Culiacán, Sinaloa.- En Sinaloa se han observado más de 100 plantas identificadas por su potencial para limpiar suelos contaminados por hidrocarburos o metales pesados.
En total son 107 las plantas que se han documentado en la entidad las cuales tienen un potencial de biorremediación del suelo ante sustancias como hidrocarburos, plomo, cobre, arsénico, e incluso diésel, aceite residual y queroseno. Estas representan más del 60 por ciento de las plantas con potencial de biorremediación estudiadas a nivel nacional, las cuales suman un total de 174.
Para lograr está lista, se utilizó como base un estudio del investigador en ciencias de la remediación y restauración de ambientes contaminados, Dr. José Guadalupe Chan Quijano, en el cual se hizo una revisión exhaustiva de las especies de flora que se han investigado en el país por su potencial para limpiar los suelos contaminados.
De la lista total, de 174 especies (126 nativas y 48 introducidas), 107 se encuentran documentadas en Sinaloa en la plataforma iNaturalist, con por lo menos una identificación con grado de investigación.
De este total de 107, 78 son nativas y 29 introducidas; 75 de suelo, 4 acuáticas y 28 más de ambiente mixto (suelo y agua).
Las familias taxónomicas más comunes son la Fabaceae y la Poaceae.
La Fabeceae, cuenta con 18 especies como el Huizache (Acacia farnesiana), el Cascabelito (Crotalaria incana), Tepehuaje Dormilón (Leucaena leucocephala) y Garbancillo (Lupinus montanus), entre otros. Estos últimos dos destacando por su potencial para absorber metales pesados como el Cobre, Plomo, Zinc, Cadmio y Níquel.
Por su parte, la familia Poaceae tiene presencia con 15 especies en Sinaloa, entre las que destacan pastos como la Banderilla (Bouteloua curtipendula), los Gallitos (Cynodon dactylon), el Zacate Gigante (Leptochloa dubia) o el Carrizo (Phragmites australis), todos con potencial para acumular distintos metales pesados.
Otros integrantes de está familia de plantas son la Avena (Avena Sativa), la cual puede acumular queroseno y plomo; o el Sorgo Africano (Sorghum vulgare), el cual acumula hidrocarburos y aceite residual.
Más famosas por su uso alimenticio, pero también con potencial para la biorremediación de suelos, están también el maíz (Zea mays), el trigo (Triticum aestivum), la caña de azúcar (Saccharum officinarum) o la cebada (Hordeum vulgare).
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Mangle, lirio y frutales
Otro hallazgo de está revisión es que las 4 especies de mangle encontradas en Sinaloa (Avicennia germinans, Conocarpus erectus, Laguncularia racemosa y Rhizophora mangle) han sido estudiadas por su potencial para absorber hidrocarburos en sus ecosistemas, lo que, aunado a su carácter de especie protegida por la NOM-Semarnat-059, les suma mayores atributos para ser protegidas y estudiadas
Por otro lado, el Lirio Acuático Sudamericano (Eichhornia crassipes), especie invasora introducida con presencia en muchos cuerpos de agua de la entidad, destaca en la lista por su potencial para absorber hidrocarburos, plomo, hierro, aluminio, arsénico, cadmio, cobalto, níquel, antimonio, titanio, vanadio, zinc, cobre y manganeso.
Por su parte, frutales como el mango, la guayaba y la naranja han sido identificados como potenciales eliminadores de hidrocarburos del suelo.
Gran potencial de biorremediación
A pesar de existir un gran número de especies vegetales con potencial para limpiar suelos contaminados, estas no están siendo utilizadas por las autoridades.
Esto debido a que, si bien las normas mexicanas indican límites máximos permitidos en cuanto a contaminantes del suelo, estas no establecen qué técnicas de remediación utilizar para recuperar las zonas contaminadas, indicó el Dr. Chan Quijano.
“La norma nada más te dice: ‘estos son los máximos permisibles, esto es lo que tienes que hacer en en en dado caso de colectar muestras con una cadena de custodia’. Y hasta ese nivel”, comentó. Y lo mismo sucede en el caso de la Ley de Responsabilidad Ambiental, añadió.
Sin embargo, el investigador opinó que ante está falta de determinación, son los investigadores quienes deben investigar a fondo, difundir y promover estas técnicas para ser tomadas en cuenta por las autoridades.
“Ahí es donde nosotros entramos, de que: ‘mira, nosotros conocemos estas técnicas y podemos utilizar esto’. La ventaja es que en México hay colegas que nos dedicamos a remediar ambientes contaminados especialistas en metales pesados, derrames de petróleo o plaguicidas”, comentó.
“Eso nos ayuda a ser más específicos y enriquecer más las propuestas con respecto a lo qué dice la norma”, añadió.
Entre las distintas técnicas de remediación de suelos contaminados que existen, el Doctor en Ciencias en Ecología y Desarrollo Sustentable señala a la fitorremediación como una de las más sustentables, al utilizar el potencial de las plantas terrestres y acuáticas para absorber compuestos contaminantes en sus raíces, tallos y hojas.
“En mi caso yo utilizo la fitorremediación o la biorremediación porque son amigables con el ambiente; y también tratas de de no afectar el suelo porque hay técnicas que pueden ser agresivas con el suelo, entonces sí logras remediarlo, pero la calidad del suelo pues se ve afectado”, explicó.
Una guía de suelos contaminados
Actualmente, y producto de su reciente incorporación a la Red Mexicana de Estudios de Criminología Verde, el Dr, Chan Quijano, está a punto de publicar el libro “Contaminated soils in Mexico”, junto a los doctores Jesús Ignacio Castro-Salazar y José Luis Carpio-Dominguez.
En este, los ‘criminólogos verdes’ muestran un panorama general de la situación de los suelos contaminados a nivel nacional, en un trabajo realizado a partir de la revisión de datos dispersos en artículos científicos, tesis, notas periodísticas y reportes técnicos sobre contaminación de suelos en todo el país.
“En muchos estados hay datos cuantificados y áreas contaminadas no reportadas. Incluso hay información que las propias dependencias no tienen”, señaló Chan Quijano.
El libro revela que la contaminación se distribuye de forma heterogénea según la región y el tipo de actividad predominante: Tabasco y Tamaulipas destacan por derrames petroleros; estados del norte y centro concentran afectaciones por minería; y en zonas agrícolas del centro y sur prevalece la contaminación por plaguicidas.
Como siguiente paso, el equipo trabaja en la elaboración de un manual de remediación de suelos contaminados que propondrá estrategias diferenciadas según el tipo de contaminante y las condiciones locales.
Entre las alternativas se contempla el uso de plantas nativas. Según el investigador, este tipo de soluciones pueden recuperar entre 70 y 80% de la calidad original del suelo, dependiendo de las condiciones y el tiempo de tratamiento.
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