de anidación para tortugas marinas y desempeñan un papel esencial en la regulación del clima, así como en la protección natural frente a huracanes y tormentas.
Una investigación internacional difundida en 2020 alertó que, para finales de este siglo, podría desaparecer hasta la mitad de las playas de arena en el planeta. En Yucatán se contabilizan 11 mil 848 hectáreas de dunas costeras. Un estudio regional sobre erosión costera estimó que, entre 1980 y 2019, la línea costera de la península retrocedió hasta 19 metros en las zonas más afectadas por este fenómeno.
En los casos más graves, las playas se notan degradadas. Fuente: Rodrigo Guzmán.
Mendoza y otros académicos plantean que se eleve el rango de protección legal de las dunas, tal como ocurre con los manglares.
“Esto permitiría que las sanciones realmente fueran efectivas y al mismo tiempo la Zona Federal Marítimo Terrestre tiene que ser una franja mayor a los 20 metros. Es urgente un cambio en la legislación para incluir a las dunas costeras en estrategias de protección y conservación porque hasta ahora son de los ecosistemas más invisibilizados a pesar de ser barreras de protección y que sirven para regulación climática”, sostuvo.
Aunque existe la norma NMX-AA-120-SCFI-2016, que establece requisitos de sustentabilidad y calidad de playas, para la investigadora no es suficiente frente a los intereses económicos del sector inmobiliario y empresarial.
Tan sólo para el año 2023, en Yucatán había 439 concesiones de playas, la mayoría con vigencia de 15 años. En su mayoría para prestación de servicios turísticos, establecimiento de clubes de playa y áreas de descanso de hoteles.
En la comunidad es posible ver este tipo de ofertas o de terrenos en venta. Fuente: Itzel Chan.
“Ya hay una unión de académicos a nivel nacional y nos estamos organizando para proponer una legislación más contundente para la protección de dunas. Y aquí en Yucatán se busca un acercamiento con los diputados”, aseveró Mendoza González.
* Este artículo fue escrito por Itzel Chan, quien cubre comunidades costeras gracias al apoyo del programa Report for the World.
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