Concordia, Sin.- Desde el inicio de la guerra entre cárteles vigente en el estado de Sinaloa, los médicos encargados de la Unidad de Salud IMSS-BIENESTAR en la comunidad de La Petaca, que también brinda atención a los pueblos de Chirimoyos y Cuatantal, dejaron de subir a la sierra por razones de seguridad. Sin embargo, tras más de once meses de su partida, no han regresado, dejando a cerca de 150 familias sin atención médica ni medicamentos.
El colectivo Periferias Subversivxs, dedicado al acompañamiento de grupos vulnerables, ha trabajado desde marzo con la comunidad de Chirimoyos a través de talleres de arte, danza y cine comunitario.
El último fin de semana de agosto, el colectivo volvió a subir a la sierra, esta vez con un equipo médico y una generosa carga de medicamentos. Durante su labor previa, escucharon, observaron y comprendieron una necesidad urgente que se repetía entre los pobladores: la atención médica.
En una zona mayormente habitada por adultos mayores y menores de edad, la única opción para recibir una consulta médica o atención de urgencia es viajar hasta Concordia, la cabecera municipal, ubicada a una hora de distancia por la autopista. Debido a razones de seguridad, nadie utiliza la carretera libre.
Además, aunque en Concordia pueden recibir atención especializada, en muchas ocasiones deben trasladarse hasta Mazatlán para acceder a ciertos servicios médicos.
Rita, madre de familia de la comunidad de La Petaca, llevó a su esposo a la brigada para recibir una valoración médica, ya que llevaba varios días vomitando sangre y no había podido atenderse. Además, uno de sus hijos padece una condición médica y requiere atención constante para llevar un monitoreo adecuado de su estado de salud.
Comenta que, tan solo en los traslados para acceder a estos servicios, ha llegado a gastar alrededor de 1,600 pesos, una cantidad considerable para muchas familias de la región.
“Es una lástima, porque tenemos niños y adultos que están enfermos, y a veces ni para bajar a Concordia hay”, comentó respecto a la falta de médico en la comunidad.
Según habitantes, la última vez que recibieron apoyo gubernamental fue en el mes de abril. En esa ocasión, personal del gobierno estatal llegó únicamente con medicamentos, pero no se contó con la presencia de médicos ni se ofrecieron consultas o diagnósticos básicos, dejando sin atención directa a las personas.
La situación ha generado molestia entre los pobladores, quienes consideran insuficiente la entrega de insumos sin acompañamiento médico profesional.
“Nos trajeron unas pastillas, pero ni siquiera nos dijeron para qué eran o cómo tomarlas bien, y no todos saben qué deben tomar. Yo, cuando puedo, bajo y me surto de medicamentos; si alguien ocupa, le doy y ya le digo para qué es”, expresó una vecina.
El intercambio informal de medicamentos entre vecinos se ha convertido en una práctica común, aunque riesgosa, sobre todo en una región donde abundan enfermedades crónicas no diagnosticadas ni tratadas con regularidad.
Esta situación, más allá de mostrar resiliencia comunitaria, evidencia la ausencia de un protocolo sanitario básico por parte de las autoridades.
Aunque el IMSS-BIENESTAR dejó de enviar médicos por motivos de seguridad, no presentó alternativas, dejando a las familias desatendidas frente a su derecho básico a la salud. Es en este contexto cuando una triste realidad se asoma entre las montañas: el abandono institucional es tanto que son civiles quienes están supliendo funciones que debería cumplir el Estado.
Comentarios
Antes de dejar un comentario pregúntate si beneficia a alguien y debes estar consciente en que al hacer uso de esta función te adíeles a nuestros términos y condiciones de uso.