Topolobampo, Sinaloa.- La Bahía de Ohuira, en las costas de Ahome, está amenazada por una serie de megaproyectos de gas que atentan contra el medio ambiente, la salud y los modos de vida de sus habitantes, advierte la ambientalista Claudia Campero.
Este fin de semana, la colaboradora de Conexiones Climáticas visitó a los pueblos Mayo-Yoreme que cohabitan y viven de la bahía con el fin de informar sobre los riesgos que suponen proyectos como la planta de Amoniaco de GPO, la de metanol de Mexinol y la de Gas Metano Fósil, Vista Pacífico.
Junto a Geocomunes, un colectivo de geógrafos que investiga megaproyectos y sus afectaciones a los territorios, Campero llevó a estas comunidades, y a la Universidad Autónoma Indígena de México (UAIM), una perspectiva externa en la búsqueda de abonar a la lucha en contra de estas amenazas.
En entrevista para Espejo, la también geógrafa explicó a qué se enfrenta una de las bahías más importantes para la producción pesquera sinaloense; así como la experiencia de visitar, observar y escuchar de primera mano el sentir de los habitantes de Lázaro Cárdenas, Paredones, Ohuira y Topolobampo.
“La Bahía de Ohuira tiene una serie de amenazas importantes por proyectos de gas, empezando por la planta de amoniaco de GPO, la de metanol y también una de licuefacción que se llama Vista Pacífico; además de un gasoducto que es el Corredor Norte. Y cada uno representa riesgos graves de contaminación para la bahía y para las personas que la habitan, sobre todo en sus modos de vida y en su capacidad de sustento”, explicó.
Campero durante una charla en la UAIM.
Entre estos riesgos, Campero señaló daños a la salud de las personas. Sobre todo, el nacimiento de bebés con malformaciones congénitas ante la exposición de mujeres embarazadas a contaminantes de estas industrias petroquímicas.
Pero también advirtió que, en la experiencia, la licuefacción de gas ha provocado daños a las pesquerías, mencionando el caso de Louisiana donde pescadores reportaron graves caídas en la pesca de camarón tras la instalación de una planta.
“Hay un montón de personas en esta zona que dependen directamente del mar, de la pesca. Cotidianamente las personas tienen está relación con el mar, pescan camarón, pescan jaiba y es la fuente que les da sustento a las comunidades”, relató.
Tras recorrer Ohuira, Campero calificó a la bahía como un lugar ‘muy muy hermoso’ e invitó a personas de otros lugares a poner atención sobre lo que está pasando en este ecosistema reconocido como un humedal de importancia internacional por su biodiversidad y papel esencial en los ecosistemas.
“Hay una gran variedad de pájaros, se ve como brinca el camarón del mar, pasan delfines por dentro de la bahía todo el tiempo, también hay tortugas y afuera de la bahía están las ballenas que también defendemos”, dijo.
“Todo esto es una gran riqueza y no es justo que los barcos metaneros vengan a atentar contra la vida de las ballenas, la vida de las personas y contra la riqueza y la belleza que tiene el acuario del mundo que es el Golfo de California”, puntualizó.
¿Ballenas o Gas?
La campaña “¿Ballenas o Gas?”, impulsada por la red Conexiones Climáticas, busca visibilizar los riesgos ambientales y sociales que representan los proyectos de gas natural licuado (GNL) en las costas del Pacífico mexicano. El movimiento señala que estas terminales amenazan los ecosistemas marinos, en particular las rutas migratorias de ballenas grises y jorobadas, además de impactar la pesca local y las comunidades ribereñas que dependen de ella.
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