Texto y fotos por Alejandra Partida Vital / @aleparvit
Todos los años, las familias que buscan a sus desaparecidos se ven obligadas a marchar debido a la creciente crisis de violencia y la falta de respuestas de las autoridades. Este 30 de agosto no fue distinto. Madres, padres, hermanos y hermanas salieron de la Glorieta de las y los Desaparecidos de Jalisco para terminar en el Palacio de Gobierno, sede del Poder Ejecutivo.
La cifra oficial de personas desaparecidas, en el país, llegó a las 100 mil en 2022, y desde entonces no ha parado de crecer, tanto así que el número de personas que han sido desaparecidas ha aumentado por casi un 30% en sólo tres años. Para hacer frente a una situación desbordada, las familias se organizan y luchan de forma colectiva.
Las familias de Jalisco salieron de nuevo buscando, buscando como siempre, buscando a sus personas y buscando justicia. Muchas marchan con la esperanza de que, mediante la unidad, se visibilice el problema. Tal es el caso de Liliana Meza, quien busca a su hijo Carlos Maximiliano Romero Meza, sustraído de su domicilio desde el 22 de octubre del 2020 en Zapopan.
Ella es cofundadora y presidenta del colectivo Luz de Esperanza. Durante un año buscó a su hijo por su propia cuenta, sin acompañamiento de otras familias. Expresa que ser parte de un colectivo le ha ayudado a sobrellevar la impotencia, ya que ella ha visto de primera mano que si no hay colectividad ni unión, no puede haber visibilidad, y sin esos elementos, no hay avances.
A través de su colectivo, han brindado ayuda legal y psicosocial a las otras familias buscadoras, además de cariño y acompañamiento. Todo para afrontar la búsqueda en el estado con mayor número de personas desaparecidas en el país: Jalisco.
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De 2018 a 2025, han sido siete años de barbarie normalizada y sistemática, en donde Red Lupa reporta que han ocurrido el 56% de los casos totales de desapariciones. En este tiempo, la violencia rampante ha impedido que se haga justicia para las 15 mil 800 familias que buscan tan sólo en Jalisco.
A Claudia, la madre de Alfonso Uriel Aguilera Ríos -quien fue desaparecido el 12 de abril de 2025 en Tonalá- le tocó vivir esta experiencia de primera mano, cuando las autoridades de la Fiscalía de Jalisco le dijeron que no podían entrar a buscar al lugar donde fue desaparecido su hijo, ya que era un “foco rojo de delincuencia”. Expresó que sintió estupor ante tal descarada admisión de incompetencia por parte de las autoridades.
La Ley de Personas Desaparecidas del Estado de Jalisco señala que todas las diligencias de búsqueda deben realizarse de forma inmediata, sin eximir a las autoridades de buscar pese al riesgo de violencia. Esta falta de acción y entorpecimientos en los procesos de localización de personas hace que las familias en México no puedan confiar en que el gobierno haga su trabajo.
Esta es otra razón por la cual Claudia sale a marchar, resaltando que: “si no nos apoyamos entre nosotros, el gobierno no hace nada”. A Alfonso Uriel se le vio por última vez en la colonia Vistas del Pedregal en Santa Martha.
Para muchas familias, es importante buscar a sus seres queridos en vida:
“Queremos que hagan su trabajo, que nos ayuden a buscar a nuestros hijos, hijas, hermanos y familiares para que los presenten con vida y que no tengamos que encontrarlos en fosas o en bolsas negras”, dice Javier, padre de Yurguen Daniel Velasco Aguilera, quien fue desaparecido junto con Omar Gabino Álvarez Vargas el 2 de septiembre de 2022 en la colonia del Fresno, cuando llegó una camioneta y dos carros a la cerrada. “Llegaron con gafete de la fiscalía, diciéndoles que querían platicar con ellos, y se lo llevaron a él y a su amigo”, relata.
Desde que Javier se unió al colectivo, ya no busca sólo a su hijo; ahora busca a todos los demás desaparecidos. La colectividad, como explicaba Liliana, le hace sentirse acompañado.
