El gobierno de Estados tendría que ser más cauteloso al cantar victoria por los golpes asestados a las organizaciones del narcotráfico, ya que éstas han previsto mutar como la Hidra de Lerna al cortarle una cabeza y brotarle mil más, fieles a lo que en su momento dijo el narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada al ser entrevistado por el periodista Julio Scherer: “me fusilan y estalla la euforia, pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió”.

La declaratoria de culpabilidad que hizo el capo sinaloense ante la Corte de Brooklyn desató reacciones triunfalistas en autoridades del país vecino, principalmente en la Fiscalía General de aquel país, el Buró Federal de Investigaciones y la Administración del Control de Drogas, que no corresponden a la alta capacidad para reestructurarse que muestra la delincuencia organizada.

El tono espectacular que el Departamento de Justicia de Estados Unidos le imprimió al momento judicial culminante, en el cual Zambada García aceptó todos los cargos criminales que le imputaron, certifica que más allá de aplicar la ley estos casos les resultan útiles a la Casa Blanca para ratificarse como el policía del mundo, y en los hechos ir por las fortunas de los cárteles del narcotráfico, acuerdos de colaboración y manejo político de la lucha antidrogas.

Sin embargo, las grandes corporaciones del trasiego de estupefacientes sobreviven y se adaptan a mandos y circunstancias nuevas, como lo ha hecho la estirpe de Joaquín Guzmán Loera que a ocho años de ser extraditado y puesto a disposición de la justicia sinaloense la empresa criminal que fundó continúa operando y hoy es parte del choque violento entre los hijos del “El Chapo” y los de “El Mayo” que deja atrocidades en Sinaloa.

El gobierno de México tiene la obligación de ser más realista en cuanto a la fuerza que adquieren las organizaciones del narcotráfico sin importar que las jefaturas de éstas sean anuladas. Viendo cómo las narcoguerras brotan en diferentes regiones del país, y que en Sinaloa los herederos de “El Chapo” y “El Mayo” detonan la mayor escalada violenta de la que se tenga memoria, aquí no vale el exceso de confianza ni la simulación al ras de la complicidad que a la postre cuesta el sacrificio de centenas de vidas inocentes.