Por Patricia Mayorga / Raíchali
Fotografías de Alejandra Sánchez

Patricia Cervantes se refugió en la poesía para denunciar la injusticia por el asesinato de su hija Neyra Azucena Cervantes hace 22 años y la violencia contra otras mujeres. El dolor de la ausencia inspiró los versos que escribió la mujer que falleció este fin de semana y quien fue sepultada en Coyame, sin encontrar o ver la justicia para su hija.

En 2014, Patricia presentó su libro de poemas llamado Neyra, con el apoyo del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (Cedehm). Fue cofundadora de la organización Justicia para Nuestras Hijas.

El 13 de mayo de 2003, su hija Neyra Azucena tenía 19 años, estudiante de la facultad de Ciencias Agropecuarias de la UACH, salió a trabajar a una escuela de computación en el centro de la ciudad de Chihuahua, como lo hacía cada día, pero nunca regresó.

Su familia comenzó a buscarla esa misma noche. Al día siguiente denunciaron la desaparición ante la que era Procuraduría de Justicia del Estado de Chihuahua (hoy Fiscalía General del Estado), pero les dijeron que tenían que pasar 48 horas para comenzar a buscarla.

Por la presión social, comenzó la búsqueda de Neyra hasta encontrarla sin vida dos meses más tarde, el 14 de julio. Su cuerpo lo localizaron entre una serie de anomalías del proceso de búsqueda, en un cerro llamado Los Cuernos de la Luna, donde en aquella época encontraron también a otras jóvenes.

Patricia Cervantes denunció aquel año, que le entregaron los restos limpios y posteriormente se percataron que el cráneo correspondía al de un hombre. La escena del crimen parecía montada. Era el modus operandi en el tratamiento de los homicidios y desapariciones de mujeres desde 1993, cuando se registraron los primeros feminicidios sistemáticos en Ciudad Juárez y posteriormente en Chihuahua.

La documentación de las irregularidades el delitos de género, lo impulsaron mujeres activistas como Esther Chávez Cano, Luz Estela Castro Rodríguez, Alma Gómez Caballero, entre otras más. A través de su trabajo, lograron que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) comenzara un camino con ellas y con decenas y cientos de madres, que han buscado a sus seres queridos en las tierras chihuahuenses.

¡Una esperanza!
Señor, sólo una esperanza te pedía,
entre un montón sólo una para seguir viviendo,
a veces siento que mi poca fe se acaba
pero al mirar el amanecer de cada día
vuelvo a confiar en ti,
yo sé que no me juzgas porque eres un Dios perfecto
y sabes los altos y bajos de mi corazón,
siempre tuve la esperanza de volver a abrazar a mi hija
pero el 14 de julio todo terminó para mi.

*Patricia Cervantes, poemario Neyra

La Procuraduría culpó del crimen a David Meza Argueta, originario de Chiapas, también por presión social. Sin embargo, las familias de Neyra y de Meza Arguete sabían que era inocente por una serie de irregularidades en el proceso. Al joven lo llevaron a la zona donde encontraron el cuerpo para buscar la pistola con la que presuntamente la mató. El hombre fue llevado a prisión, pero dos años después fue absuelto, en 2006, pues no se demostró su culpabilidad.

Con el apoyo de las activistas que se especializaron en Chihuahua en delitos de género, las madres de las jóvenes desaparecidas los primeros años de este milenio, se entrenaron en exigir justicia, la apertura y revisión de los expedientes de sus hijas.

Posteriormente, las mamás cofundaron la organización Justicia para Nuestras Hijas, que presidió hasta hace dos años, Norma Ledezma Ortega, madre de Paloma Angélica Escobar Ledezma, desaparecida el 2 de marzo de de 2022 y localizada sin vida 27 días después por la carretera que va de Chihuahua a Aldama.

A ellas les tocó aprender de derecho, principalmente en la transición del sistema penal inquisitivo al sistema acusatorio o garantista, implementado entre 2007 y 2008. Ahí estuvo Patricia Cervantes, firme y de bajo perfil, mano a mano de sus compañeras de dolor y de vida.