Nadie está preparado para que ocurra una situación de desaparición: “Cuando te sucede, no sabes qué hacer”, narra Mónica, la madre de Ricardo Tadeo Barrio Ortega. “El paso uno es que vayas y presentes tu denuncia y la archiven. El paso dos nos lo enseñan los colectivos”, dice.
Tras esta falta de información, el Centro Universitario por la Dignidad y la Justicia (CUDJ) del ITESO, creó un protocolo sobre los primeros pasos a seguir ante la desaparición de una persona, disponible aquí para descarga gratuita.
Mónica comparte que, además de asesoramiento, el colectivo Luz de Esperanza la ha ayudado a perder el miedo: “Empecé a tener valor, porque me di cuenta de que no estoy sola. Somos muchos buscando a nuestros seres queridos”. Su hijo Ricardo Tadeo Barrio Ortega, de 24 años, fue desaparecido el 2 de mayo del 2023 en la colonia La Loma de Guadalajara.
Unas no buscan culpables, solo los buscan a ellos, a esos jóvenes que en su mayoría se encuentran entre los 20 y 29. La hermana de David Alejandro Landeros Lara sale a marchar con esa consigna. Ella lleva un año buscándolo, desde que fue desaparecido en Lomas de la Primavera en Zapopan, el 22 de mayo del 2024.
En ese tiempo, ella se ha unido al colectivo Corazones Unidos en Busca de Nuestros Tesoros. “Buscamos que regresen a casa. Eso es lo que buscamos”, dice. Para ella, unirse a un colectivo ha significado un acompañamiento legal y ayuda en el trámite de documentos que ella desconocía.
Estar en el colectivo también le da fuerzas para salir a buscar al campo, labor que implica riesgos a la salud, a recibir amenazas y persecuciones. Pese a esos obstáculos, los integrantes de Corazones Unidos salen cada ocho días, lo que ha resultado en el descubrimiento de más de 20 bolsas con restos humanos, entre otros hallazgos.
Con toda la ayuda que ha encontrado en el colectivo, comenta que los gastos han corrido por su cuenta y la de los demás integrantes, demostrando la necesidad urgente de brindar un apoyo económico a las familias y los colectivos.
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La desaparición de personas en México es un asunto que trastoca todas las realidades de nuestro país. Ante esta, la mayor crisis a la que nos enfrentamos, la empatía y la solidaridad son puntos de partida necesarios para llegar a encontrar a las personas que hacen falta.
Liliana Meza dice apreciar el viraje del nuevo gobierno, encabezado por Pablo Lemus, al reconocer el problema; sin embargo, admite que hace falta mucho. Un acercamiento, además de tener un carácter simbólico, debería ser material. “Hace falta voluntad política y hace falta presupuesto para todas las dependencias que tienen que ver con los desaparecidos”, dice.
Para las familias buscadoras, hacen falta asesores jurídicos que puedan dar acompañamiento, pero también hace falta depurar al personal que no cumple con sus obligaciones en la Vicefiscalía de Personas Desaparecidas de la Fiscalía de Jalisco, instancia obligada tanto de la búsqueda de las personas desaparecidas como de la investigación para dar con quienes comenten este delito de lesa humanidad. La otra instancia obligada es la Comisión de Búsqueda de Personas de Jalisco, aunque ésta no tiene atribuciones de investigación, sólo de localización.
En ambas instituciones denuncian hacen falta funcionarios que salgan a buscar para que los colectivos no tengan que hacerlo. También hace falta personal en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses y en sus Servicios Médicos Forenses (SEMEFO), dependencias obligadas de la búsqueda en muerte, pues actualmente existe una crisis de cuerpos de personas fallecidas sin identificar.
Por último, dice Liliana Meza, hace falta la unión. Unión entre las familias, entre las autoridades, los colectivos, la sociedad civil y las víctimas, pues las personas que han sido desaparecidas no sólo hacen falta a las familias: le hacen falta a toda la sociedad.
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