La crisis hídrica, aunada a condiciones de comercialización desfavorables, han obligado pequeños y medianos productores agrícolas de Sinaloa a cambiar sus métodos e insumos hacia opciones más baratas. Esto, para intentar lograr la rentabilidad, pese a los posibles impactos en la producción.
“Sí se está dando este fenómeno de reducir la inversión en los cultivos […] Si yo no hago rentable el cultivo, ¿de qué sirve que ponga los mejores insumos si a la hora de la hora nadie me va a pagar esa calidad? Es lo mismo un maíz de una semilla genérica con productos genéricos que una que le aplicaron todos los productos de patente. Lo pagan igual“, dice Altagracia González, directora de Agrícola El Cerro, en entrevista para Revista Espejo
El pasado ciclo agrícola en Sinaloa, la crisis hídrica implicó menor disponibilidad de agua para sembrar, lo que surtió un fuerte golpe a la producción y rentabilidad de los productores. En el caso del maíz, eje de la agricultura sinaloense, la producción pasó de 6 millones de toneladas a 1.8 millones. Junto con la caída en el volumen de la cosecha, vino una caída en el precio del grano que terminó por poner en jaque al sector.
Es en este marco de circunstancias que los productores sinaloenses, especialmente pequeños y medianos sin el respaldo de consorcios agrícolas de mayor escala, han tenido que buscar formas de eficientar el uso de los recursos financieros con los que disponen. Una medida es utilizando insumos más baratos, así como cambiando las formas en que trabajan para evitar gastos que pongan en riesgo la rentabilidad de la cosecha.
“Ya no estamos haciendo labores agrícolas por el simple hecho de que aprendimos que debe hacerse. Hemos adoptado desde acciones de cero labranza, mínima labranza o labranza controlada. Esto con el tema del rastreo, los piqueos o arar la tierra. Se evalúa qué trabajo necesita la tierra y cómo eficientar la maquinaria que tenemos. Pasamos de usar aviones fumigadores a usar drones, que es más económico, o hacerlo incluso con equipos de aspersión en los tractores“, sigue Altagracia,
En fertilizantes, insecticidas y semillas, los productores buscan la marca que ofrezca mejor relación costo beneficio dependiendo de los terrenos. Se ha visto también una reducción en la cantidad de semillas colocadas por metro cuadrado, y en vez de aplicar fertilizante de amoniaco, utilizan una mezcla más económica. “Estamos viendo una reconversión productiva en muchos sentidos. En estas épocas de bajos precios no podemos seguir teniendo costos altos“, dice la agricultora.
Altagracia comenta que, en este marco de circunstancias, los fertilizantes gratuitos ofrecidos a los productores de hasta 10 hectáreas mediante el programa federal de Fertilizantes para el bienestar se han posicionado como la única opción para muchos, pese a que existe controversia sobre su efectividad.
Enrique Riveros, ex-presidente de la Asociación de Agricultores del Río Culiacán y consejero de Coparmex Sinaloa, dice lo siguiente, al plantear la posibilidad de que los productores estén migrando su consumo hacia insumos de menor calidad para salvaguardar la rentabilidad.
“De menor calidad, no creo. Más bien, de mayor eficiencia en la aplicación y el uso de los insumos. Buscar disminuir las dosis lo más posible, el producto que tenga el mejor beneficio al menor precio. Y en algunas ocasiones incluso evitar aplicaciones de prevención o hacerlas muy a tiempo. En lo que se ha avanzado es en los esquemas de producción: lo que se utiliza y cómo se utiliza, pero no necesariamente bajarle calidad, porque entonces es contraproducente“.
Sergio Álvarez, director de Fertilizantes e Insumos Agrícolas FIASA, comenta haber observado estos cambios en el consumo de los productores, y espera que la tendencia hacia productos de menor precio se mantenga en el siguiente ciclo debido a las dificultades económicas a las que se enfrenta el sector.
“En Sinaloa, todos los granos están complicados. Aunque necesitan los productos, la realidad es que para pagar pagarlos los agricultores están metidos en un brete. Ya tienen tres años consecutivos donde los precios no han sido los más óptimos, tanto del desplazamiento de la cosecha como el precio de esta están bajos […] Aquellos que tienen menos opciones están bajando a productos más económicos, tratando de sobrevivir“, explicó a Espejo.
El directivo, por su parte, considera que este fenómeno sí podría tener consecuencias negativas para la productividad y calidad de las cosechas: “Sí, sí hay un efecto negativo porque, al final, tienen productos que por años han probado su eficiencia, pero que hoy buscan ahorrarse, y ahorrarse es no hacerlo o hacerlo más económico y soportar las consecuencias“, dice.
Pone como ejemplo que productores para el mercado nacional están utilizando agroquímicos que son más baratos, pero que tienen cierto efecto residual. Asegura que esto podría tener implicaciones en la salud, calidad y cantidad del fruto.
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