“Mujer”
Vivencias y sueños destruídos mujer.
Las mujeres de Chihuahua son papel,
porque no tienen sueños ni futuro,
porque en día fueron y ahora ya no están.
Por eso mi Neyra,
tú nunca serás una mujer de papel
porque la muer es una semilla,
porque germina,
porque da una flor,
porque da vida,
aunque a ti cortaron de un sólo tajo,
pero si te digo que mientras haya corazón que lata,
mientras haya unos ojos que lloren
y sentimientos a flor de piel
vivirás en mi corazón.

*Patricia Cervantes, poemario Neyra

“Me llené de ti,
cómo evitar la nostalgia, si mi corazón está muriendo,
cómo contar los días, si para mí son como siglos,
cómo olvidarme que estoy aquí
si al despertar me doy cuenta
que mi corazón sigue latiendo todavía
y sólo vivo esperando el mañana

*Patricia Cervantes, poemario Neyra

Este domingo, sus compañeras de lucha y amigas de Paty Cervantes, se reunieron después de un tiempo para acompañarla en su última morada, en la funeraria Latinoamericana de la avenida Universidad.

Norma Ledezma, quien ahora es la titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas del Estado de Chihuahua, se abrazó con sus compañeras y habló para despedirla, en la funeraria:

“Hoy Paty se adelantó en este camino que todos algún día vamos a caminar (…)

“En honor, en memoria de Paty y de todas las familias que aquí estamos, que volvimos a juntarnos, volvimos a reunirnos. Siendo Paty quien era, nos volvió a juntar (…) Ella lloró la ausencia de su Neyra, como ustedes lloraron la ausencia de Minerva, como Vicky a Claudia, como Hilda, Lupita, doña Hortensia. Que todas hemos pasado por alguna situación, nos ha tocado despedir a una hija (…)”, dijo con voz entrecortada.

Norma se refirió a las mamás que estuvieron presentes para despedir a su amiga: Virginia Berthaud, madre de Claudia Judit Gonzlález Berthaud, que desapareció a los 14 años el 9 de marzo de 2003, en la colonia 20 aniversario; Hilda Medrano, madre de Diana Yazmín Medrano, desaparecida el 27 de mayo de 2003 a los 18 años, cuando iba a su escuela de computación en el centro de la ciudad.

También estuvo con ellas, Hortensia Enríquez, quien tiene 25 años en busca de su hija Erika Nohemí Carrillo Enríquez, quien a sus 20 años también estudiaba en una escuela de computación en el centro de Chihuahua y desapareció cuando iba a cortarse el cabello en el mercado Zarco.

Entre 1999 y 2003, por lo menos 12 jóvenes mujeres más desaparecieron en situaciones parecidas en la ciudad de Chihuahua y alrededor de 7 más fueron localizadas sin vida.

Norma remató:

“Paty la guerrera, la que luchó siempre, la que anduvimos literalmente entre cardos, entre espinas, entre arroyos, como ustedes recordarán, hace más de 20 años, buscando los cuerpos de nuestras hijas. Hoy Paty nada más se nos adelantó a la casa del Padre, como ella decía, como ella anhelaba, como ella lo escribió en sus poemas: ‘Yo sé que algún día la volveré a ver, a Neyra’.  Con su permiso y con el permiso de Alejandra (la otra hija de Paty Cervantes), vamos a cantar unas alabanzas”.

Su hija Alejandra, hermanos y todos sus familiares estuvieron con ella todo el tiempo y la despidieron ayer en Coyame, a donde fue trasladada para ser sepultada y reencontrarse con su hija Neyra Azucena.

“Neyra”
Mi niña, eres una flor en botón,
el 13 de mayo cambió tu vida y la nuestra,
desde entonces hay tanta tristeza y dolor en mi corazón,
que ya no sé cómo vivo,
mi corazón de madre me dice que en alguna parte
estás viviendo.
Tengo hambre de volver a verte, abrazarte contra mi pecho
y volver a ver tus ojos claros lleno de luz.
Mi niña, tu madre ya no es como ayer,
Sabes por qué?
Le faltas Tú.

*Patricia Cervantes, poemario Neyra