Chirimoyos, Concordia.– Chirimoyos es un pequeño pueblo escondido entre las montañas del sur de Sinaloa que, a veces, logra convivir con las nubes. A pesar de su belleza, sufre de diversas carencias. Por primera vez, fue receptor de una brigada médica organizada por el colectivo Periferias Subversivxs, así como por otros activistas que, unidos, llevaron hasta la cima del cerro un derecho del cual habían sido privados: una atención médica digna.
La región serrana de Concordia ha sido uno de los sectores donde la vigente narco-guerra se ha mantenido activa desde sus inicios, lo que ha provocado que sus habitantes vivan con estrés-postraumático y con el miedo constante de que, algún día, esta violencia pueda alcanzarlos.
Y este sentimiento no es infundado: tan solo en los primeros días de agosto fueron encontrados ocho cuerpos en la zona montañosa del municipio. Además, en mayo, mientras realizaba labores de combate a los incendios en las alturas de Palmito, un brigadista de 55 años pisó una mina activa, lo que le ocasionó lesiones en ambos pies y en un brazo, provocando la suspensión temporal de las actividades contra el fuego.
Esto, junto con más hechos registrados en la región, han ocasionado que se mire con estigma, miedo y desconfianza hacia el sur elevado de Sinaloa, ahuyentando a todo, incluso a los servicios de salud y seguridad.
Prueba de ello es la situación en comunidades como La Petaca, Chirimoyos y Cuatantal, donde el personal médico del IMSS-BIENESTAR dejó de acudir desde hace más de once meses por razones de seguridad, dejando a cerca de 150 familias sin atención médica ni medicamentos.
Ante la ausencia institucional, Rita Tirado y la doctora Mariela Reyes, integrantes del colectivo Periferias Subversivxs, han asumido labores de salud comunitaria, llevando brigadas médicas, medicamentos y talleres.
Gracias al trabajo previo de Roque Vargas, representante de las familias desplazadas, lograron un acercamiento con las personas de la zona y entendieron que esta misión no es sencilla: implica garantizar un derecho que, por descuido del Estado, no se les había hecho accesible durante mucho tiempo.
“Yo, como médica rural y como ser humano, te puedo decir que llevar atención a las comunidades de la sierra que viven en abandono institucional, representa recuperar su dignidad y hacerles saber que no estan soles. La salud es un derecho humano básico, que se debe garantizar a todes sin importar su situación geográfica. A través de esta BSC intentamos brindar este derecho de forma integral, atendiendo la salud física y mental, mediante un trato digno, ético y humano. Esto no se trata de nosotres, no se trata de obtener una satisfacción personal o si nos sentimos mejor sirviendo a les demás. Se trata de humanidad y empatía” Comentó la Reyes.
Junto a Tirado y Reyes, subieron seis médicos, dos enfermeros y una psicóloga, un representante de la Comisión de los Derechos Humanos, así como tres talleristas y el colectivo de cine Lxs Abandonadxs, quienes impartieron un taller de cine comunitario a las infancias locales.
Esto, también es un acto de denuncia y reliencia en contra de la falta de acción de parte de las instituciones gubernamentales.
“En informes recientes, el gobierno asegura estar apoyando a familias desplazadas en Sinaloa. Sin embargo, en Chirimoyos, La Petaca y El Cuatantal no han recibido visitas de autoridades de salud. Ninguna despensa. Ninguna brigada oficial, ¿dónde están las estrategias para atender a las familias que están en el abandono total?” Se puede leer desde las redes sociales de Periferias.
Durante esta jornada se atendieron 60 pacientes, ofreciendo consultas médicas y atención psicológica, además de entregar medicamentos a pacientes crónicos que los solicitaron a través de Don Roque, quien considera que es un buen número para comenzar y asegura que en la próxima brigada esa cifra se multiplicará.
Un hasta pronto
A pesar de que la primera brigada llegó a su fin, Rita tiene la convicción de que no será la única, sino que fue una prueba piloto para mejorar. Estas brigadas se realizarán el último fin de semana de cada mes, durante cuatro meses, con el objetivo de asegurar que los pobladores puedan mantenerse sanos, tranquilos y atendidos.
“Percibimos mucho agradecimiento de su parte; nos invitaron a seguir yendo. A pesar de que no salió completamente como lo planeamos, nos fue muy bien: atendimos a una buena cantidad de personas y, sobre todo, se les pudo brindar atención con calidad y calidez. Identificamos algunas necesidades específicas que nos servirán para las próximas brigadas.” Concluyó.
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